Es un sistema social en el cual individuos iguales con una capacidad intelectual disminuida y uniforme, no sienten ningún apego a los grupos sociales o a las tradiciones, hay una decadencia de la religión, privan sentimientos de alienación y de vacío moral, los lazos familiares y comunitarios son muy débiles, existe apatía política y una cultura de bajo nivel donde prevalecen los gustos y modales burdos. Este tipo de sociedad se da en las grandes ciudades industriales con una gran concentración de población, en las cuales una gran mayoría de las instituciones trata con un conjunto de gente indiferenciada, mediante técnicas de comunicación masiva. El poder se encuentra centralizado en el Estado y en los grupos económicos más poderosos.

Para un número considerable de críticos, las sociedades industriales han producido una situación en la cual las personas han perdido su sentido de la individualidad y se han convertido en unidades manipuladas. El hombre masa es un átomo patético y desolado sin sentido de autonomía, cuya vida espiritual e intelectual es una copia al carbón de otros seres humanos, moral e intelectualmente estéril.

En estas condiciones, la población tiende a la movilidad conforme al comportamiento del mercado laboral y por tanto, tiene pocas oportunidades de desarrollar relaciones sociales y manifiesta una escasa participación política.

Las masas son vistas como antidemocráticas y autoritarias donde una élite gobernante controla y manipula a la población por medio de la comunicación masiva, a través de la cual se da el adoctrinamiento que le interesa al grupo en el poder.

A causa de que la acción política no es resultado de una reflexión racional sino de un condicionamiento ideológico inconsciente que se paga con la libertad, también las masas están presentes en la democracia liberal. El hombre-masa se siente frustrado, vacío, desorientado y neurótico, su esencia humana ha sido engullida por la sociedad.

Se ha culpado a la música popular, el cine, la publicidad y la televisión de ser una forma colectiva de engaño, en donde las masas pierden su creatividad y originalidad.

Del concepto actual de sociedad de masas, se pueden distinguir cuatro acepciones principales:

a) Como producto de la burocratización; su aspecto más sobresaliente es un aumento de la burocracia en todas las esferas de la vida social lo que trae como resultado un detrimento de los fines racionalmente adecuados a la condición humana. Se realiza la subordinación de todos los individuos, se suprime la iniciativa y se acentúa la sensación de impotencia y de frustración frente a los mecanismos de decisión irrefutables.
b) Como fenómeno ligado al totalitarismo; el Estado totalitario se afirma en la sociedad donde una élite sabe explotar la apatía política de las masas, incitando su inclinación a delegar todo el poder en manos de una minoría dominante como en el nazismo de Alemania o el fascismo en Italia.
c) Como consecuencia de la sociedad industrial avanzada, que no permite ninguna discrepancia ni siquiera ideológica, facilita el dominio de los medios masivos de comunicación, el consumo como un fin en sí mismo y las estrategias del mercado, la degeneración de la cultura y la producción autodestructiva.
d) Como obra de la sociedad moderna, pero en vez de verse como algo negativo, encuentra que las relaciones individuales se han enriquecido porque el individuo más que nunca ha sido incorporado al núcleo central de la sociedad, tiene ahora una relación más estrecha que la que tenía antes en la sociedad premoderna, la gente se asocia ahora a un sinnúmero de agrupaciones con intereses políticos, religiosos, económicos recreativos, étnicos, etc.

Los antecedentes de la sociedad de masas se encuentran en la época de la revolución industrial que al sustituir el taller o las granjas por las fábricas, congregaron en las ciudades grandes grupos humanos, producto del régimen capitalista en algunos países, resultado de la acción programada del gobierno en los países socialistas.

De esta congregación urbana han surgido problemas de vivienda, alimentación, salud, salubridad, educación, transporte, desempleo e insuficiencia de servicios públicos. Las precarias condiciones de vida han producido degradación de la vida social, generado violencia, vandalismo, indisciplina social, alcoholismo, vagancia, prostitución, homosexualidad, drogadicción y delincuencia entre otros desórdenes sociales.

En las sociedades de masas se agudiza el conflicto entre ricos y pobres y una creciente desigualdad entre quienes tienen acceso al conocimiento y quienes no; se presenta una contradicción entre el avance de la ciencia y calidad de vida de la mayoría, un divorcio entre la política y la ética y muchos otros antagonismos.

Una característica presente sobre todo en los países pobres, como México, es el crecimiento impresionante de la economía informal y el aumento de la mendicidad. El hacinamiento tiene consecuencias perversas en la vida social porque limita el libre movimiento de las personas, fomenta la promiscuidad, suprime la intimidad, etc. todo lo cual produce irritabilidad, agresividad, tendencia al aislamiento, confusión, fatiga emocional y depresión.

El aumento demográfico demanda crecientes reglamentaciones jurídicas para mantener la cohesión y el orden social; las exigencias de las grandes masas de atender sus necesidades y de establecer el equilibrio necesario complican las tareas del gobierno y de la organización de la sociedad; se coarta la libertad y se despersonaliza la existencia. En esta situación es fácil que surja el populismo como fenómeno propio de las aglomeraciones humanas de situación precaria y de muy bajo nivel cultural, que existen en las grandes ciudades.

En resumen, la sociedad de masas coincide ante todo con una fuerte urbanización, su base económica proviene de la industria, la gran mayoría de la población está implicada en la producción, distribución y consumo de bienes y servicios a gran escala, las relaciones sociales con la comunidad y con la familia están en declinación y proliferan las organizaciones formales entre las que destacan las burocracias gubernamentales, hay una centralización del poder en el Estado y la información es procesada y difundida vía los medios masivos de comunicación que por ello ejercen control sobre la cultura de las masas.

Muchas campañas se basan en la teoría de la persuasión de masas, que concibe a la sociedad como compuesta por una masa diferenciada de individuos que absorben el grueso de su información directamente de los medios masivos más que de otra fuente y que está habituada a comportarse de ciertas maneras y tiene poco interés en los asuntos políticos. Por eso, la técnica más practicada es la repetición. Repetir un mensaje incrementa la posibilidad de que la gente eventualmente le ponga atención y asegura que el mensaje llegará al individuo en una amplia variedad de contextos, sobre todo si se transmite por los medios preferidos por el elector, lo cual lo hace más vulnerable a la persuasión electoral.