Teoría que afirma que en toda sociedad el poder político, o sea el poder de tomar y de imponer, aun recurriendo en última instancia a la fuerza, decisiones valederas para todos los miembros del grupo, le pertenece siempre a un círculo restringido de personas.
Rasgos comunes de la teoría son:
1) En toda sociedad organizada las relaciones entre individuos o entre grupos que la caracterizan son relaciones de desigualdad;
2) la causa principal de la desigualdad consiste en la distribución desigual del poder;
3) entre las diversas formas de poder, el determinante es el poder político;
4) los que detentan el poder (especialmente el poder político), la clase política propiamente dicha, son siempre una minoría;
5) una de las causas principales de que una minoría logre dominar un número enormemente mayor de personas consiste en el hecho de que los miembros de la clase política, por ser pocos y tener intereses comunes, están ligados entre sí y son solidarios por lo menos en la conservación de las reglas del juego que les permiten, unas veces a unos y otras a otros, el ejercicio alternativo del poder;
6) un régimen se diferencia de otro por el distinto modo en que las élites nacen, se transmiten y mueren, así como por el distinto modo en que ejercen el poder;
7) el elemento opuesto a la élite, o la no élite, es la masa, que constituye el conjunto de personas que no tienen poder o por lo menos no tienen un poder políticamente relevante, y que numéricamente son la mayoría, no están organizadas por los mismos que participan en el poder de la clase dominante, y por lo tanto están al servicio de la clase dominante.
Para Carl J. Friedrich una élite política es un grupo de hombres que se han distinguido por su desempeño de primer plano en el terreno político, los cuales consiguen tener mancomunadamente en sus manos las funciones de dominio sobre una comunidad determinada (es decir, poseen el monopolio del dominio) y poseen además, el sentimiento de pertenecer al grupo, así como un espíritu de equipo aunado a esto, lo que por regla se manifiesta en el hecho de que el grupo se integra mediante formas de cooptación.
Según Lasswell la cuestión central de la política es "quién obtiene qué y cuándo y cómo lo obtiene". Esto lo determina la lucha por el poder, la cual determina quién obtiene más riqueza, seguridad y respeto. Estos bienes apreciados se distribuyen de manera piramidal entre los que los tienen (las élites) y los que no los tienen (masa). Las élites ganan y detentan el poder mediante la manipulación de la violencia, de los bienes deseados y de los símbolos. Cada élite invoca los símbolos que la identifican para describir su misión histórica; en tanto que las contraélites recurren a la propaganda revolucionaria para destruir aquellos símbolos. Así se produce una guerra de símbolos para moldear las mentes a los propósitos de poder de las élites, una era de la propaganda.
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