Son las personas que trabajan para la campaña gratuitamente. Representan el ideal democrático de la acción ciudadana. Aportan a la campaña el entusiasmo y el celo que no puede ser comprado. Son atraídos por el carisma del candidato y el deseo de participar en una campaña que parece ofrecerles diversión, no necesariamente por la expectativa de obtener algún empleo público. Desempeñan diversas tareas: colectan dinero, solicitan y promueven el voto puerta por puerta, elaboran cartas, hacen llamadas telefónicas, distribuyen propaganda, manejan vehículos, acompañan al candidato, asisten a los actos, etc.
El término es de origen militar y designa a quienes sin tener obligación de prestar servicio militar se incorporan a la lucha convencidos de que la causa que se persigue es noble, justa y vale la pena arriesgar la vida por ella.
En las campañas pequeñas es frecuente que los voluntarios realicen el grueso del trabajo; en las más grandes, existe algún personal pagado que recluta y dirige la labor de los voluntarios.
Los voluntarios reducen el costo de las campañas y producen un efecto multiplicador de apoyo hacia el candidato de las personas que constituyen su entorno social. Si bien los voluntarios aportan el fervor a la campaña, requieren ser entrenados y dirigidos en las tareas que se les encomienden para obtener los mejores resultados.
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