La campaña negativa es uno de los temas más controvertidos por sus aplicaciones éticas y morales, ya que en sus excesos se ha recurrido incluso a la calumnia, desgraciadamente con éxito, algunas veces. Por eso, se atribuye a Voltaire la frase "¡calumnia que algo queda!", y al pueblo la reflexión de que "la calumnia es como el carbón, si no quema, tizna". |
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CAMPAÑA NEGATIVA
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Es la que se enfoca en las características negativas de los oponentes, más que en los rasgos positivos del candidato propio. Su objetivo más frecuente es "estereotipar" a los adversarios, es decir, crear una forma estática, permanente e invariable para describirlos, con base en la exageración de su carácter, cualidades mentales o características físicas.
En la guerra, la mente está en todas partes, pero sobre todo en la "moral" de las tropas, la cual determina su voluntad de combatir y de resistir. A través de la historia, la confusión de los sentimientos, los conflictos morales, el miedo, la indecisión, han sido utilizados para confundir, desacreditar, paralizar y fragmentar al enemigo mediante una ofensiva psicológica por medio de proclamas, panfletos, transmisiones radiofónicas, altavoces colocados en aviones, etc.
En igual sentido, en las campañas se trata de crear una imagen negativa del oponente. Es eficaz cuando concuerda con la percepción que el electorado tiene del candidato contra el cual se dirige y con los valores que aprecia el mismo electorado. Por lo que no todos los candidatos son vulnerables al ataque, ni todos los temas, las acciones y los vicios interesan al elector. Se justifica porque descubre las mentiras u ocultamientos de los candidatos y proporciona a los electores información adicional, con frecuencia más real, que la que se ofrece en la campaña positiva. Ya en el siglo XVI, señalaba Maquiavelo: "...cuando se vea al pueblo inclinado a hacer una mala elección...(es)...lícito y hasta honroso a cualquier ciudadano dar a conocer en públicos discursos, los defectos del candidato, para que sabiéndolos el pueblo, pueda elegir mejor" (Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio).
Su efectividad se debe a que los electores son más influidos por los ataques que se hacen entre sí los candidatos, e identifican la capacidad de hacer ataques con la capacidad de liderazgo; a que la prensa suele ponerles mayor atención y a que algunos candidatos se desconciertan cuando son atacados. Sin embargo, aleja a algunos electores de las urnas y puede provocar los efectos de bumerán y del desvalido. A pesar de esto, existe acuerdo en que las ventajas de la campaña negativa sobrepasan a las desventajas.
Los candidatos utilizan los ataques directa o indirectamente, abierta o de manera encubierta, para restarle partidarios débiles a sus opositores, contrastar sus "virtudes" con los "vicios" de sus competidores y distraerlos para contestar estos ataques, de su mensaje y estrategia. En especial, para los candidatos de la oposición es un medio necesario y muy importante para persuadir al electorado de que no siga votando por el partido gobernante. Asimismo, es obligada cuando el oponente principal tiene una historia desconocida de corrupción e ineficacia comprobables.
La campaña negativa se basa en la investigación de la oposición, en el seguimiento de las otras campañas, o en el resultado de las encuestas. Cualquier información que resulte de estas fuentes debe ser respaldada con pruebas y hechos comprobables.
No toda campaña negativa es exitosa. Su mayor impacto depende esencialmente de que sea recogida por la prensa y convertida en parte de la agenda de la elección. Si la prensa la ignora, su eficacia disminuirá de manera notable. Si la condena, puede tener efectos graves en la manera en que la gente percibe al candidato y la campaña que hacen campaña negativa. |
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