Señala que los grupos maximizan sus propios beneficios mediante la exclusión de quienes no son miembros de los mismos. A la vez la exclusión es un medio de diferenciación y por lo tanto, de identidad de los que son sus miembros. De este modo, la identidad depende de la identificación de los externos o enemigos del grupo. Los dictadores y demagogos refuerzan frecuentemente la identidad y lealtad de sus seguidores mediante la creación de un enemigo común; por ejemplo, judíos y comunistas fueron los enemigos del pueblo alemán inventados por el nazismo.
En las elecciones, la estrategia de persuasión de las campañas puede usar esta teoría para identificar a "los pesimistas", "ignorantes", "nostálgicos", "tecnócratas", "populistas", "entreguistas", etc., como los enemigos que hay que derrotar.
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