Es la que realiza un gobierno para sostener la popularidad de un funcionario electo por votación popular. Su propósito es asegurar la legitimidad mediante estratagemas que tratan de fortalecer la credibilidad en el gobierno. Se confunde así, la legitimidad con la popularidad.
Los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan borraron la frontera entre las campañas y los gobiernos. Sus gobiernos se convirtieron en una campaña perpetua, especializada, refinada y omnipresente en todos los medios. Se trataba de alcanzar y rodear a todo ciudadano por todas las rutas posibles y en todos los campos para proporcionarle una explicación del mundo e incentivos inmediatos para la acción. A partir de entonces, la mercadotecnia política se ha convertido en una herramienta de gobierno, y para algunos pensadores, se inició la "era de la campaña total".
En el pasado, las campañas terminaban con las elecciones, hoy principian mucho tiempo antes de la jornada electoral y si se obtiene el triunfo, duran todo el periodo de gobierno. El puesto se convierte así, en una plataforma de campaña de tiempo completo.
Los gobiernos de Bill Clinton y de Tony Blair hicieron esfuerzos sistemáticos para mantener su popularidad mediante campañas permanentes. En México, en el año 2001, se creó una Coordinación General de Opinión Pública e Imagen, dependiente de la Presidencia de la República, encargada de diseñar y desarrollar estrategias de comunicación no noticiosa, hacer estudios de opinión pública, establecer lineamientos e imagen de la Presidencia, producir materiales de información no noticiosa relevante de interés pùblico, etc.
El término fue acuñado por Blumentahl (The Permanent Campaign: Inside the world of elite political operatives), quien señala que gobernar se ha convertido en una campaña permanente, en un "marketing" constante en la sociedad de consumidores. A semejanza de la revolución permanente de Trotsky, la campaña permanente es una campaña en continua transformación.
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