Privacidad proviene del latín privatus que significa lo que es particular de cada individuo. No se le encuentra en el diccionario de la lengua española, pero se usa para referirse a la intimidad personal o familiar y a la actitud de reserva que debe acompañarla.
En una sociedad libre, los individuos esperan contar con un amplio margen de privacidad y ser dueños de una esfera de actividad que tienen derecho a mantener bajo el resguardo de la mirada indiscreta de otras personas, quienes no tienen por qué conocerla sin su voluntad.
Los políticos, al ser figuras públicas, con frecuencia son sujetos de la intromisión en su vida privada por parte de los medios masivos de comunicación. Es muy común que la prensa indague acerca de sus relaciones familiares y sentimentales, su ejercicio profesional, sus bienes patrimoniales, tipo de negocios, etc. y que al efecto, utilice toda clase de acciones, como consultar su historia clínica o bien sus declaraciones de impuestos, los archivos escolares o laborales, etc. Asimismo, hace uso de los avances tecnológicos para consultar información registrada en redes de información, obtener fotografías con telefotos, grabar subrepticiamente, etc. y después hacer del dominio público los resultados de sus indagaciones..
La actual sociedad de la comunicación ha provocado que algunos asuntos que pertenecían al campo privado se hagan públicos. Por su parte, los políticos tienen que asumir la vida pública y aceptar que todo lo que hagan puede ser materia periodística y que la política es una permanente competencia en la cual todo error o defecto se magnifica, se aprovecha, se difunde y no deja espacios para la privacidad.
Durante las elecciones, los candidatos son objeto de la investigación negativa (que busca descubrir mentiras, errores, pasajes oscuros, "cadáveres en el closet", como negocios turbios o relaciones peligrosas) tanto por sus oponentes como por los medios masivos.
Esta intromisión plantea el debate de si los políticos tienen derecho a la vida privada. La posición tradicional es que toda persona tiene derecho a mantener cierta privacidad en su vida personal, por lo que resulta faltar a la ética meterse a investigar asuntos que sólo competen a un individuo, independientemente de que su ocupación sea o nó la política .
Para otros, los políticos y, en especial, los candidatos, carecen de vida privada, están y deben estar sujetos al escrutinio público constante como única manera de evitar el ascenso y permanencia en los puestos políticos de personas cuyos antecedentes o comportamiento actual sólo pueden garantizar corrupción y abuso. En épocas electorales, este escrutinio es una responsabilidad que comparten los candidatos y los periodistas. Por su parte, los electores infieren del comportamiento privado de un candidato la laxitud moral que mostrará como gobernante.
Acerca de la intromisión de los medios en la vida privada de los políticos y si ésta puede dar origen a demandas penales contra la prensa, señala Marc Carrillo, catedrático español de derecho a la información: "Bajo las coordenadas democráticas y en el marco de una sociedad abierta, la actividad de sus representantes públicos no puede quedar opaca al debate público. El derecho a la información y la libertad de expresión sobre la gestión de interés público son un presupuesto básico de la opinión pública libre. Ello hace que el escrutinio social sobre la labor de los políticos sea más intenso que aquel que se aplica a otras personas de relevancia pública...su vida y conducta moral participan del interés general con una mayor intensidad que las de aquellas de las personas privadas... la libertad de información...no sólo ampara críticas más o menos inofensivas o indiferentes, sino aquellas otras que puedan molestar, inquietar, disgustar o desabrir el ánimo de la persona a la que se dirigen."
Los candidatos que utilizan a sus cónyuges para hacer campaña en su nombre, abren voluntariamente las puertas de su intimidad familiar a la curiosidad de la opinión pública y sujetan a los mismos al escrutinio de la prensa y de la ciudadanía, y eventualmente, a los ataques de sus competidores.
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