Es el gobierno de los medios de comunicación masiva. El término puede atribuirse a Kevin P. Phillips, quien en su libro "Mediacracy, American Political Parties in the Comunications Age", señala que si la revolución industrial creó una nueva élite y trajo consigo la dominación de la política por las empresas, la nueva Revolución del Conocimiento esta haciendo surgir como influencia dominante a los medios de comunicación masiva, como una "mediacracia" que sustituye a la democracia.
En 1975, para Phillips era claro que los nuevos medios electrónicos están configurando nuevos roles de los partidos y nuevos sistemas de partidos, pues en la era de la comunicación masiva, los antiguos partidos han perdido su lógica. De este modo, los medios masivos son una fuerza penetrante que hoy define los problemas y suplanta a las instituciones tradicionales, reordenando los procesos políticos.
En México, según Raúl Trejo Delarbre (Medios & Poder) la mediacracia se ha generado por la excesiva concentración de medios (Televisa y TV Azteca tienen el 80% de las concesiones comerciales y 10 empresas de radio acaparan casi el 60% del mercado), la debilidad del Estado ( además de la fascinación del presidente Fox por los medios y su carencia de una política para ellos) y una clase política volcada hacia la esfera mediática, que ansiosa por aparecer en los medios electrónicos, olvida que la fama así lograda es efímera y traicionera, y que la verdadera legitimación la da su actuar y la realización de objetivos políticos. Ciertamente, señala Trejo Delarbre, los medios tienen un poder que están avasallando al Estado mexicano, pero los medios, aunque actores políticos, sólo son espacios de mediación en donde se ventilan muchos asuntos públicos, “no lo resuelven todo, como a veces piensan académicos y políticos”.
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