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CONFLICTO
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Es el choque de intereses y valores entre dos o más instituciones, grupos o personas, que se presenta cuando la obtención de los fines de unos es amenazada, de manera real o imaginaria, por los otros. Esto puede originar importantes contiendas por la adquisición o reparto de recursos, poder, prestigio y riquezas, especialmente cuando éstos son escasos o limitados. El conflicto se refiere a un tipo de pugna en la que los participantes consideran que poseer determinados bienes o recurrir a diversos medios para alcanzarlos, únicamente es posible si se evita que el adversario los obtenga primero, aun cuando esto signifique tener que enfrentarlo y pagar el costo o las consecuencias políticas que ello implica.
Como fenómeno, el conflicto es tan antiguo como el desarrollo del ser humano; del mismo modo, la reflexión acerca del mismo data de milenios: desde Tucídides o los escritos de Maquiavelo que aconsejaba a los príncipes cómo enfrentarlo, las teorías de Hobbes, o la obra de Marx, que considera el conflicto, la lucha de clases, como el principal motor del desarrollo histórico de la humanidad y el darwinismo social que vio al más apto triunfar en el conflicto, hasta autores como Max Weber, Nivicow o Simmel que investigan diferentes tipos y efectos de dicho fenómeno. Los estudios contemporáneos han encontrado una compleja combinación de elementos para explicar el conflicto.
Todas las relaciones humanas pueden considerarse entrecruzadas por dos procesos estrechamente relacionados: el conflictivo y el integrador, pues cuando dos o más individuos se encuentran pueden escoger entre constituir una relación primordialmente conflictiva o fundamentalmente integradora y, a partir de alguna de ellas, en algún momento, si fue de conflicto conducirá a la integración y viceversa. Por eso, el conflicto es inherente al grupo, a la comunidad, a la sociedad; se presenta siempre que individuos o grupos intentan poseer el mismo objeto, ocupar el mismo espacio, o la misma posición privativa, desempeñar papeles incompatibles, defender objetivos opuestos o utilizar medios que se excluyan mutuamente para alcanzar sus propósitos. En suma, el conflicto es inevitable cuando hay recursos y tiempo limitados, y numerosas alternativas de acción. El conflicto es parte integrante de la dinámica de un país y de las relaciones que sostiene con otras naciones del orbe. Por eso, gran número de costumbres y leyes sirven para resolver, prevenir o reducir los conflictos a límites concretos. Todo sistema político, desde esta perspectiva, es un medio de solución pacifica de los conflictos. Todo sistema electoral es un instrumento de solución pacífica al conflicto acerca de quiénes serán los gobernantes. Aun más, la política misma puede ser concebida como un conflicto o competencia por recursos, poder y prestigio, y las sociedades como grandes arenas en las que luchan individuos y grupos, unos por imponer sus intereses, otros porque se resisten a ser dominados y coercionados (teoría del conflicto).
También el conflicto se puede ver como un fenómeno esencialmente de interacción entre las partes que están involucradas en el mismo, lo cual, junto con los factores de enfrentamiento, competencia o regulación, lleva consigo importantes elementos de asociación, organización, integración, cooperación, estabilidad y permanencia.
En la mayoría de las sociedades está prohibida la violencia como el medio de solventar conflictos, al menos respecto a los que se dan entre sus miembros; el uso legítimo de la violencia sólo está reservado al Estado, que como señala Weber "tiene el monopolio de la coerción física legítima".
Existe toda una serie de factores objetivos y subjetivos que contribuyen a generar una situación conflictiva. Dentro del primer grupo se encuentra la escasez de recursos, la explotación del trabajo, la ausencia de oportunidades de ascenso social, la mala distribución de la riqueza, la falta de capacidad de las instituciones sociales para proponer alternativas, entre los más sobresalientes. En el segundo grupo, se encuentran los sentimientos de injusticia, la poca credibilidad en las autoridades, la percepción de obstáculos y limitaciones, una visión colectiva de los problemas, etc.
Hay dos tipos generales de conflictos: los denominados potenciales y los activos; al primer grupo corresponden aquellas situaciones que pueden ser motivo de choque, mientras que al segundo, pertenecen las pugnas que ya están ocurriendo de manera objetiva. Otra clasificación parte del supuesto de que las confrontaciones que llegan a presentarse (conflicto manifiesto) son en algunas ocasiones, sólo la expresión observable de un problema diferente (conflicto latente), cuyas causas y características más profundas pueden inclusive ser desconocidas por los sujetos en contienda.
Por otra parte, de acuerdo con el nivel o campo en el que se desarrollan los conflictos, los participantes y el fin que persiguen, sobresalen los siguientes tipos:
Jurídico. Pugna en torno a aspiraciones, beneficios o derechos opuestos, así como entre diferentes instancias por la atención de un caso o la interpretación de una norma.
Social. Enfrentamiento entre diversos grupos con intereses y valores diferentes.
Político. Lucha en la competencia por el acceso y conservación del poder.
Estructural. Choque social engendrado por la ruptura tajante de la armonía entre el grado de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas sociales en un momento dado y el tipo de relaciones de producción, esto es, la organización económica dominante entra en pugna con las necesidades del progreso social.
Internacional. Confrontación entre dos o más Estados para hacer prevalecer sus derechos, intereses o posturas políticas.
Interno. Contienda que se da en el seno de una organización respecto a una decisión a adoptarse o una acción a emprenderse.
De interés. Choque entre el beneficio particular y el público, cuando se es juez y parte en un asunto que involucra a las autoridades y a la sociedad civil, como el clásico conflicto que enfrenta un legislador entre el interés estrecho de quienes lo eligieron y el más amplio interés nacional.
Los conflictos permiten definir las estructuras de poder y la capacidad de las partes en disputa, pues ponen en evidencia sus fortalezas y sus debilidades reales. Muchas confrontaciones sin solución en un principio, al estudiar sus orígenes, características, evolución y resultados objetivos, pueden ser manejadas adecuadamente, de tal forma que se establecen instancias encargadas de atenderlas, tanto a nivel preventivo, como regulatorio o resolutivo; es aquí en donde los cuerpos normativos (Constituciones, leyes, códigos, etc.) juegan un papel preponderante.
Sin embargo, pocas veces se puede arribar a la eliminación de un conflicto sociopolítico ni a la solución plena del mismo, razón por la cual se busca disminuirlo, reorientarlo y reglamentarlo. Una vez que se han establecido las normas que son aceptadas y obedecidas por las partes en contienda, puede generarse un proceso de institucionalización del conflicto, lo que constituye un elemento importantísimo de estabilidad política, al crearse salidas que evitan que se acumule la presión social y que el problema llegue a estallar o salga de control. Debido a las características y diversidad de los conflictos, estos deben ser regulados de manera permanente.
Fisher (Beyond Machiavelli, Tools for Coping with Conflict) considera que el conflicto es una creciente industria, ya que en la medida que el mundo se hace más interdependiente, más gente choca con otra y más frecuentemente. "El conflicto es inevitable, no desaparecerá ni puede ser ignorado, nos acompaña mientras vivimos". No obstante, existe muy poca teoría y herramientas sobre cómo deben manejarse los conflictos. Al respecto propone una serie consejos: como pensar en términos de tratar o manejar el conflicto, más que intentar de resolverlo; definir el problema manejable y después formular un proceso para administrarlo; estar dentro de la cabeza de aquellos involucrados en el conflicto para saber qué necesitan para tomar decisiones de actuar constructivamente, cómo sopesan y toman estás decisiones, y qué individuos u órganos intervienen; ponerse en los zapatos del oponente; tener habilidad para ser persuasivo y la capacidad para revisar el propio pensamiento a la luz de enfoques frescos; observar el problema desde diferentes puntos de vista, etc.
Las consecuencias negativas del conflicto son: el consumo o destrucción de recursos, el deterioro de las relaciones sociales, la disolución prematura de instituciones antes de ser sustituidas por otras, etc. Las positivas son: la integración de los sistema sociales y la solidaridad ante el conflicto, el impulso al cambio social, la canalización de los problemas sociales de diversos tipos, la concreción de las normas existentes y el estímulo a formular otras nuevas.
En la medida que las sociedades son más tolerantes, la posibilidad de manejar el conflicto en forma positiva es mayor que en aquellas que tratan de ignorarlo o reprimirlo. Cuando dos o más partes están en pugna, pueden llegar a la cooperación si se establece un interés mayor que sus valores en contienda. Las estructuras sociales cuando son desarrolladas y complejas requieren, para resolver sus conflictos, de la negociación y de la búsqueda de consensos entre las partes en lucha y las instituciones político-administrativas; asimismo, encuentran la forma de atenuarlo, reorientarlo, o normarlo sin afectar de modo significativo las bases y valores sociales; así, la confrontación se convierte en fuente de nuevas y más estables relaciones entre los factores participantes, además de generar cambios que permiten el fortalecimiento de dicho sistema.
La renovación de las mujeres y hombres que ocupan los puestos pùblicos y la decisión de quienes serán sus nuevos titulares, constituye también un conflicto en el sentido que Schelling (La Estrategia del Conflicto) le da: "una especie de competencia en la que todos los participantes tratan de ganar. Según esto, el estudio de una actuación conciente e inteligente en un conflicto -una actuación con éxito- es como buscar las normas del comportamiento correcto para ganar en una competencia".
Las elecciones representan una manera de resolver pacíficamente los conflictos de la lucha por el poder mediante el voto. La dinámica de la vida democrática, desde esta perspectiva, puede expresarse por medio de un contínuum que se inicia con el disenso que genera un conflicto que se resuelve mediante las elecciones, de las que surgen nuevos consensos y pactos que permanecen vigentes hasta que se generan nuevos conflictos que serán otra vez, fuente de disensos, con lo que el ciclo vuelve a empezar. |
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