Es uno de los riesgos de la democracia que consiste en la imposición de la opinión de la mayoría sobre los juicios individuales inherentes en las teoría democráticas. Para imponer sus decisiones, la mayoría podría recurrir a medidas coercitivas y opresivas como en los regímenes aristocráticos y monárquicos.
Platón, Aristóteles y Tocqueville le temían, ya que si la mayoría gobernaba, no había ninguna garantía de que esa mayoría respetara la identidad (religión, lenguaje, cultura) de la minoría.
Tomando el caso de los Estados Unidos, Madison pensaba que tener una estructura federal podía combatir la tiranía de la mayoría. Aunque en el nivel local también se formaría una mayoría que intentaría imponerse sobre la minoría. Por otro lado, la separación de poderes entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial en el nivel federal reforzaría la protección en contra de la tiranía de la mayoría. Para J.S. Mill la solución a la tiranía de la mayoría estaba en la representación proporcional y en conceder votos extras para los ricos y bien educados.
En Irlanda del Norte se podría decir que existe una tiranía de este tipo porque ahí, desde 1921, la mayoría de los votantes ha sido siempre protestante, en este sentido, debido a que la población orienta su voto por líneas religiosas, cualquier asamblea justamente electa se impone una mayoría protestante.
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