Es la acción de identificar a los electores que están a favor del candidato y en su caso, de pedir al elector indeciso su apoyo a favor del mismo, mediante la visita personal de voluntarios hasta el propio hogar del elector, o con llamadas telefónicas y cartas "personalizadas" dirigidas a electores indecisos identificados por su nombre, dirección y teléfono. Se trata definir blancos, para los cuales se "individualiza" el mensaje del candidato hasta donde es posible con base en archivos de electores, en información estadística, en los resultados de las encuestas y en el uso de grupos de opinión, es la mejor manera de atraer a quienes están indecisos y de reforzar a los que apoyan la candidatura.
El efecto que se provoca con esta individualización no puede compararse con el que se produce en el elector por la simple exposición a los mensajes de los medios masivos. La eficacia persuasiva potencial de la solicitud del voto sólo es superada por el contacto directo del candidato con los electores.
En general, suele realizarse de dos maneras: personalmente o por teléfono.
a. Solicitud personal.
Se realiza puerta por puerta mediante voluntarios que actúan en representación del candidato. Puede hacerse de diversas maneras, la más completa y efectiva consiste en una breve conversación del voluntario con el elector, mediante la cual solicita el voto y en su caso, obtiene información acerca de si apoya al candidato, está indeciso o en contra. En los dos primeros casos, el voluntario trata de recoger los datos suficientes para hacer un nuevo contacto y de registrar los problemas que más preocupan al elector. Adicionalmente, el voluntario le entrega literatura y si el elector muestra interés en la campaña, le invita a integrarse como voluntario o le pide permiso para colocar propaganda en su casa o automóvil.
La información recogida se incorpora a un archivo de electores y constituye el primer contacto de otros más que se harán en el curso de la campaña, pues se tratará de convencer a los persuadibles mediante nuevas visitas, envíos de correspondencia o llamadas telefónicas.
La solicitud del voto puerta por puerta puede realizarse con base en un archivo de electores considerados como blanco por la estrategia de la campaña o conforme a un plano de la zona de interés prioritario para obtener la victoria, en la cual habita una gran cantidad de electores indecisos e independientes.
b. Solicitud por teléfono.
Equivale a la solicitud personal del voto, sólo que tiene rasgos distintos derivados del empleo que se hace del teléfono. La ventaja del uso del teléfono es que el solicitante puede comunicarse con más electores que si lo hace puerta por puerta. La desventaja es que no puede emplearse en las zonas que carecen del servicio telefónico domiciliario generalizado. Obviamente, requiere de un directorio de electores.
Existen distintas maneras de realizar la solicitud telefónica del voto, desde grandes empresas especializadas, hasta por medio de voluntarios que desde sus hogares se dedican a llamar a los electores que se les asigna. Una medida intermedia consiste en establecer uno o varios equipos de solicitantes en los cuarteles de la campaña, con la asesoría de alguien experimentado en este tipo de tareas.
En suma, la solicitud del voto es un medio de identificar a los grupos de electores indecisos o que ya simpatizan con el candidato. Esta identificación es útil si ubicará los blancos de acciones persuasivas o reforzantes posteriores. Sirve como instrumento eficaz para aumentar el reconocimiento del nombre entre los electores contactados y, al final de la campaña, para promover el voto. También es un medio para obtener información de cómo están funcionando la campaña, la propaganda y las propuestas del candidato.
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