Es un acto que se realiza con frecuencia en momentos electorales y consiste en una discusión pública entre candidatos de partidos políticos para que la sociedad conozca las opiniones de los contendientes en relación a los asuntos primordiales de una nación. Los debates se desarrollan a través de preguntas, respuestas, ataques y defensas entre los participantes. La principal estrategia de los candidatos es hacer caer en errores a los contrarios.
Los debates consisten en la confrontación de principios, propuestas, personalidades y antecedentes de candidatos y partidos, para lo cual se reúnen en un lugar determinado quienes vayan a debatir, hoy generalmente frente a las cámaras de televisión.
Los debates no influyen en la mayoría de los electores, pero si la elección es muy competida pueden tener suficiente impacto como para decidir el triunfo o la derrota. Su relativa influencia se deriva del hecho de que los electores ya decididos a favor de un candidato tienden a bloquear la información incompatible con sus preferencias mediante el proceso de percepción selectiva. Sin embargo, los indecisos, poco interesados e informados en cuestiones políticas, pueden decidir con base en el desarrollo del debate.
Dado que la mayoría de la gente no sigue las campañas con gran interés, ni tiene mucha confianza en su propia evaluación, los comentarios de los periodistas pueden tener un impacto considerable sobre su opinión. La prensa influye en la percepción de los electores antes y después del debate. Antes, los medios noticiosos tienden a conformar las expectativas de los electores respecto al resultado probable del debate; después, influencian las evaluaciones que hacen los electores, de ahí que las campañas mayores disponen de voceros importantes inmediatamente después de terminado el debate para tratar de cambiar o reforzar lo que la gente pensó de sus candidatos.
Los principales efectos de los debates son: aumentan el número de electores que pone atención a la campaña; proporcionan mayor información a los electores; refuerzan las predisposiciones de los electores; modifican las imágenes que tienen los electores de los candidatos; contribuyen a definir la agenda de la elección.
En Estados Unidos, en donde surgieron los debates entre los candidatos, se cuestiona si realmente existen como tales debates o sólo son conferencias de prensa que se hacen en forma colectiva, ya que la mayoría de los debates no involucran la confrontación directa, sino se da por intermediación de los medios masivos, no de uno a otro; tampoco disponen de tiempo adecuado para tratar los asuntos públicos más importantes; asimismo, la mayoría de los debates no implican una proposición única, sino dependiendo del formato, usualmente diez o más tópicos son discutidos en un sólo debate; además, no facilitan que el auditorio tome una decisión acerca de las cuestiones públicas, si más bien se convierten en una pasarela de imágenes y personalidades. Por eso, para muchos la mayoría de los debates políticos contemporáneos pueden ser caracterizados como "debates de simulación" y no tienen nada que ver con los primeros debates políticos significativos en la historia de los Estados Unidos. En los debates predomina el estilo sobre la sustancia.
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