Es un aspirante a un cargo de elección popular que no está afiliado a un partido político. Para que un candidato independiente pueda participar en una elección, es común que se le exija el apoyo por escrito de cierto número de electores, desde unas cuantas decenas hasta un determinado porcentaje del padrón electoral correspondiente. Se trata de impedir candidaturas frívolas y de no desperdiciar recursos y tiempo en quienes carezcan de alguna posibilidad de triunfo. Sin embargo, la tecnología de la información ha superado las dificultades anteriores respecto a incluir un gran número de candidatos. Hoy es técnicamente factible el propósito de los demócratas del siglo xix de incluir muchos candidatos como una manera de involucrar a más gente en los asuntos públicos. Además, ahora los medios de comunicación permiten una relación directa entre candidatos y electores, lo que hace viables las candidaturas independientes, por lo menos para los puestos que eligen electorados pequeños; aunque a un mayor nivel sólo ciudadanos muy adinerados podrían contender con eficacia en las luchas electorales.
Las candidaturas independientes pueden constituir un límite a la partidocracia, al monopolio de los partidos sobre las candidaturas, así como moderar las tendencias oligárquicas de la sociedad. Sin embargo, a nivel de los ejecutivos federales y estatales difícilmente podrían gobernar sin el apoyo de un partido; en los cargos legislativos y presidencias municipales podrían representar una valiosa renovación de las clases políticas desgastadas. En algunos países, a nivel local, las candidaturas independientes permiten que los ciudadanos decidan libremente sin la intermediación de los partidos. En Estados Unidos buena parte de los cargos locales se deciden en elecciones no partidistas; allí, en 1974, la Suprema Corte de Justicia sostuvo que el Estado puede rechazar incluir en la boleta electoral a un candidato independiente si éste ha estado afiliado a un partido durante el año pasado anterior. De este modo, se evita que los perdedores en las elecciones primarias de un partido, se lancen como candidatos independientes en la elección general.
En México, ante la imposibilidad legal de candidaturas independientes, se ha intensificado la presencia de candidatos "ciudadanos" sin filiación partidista, pero apoyados por algún partido, generalmente de oposición. Se trata de líderes sociales, dirigentes de organismos no gubernamentales, artistas, deportistas, desertores de otras organizaciones políticas, empresarios e intelectuales, cuya fama pública o popularidad consideran los partidos que puede contribuir a ganar la elección. El riesgo de este tipo de candidatos es que, como ya ha sucedido, una vez alcanzado el triunfo, pueden romper con el partido que los nominó, hacerse "independientes" y aun pasarse a un partido contrario; además de que desalientan la militancia partidista. Son, en el fondo, una muestra de la debilidad de esos partidos. Pero el debate continúa.
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