Es la creencia que tiene un ciudadano de que puede entender y participar en los asuntos públicos, y de que de su actuación puede tener efectos en los acontecimientos políticos, en suma, será eficaz su acción política .
En general, la eficacia política es una determinante de la participación política. La gente que piensa que sus acciones pueden influir en el resultado de las elecciones o en las políticas gubernamentales que son adoptadas, es más probable que se involucre en la política, que una sus esfuerzos a los partidos o grupos de interés, que vote o que acuda a sus representantes para tratar de solucionar sus problemas. Especialmente, parece existir una correlación altamente positiva entre el sentido de los electores de su eficacia política y su propensión a votar, de modo que quienes piensan que pueden influir en los procesos políticos casi siempre votan y viceversa.
El término de eficacia proviene de la psicología social y está muy vinculada a conceptos como la "autoconfianza", la "efectividad personal", la "potencia del yo" y la "competencia subjetiva". Así, quien se considera eficaz da un valor sustancial a sus acciones, incluyendo las políticas. La persona eficaz se siente poderosa, competente e importante porque cree, por ejemplo, que a las autoridades políticas les interesan la opinión y los votos de los ciudadanos y por eso atenderán sus demandas. De la misma manera, los individuos muestran similares apreciaciones y actitudes en torno a los diferentes elementos del sistema político. .
Por lo anterior, cuanto más capaz se siente el ciudadano de influir en las decisiones políticas, más satisfecho estará con el sistema político en general y tanto más predispuesto se encontrará a valorar positivamente la gestión de las autoridades. En los regímenes en donde impera la democracia, la relación que se establece entre la eficacia política y los sentimientos generales de satisfacción de la gente puede obstaculizar o promover la formación de consensos y de apoyo a los gobiernos.
Dado que la democracia exige participación, es conveniente estimular, especialmente durante los periodos electorales, la percepción popular acerca de la eficacia de su acción política en la búsqueda de gobiernos más representativos y sensibles a las necesidades de todos.
En México, parece que sectores importantes de la población no creen en la eficacia política de sus acciones, consideran, por ejemplo, que el voto no se respeta y que el poder y el dinero se impone fatalmente a cualquier acción ciudadana. Sin embargo, en la última década del siglo XX, parece aumentar la creencia en la eficacia política de las acciones ciudadanas lo que se manifiesta en una mayor participación y en la proliferación de organismos no gubernamentales.
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