En México, se denomina así a la avalancha de apoyos que sigue a un "destape". Hasta recientemente, la llamada "cultura de la línea" o de "súbdito", es decir, la obediencia automática a los mandatos de la cúpula, hacía que personas, grupos y organizaciones, aun aquellos no militantes del Partido Revolucionario Institucional, se apresuraran a expresar su apoyo "incondicional" al candidato destapado, ya sea personalmente o mediante declaraciones y desplegados de prensa para buscar su favor o evitar represalias si se habían equivocado en identificar y apoyar al "tapado".
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