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E

ECO, PRINCIPIO DEL
EFICACIA POLITICA
ELECCION
ELECCION A DOS VUELTAS
ELECCION CONCURRENTE
ELECCION CRITICA
ELECCION CUESTIONADA
ELECCION DE MANTENIMIENTO
ELECCION DE SEGUNDO GRADO
ELECCION DESVIANTE
ELECCION EXTRAORDINARIA
ELECCION NO PARTIDISTA
ELECCION ORDINARIA
ELECCION PARCIAL
ELECCION POPULAR
ELECCION, CALIFICACION DE LA
ELECCION, COBERTURA DE UNA
ELECCION, FACTORES CLAVE DE UNA
ELECCION, NULIDAD DE UNA
ELECCIONES PRIMARIAS
ELECCIONES, TECNOLOGIA PARA LAS
ELECTOR
ELECTORADO
ELECTORERISMO
ELECTORERO
ELECTORES, REGISTRO DE
ELITES POLITICAS
ELITES, TEORIA DE LAS
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EMPATIA
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ESCRUTINIO UNINOMINAL
ESCRUTINIO Y COMPUTO, ACTA DE
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ESTATUTO
ESTEREOTIPOS
ESTRATIFICACION
ETICA POLITICA
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EXPRESION FACIAL
EXTREMISMO

 
  Adquiera  


ELECCIÓN

Es el proceso de selección formal, es decir, conforme a determinadas reglas, de una o varias personas para el desempeño de un cargo, (o la aceptación o el rechazo de una propuesta política) mediante votos que expresan las preferencias de quienes los emiten y los cuales están calificados para votar.

Las elecciones son los medios por los cuales el pueblo toma decisiones políticas votando entre candidatos, partidos o propuestas. Aunque la votación no forma parte necesariamente de toda elección porque existen otros procedimientos decisorios, como la deliberación o la aclamación, cuando el número de electores es numeroso, la votación se convierte en el procedimiento obligado. Las elecciones se emplean para seleccionar dirigentes, en cuyo caso se conocen como elecciones, o para decidir cuestiones políticas como en el referéndum y el plebiscito. Aquí sólo se tratarán las primeras, es decir, como el proceso a través del cual los ciudadanos escogen a los individuos que deben ocupar los cargos de elección popular, conforme a los tiempos y formas que establezcan las normas jurídicas.

Las elecciones son una forma de procedimiento, reconocida por las normas de una organización, en virtud de la cual todos o algunos de sus miembros escogen a un número menor de personas, o a una sola persona, para ocupar cargos en tal organización. Las elecciones se consideran un procedimiento racional, que contrasta con la designación, la cual implica un apadrinamiento que aumenta el poder del padrino y con la cooptación, que es oligárquica y perpetua al grupo dominante; se diferencian también de los nombramientos hechos conforme a reglas de sucesión, herencia o al azar. En este sentido, las elecciones son una técnica de designación de representantes.
El vocablo elección proviene del latín election, acción de escoger.


a. Elecciones y democracia
1Entre las muchas concepciones de la democracia destacan la minimalista de Schumpeter (Capitalism, Socialism and Democracy), que considera a la democracia como un medio de escoger gobierno entre las élites mediante elecciones competitivas, en las que la masa tiene la oportunidad de decidir el resultado. La democracia como poliarquía de Dahl (La Poliarquía), que enfatiza la representación en sentido amplio en las instituciones, los procedimientos y las normas culturales que ayudan a que las elecciones sean libres y justas. Las definiciones institucionales de la democracia que incluyen a las elecciones, pero también a otras instituciones, como el gobierno de la ley o la protección de las libertades civiles, entre otras muchas, para que las elecciones sean libres y justas. Las teorías igualitarias que extienden la idea de la igualdad democrática a muchas esferas de la vida social: la familia, el trabajo, la escuela, etc., porque mejores ciudadanos fortalecen a la democracia política. Y la democracia deliberativa o discursiva que se define como la toma de decisiones mediante la discusión entre ciudadanos libres e iguales, dado que la discusión produce nuevas opiniones, muy diferentes a las que se registran al marcar aisladamente una boleta en el proceso oligopólico que constituyen las elecciones. En todas estas definiciones de la democracia, excepto la primera citada, destaca que las elecciones son un elemento necesario de la democracia, pero no son su único elemento.


En las democracias se considera legítimo el poder político cuando se origina y proviene del consentimiento mayoritario del pueblo. Pero el poder no se ejerce directamente por el pueblo sino a través de mandatarios, por eso las democracias modernas son democracias representativas en las que los detentadores de poder son designados mediante elecciones periódicas en las que participan la mayoría de los ciudadanos que se inscriben en una lista o registro de electores, los cuales forman el cuerpo electoral que selecciona por votación a quienes ejercerán los cargos electivos de entre candidatos previamente presentados e inscritos. Los candidatos que resultan elegidos se convierten en los representantes políticos del pueblo, los cuales asumen la responsabilidad de hacer realidad lo prometido al electorado si resultaban elegidos. En suma, las elecciones son el método democrático para designar a los representantes del pueblo.

Las elecciones democráticas se fundamentan en los siguientes supuestos: que el ejercicio legítimo del poder requiere del consentimiento de los gobernados; que hay un cargo a ocupar con poderes y deberes; que existen normas y procedimientos electorales; que cada individuo posee oportunidad y libertad para elegir quien lo ejercerá; que las preferencias individuales pueden irse agregando en un elegir social; que hay posibilidad para la oposición de llegar al poder; que hay igualdad de oportunidades para presentar candidaturas y para hacer campaña; que regularmente se presentan alternativas de elección; en la etapa electiva, que hay por lo menos dos opciones entre las cuales escoger, y finalmente, que los elegidos por el hecho de haberlo sido, poseen la legitimidad y la representatividad de los electores. Asimismo, en las elecciones democráticas, según Dieter Nohler, hay cuatro principios básicos del sufragio: a) El sufragio universal, es que todo ciudadano tiene derecho a elegir y ser elegido, sin distinción alguna de raza, lengua o cultura. b) El sufragio igual, representa que todos los votos de los electores son iguales, el cual no debe de ser diferenciado por el estatus económico. c) El sufragio directo, es cuando el elector elige a sus representantes sin intermediarios. d) El sufragio secreto, es la libertad de elección sin coerción y sin presión ilícita. En las ciudades democráticas de la antigua Grecia, las elecciones eran uno de los procedimientos para acceder a la función pública (especialmente de los mandos militares); el otro era el sorteo (generalmente para integrar consejos), que se consideraba más consistente con la democracia porque llevaba a la práctica la fe igualitaria de que todo ciudadano podía ejercer el cargo y brindaba iguales oportunidades a todos de gobernar y ser gobernado, a la vez que evitaba empates y que se fortaleciera la facción gobernante; también permitía a los dioses manifestar su voluntad.


En la Edad Media, en algunas ciudades europeas se practicaron elecciones para designar los cargos municipales.


2Sin embargo, las elecciones modernas son resultado del desarrollo del gobierno representativo que se inicia en Inglaterra en el siglo XVII. Históricamente, las elecciones surgen cuando el grupo gobernante enfrenta dificultades económicas (como elevar impuestos), demandas militares o desafíos políticos internos que lo obligan a buscar el apoyo popular y a crear formalmente canales de participación y de oposición, aunque no es raro que trate que estos canales no los usen efectivamente sus enemigos políticos y a veces utilice la fuerza militar para intentar suprimir a sus rivales electorales. Estas condiciones de surgimiento de las elecciones corresponden a la proliferación de grupos amplios ajenos al control del estado que cuentan con recursos políticamente relevantes, como riqueza, educación, comunicaciones y organización, los cuales impiden al grupo gobernante eliminar eficazmente a sus opositores. Es entonces también, cuando las fuerzas políticas forman partidos y plataformas que los ayudan a movilizar a capas más amplias de la población.


b. Funciones de las elecciones.
Las elecciones constituyen la forma de participación política más accesible, importante, generalizada y a veces única para la mayoría de los ciudadanos en las democracias. Las elecciones y las campañas que las preceden llegan a ser actos que despiertan las emociones populares y cuyo frecuente dramatismo, rompe la monotonía de la vida ciudadana y reaviva el interés de la gente en el destino común que comparte con todos.

A pesar de que hay muchas maneras de hacer que los políticos rindan cuentas, desde la acusación judicial hasta la votación legislativa, las elecciones brindan el sistema más regular. Realizar elecciones periódicamente hace posible controlar y limitar a quienes detentan las posiciones políticas de poder e influencia, ya sea sustituyéndolos o confirmándolos, si existe la opción de buscar la reelección. Se mantiene, de este modo, la responsabilidad de los gobernantes ante los gobernados, pues en cada elección, los partidos y candidatos someten al escrutinio popular los resultados obtenidos en su desempeño de los puestos públicos en relación a sus promesas de campaña, así como sus intenciones futuras, para que el elector los valore o los castigue con su voto. Los electores pueden juzgar si lo que hicieron fue lo que dijeron que iban a hacer o decidir elegirlos por lo que prometen. Se legitima así, el sistema político y el gobierno de un partido o de una alianza de partidos.

También se puede considerar a las elecciones como una especie de barómetro del humor público acerca del gobierno, ya que reflejan los cambios en el ambiente político que han ocurrido desde la última elección. Así, en mayor o menor medida el electorado usa las elecciones para enviar señales a los actores políticos mediante la abstención, el voto en blanco o anulado, o el voto a favor o en contra de las opciones que se le presentan.

En particular, las elecciones tienen varias funciones en la vida política de un país, entre ellas se pueden citar las siguientes:
1) Designar directa o indirectamente al gobierno.
2) Mantener la responsabilidad de los dirigentes en el desempeño de sus cargos.
3) Representar opiniones e intereses del electorado.
4) Servir de foro de discusión de las cuestiones públicas.
5) Canalizar conflictos políticos mediante procedimientos pacíficos.
6) Estimular la conciencia política de la población.
7) Facilitar la expresión de la opinión pública.
8) Permitir la interacción entre los gobernados y los gobernantes.
9) Demostrar apoyo público o repudio a un régimen.
10) Proporcionar un medio para el reclutamiento de líderes políticos.
11) Reforzar la estabilidad y la legitimidad de la comunidad política.
12) Ratificar el valor y la dignidad de los ciudadanos como seres humanos, a la vez que estimular su sentido de pertenencia a una comunidad política.

Las elecciones cumplen todas o varias de estas funciones de acuerdo con las condiciones económicas, sociales, políticas e institucionales que prevalecen durante su realización en la división electoral de que se trate.


c. Tipos de elecciones.
Las elecciones pueden ser libres o competitivas y fraudulentas, ya sea que los partidos luchen por el poder en una competencia justa o que el grupo gobernante aparente hacer elecciones sólo para justificar su permanencia en el poder. La dimensión fundamental que distingue a un sistema electoral de otro es la oportunidad que concede a la oposición dentro de su estructura. Los sistemas democráticos permiten a la oposición deponer y sustituir a quienes ocupan el gobierno; los autoritarios no permiten su derrota y son esencialmente instrumentos de movilización de las masas y de legitimación de su régimen. En este sentido las elecciones pueden ser competitivas en los sistemas democráticos, semicompetitivas en los autoritarios y no competitivas en los sistemas totalitarios, de acuerdo con la importancia que tengan en el proceso político, la oportunidad y libertad de elegir que exista, la posibilidad de cambiar el gobierno y la legitimidad que otorguen al sistema político.

Las elecciones pueden ser directas cuando se vota directamente por los candidatos, e indirectas si se vota por representantes o delegados, los cuales a su vez votan por los candidatos; son generales, si su resultado determina quien ocupará el cargo en competencia, o primarias, si se trata de elegir al candidato de un partido que participará en la elección general; son de escrutinio uninominal cuando los electores votan por un solo candidato y resulta triunfador el que haya obtenido la mayoría de votos; o de escrutinio de lista si en una circunscripción pueden elegirse varios candidatos de una lista conforme a un orden de preferencia.

Asimismo, las elecciones pueden ser ordinarias si tienen por objeto renovar los cargos cuyo periodo está por terminar, o extraordinarias si se trata de llenar una vacante motivada por renuncia, destitución o muerte del titular electo para el cargo.

También las elecciones pueden ser simultáneas o concurrentes, es decir, si se realizan el mismo día para ocupar puestos de varias categorías: presidente de la república, senador, diputados, gobernador etcétera.


d. Electores y candidatos.
La extensión y complejidad de las elecciones es producto de la generalización del sufragio universal, conforme al cual, votan todos los ciudadanos residentes y registrados en donde corresponde la elección, bajo el principio de igualdad de "un hombre, un voto, un mismo valor". Un voto que ha de ejercerse en secreto y libremente, es decir, sin coacción, amenaza, violencia o castigo, como un requisito para proteger a los económicamente dependientes contra las sanciones de sus superiores y que a la vez impide que el elector demuestre cómo ha votado ante quienes puede tener interés de que lo sepan. Al asegurar el completo anonimato de las papeletas de votación, se reducen las posibilidades de soborno y se aminoran las presiones hacia las clases marginadas.

Para poder realizar elecciones, los electores son registrados y agrupados previamente conforme a las áreas territoriales en las cuales residen a fin de que puedan elegir a sus representantes y se haga factible administrativamente la recolección de sus votos. Estas áreas son las circunscripciones o divisiones electorales (estados, municipios, distritos, secciones).

Asimismo, se trata que los ciudadanos que mejor puedan representar los intereses de su comunidad sean quienes puedan competir como candidatos, de ahí que deban llenar ciertos requisitos, por ejemplo, de nacionalidad, residencia, edad, carencia de antecedentes penales, etc.


e. Procedimientos de elección.
Toda elección, dado que implica lucha de intereses, proyectos y candidatos, tiene que ser reglamentada, organizada y arbitrada mediante leyes que especifican quiénes son los actores de la competencia, qué normas deben regular las relaciones entre ellos y cuáles deben ser los procedimientos para realizar la misma; esto es, las reglas de la competencia que señalan quiénes pueden elegir, a quienes se puede elegir y en qué condiciones, para qué periodo de tiempo y conforme a cuáles criterios organizativos territoriales y de procedimiento, cómo, cuándo y con qué pueden luchar por ganar votos y demás cuestiones relacionadas. Asimismo, tienen que existir reglas de decisión o sea qué cantidad de votos dará el triunfo: cierta proporción (más de la mitad, dos tercios, etc.) o simplemente el mayor número de votos; así como medios de impugnación y de imponer sanciones a los infractores. El arreglo institucional de todo lo anterior constituye el sistema electoral. De normar todo estos aspectos se encargan las leyes electorales.


f. Órganos electorales.
Para hacer cumplir las leyes electorales, tienen que preverse mecanismos de sanción para quienes violen esta reglamentación y uno o varios organismos que preparen, dirijan, juzguen y arbitren esta competencia. Esta es la tarea de los órganos electorales encargados de preparar y dirigir antes, durante y después, la celebración de elecciones, incluyendo la impartición de la justicia electoral. Se trata de garantizar a electores y candidatos que la competencia electoral será legal y se realizará en condiciones de igualdad, transparencia y objetividad. La organización electoral es extensa en la medida que puede comprender desde miles de casillas en las que millones de electores votan, hasta los tribunales electorales.


g. Partidos políticos.
La sociedad no es monolítica, está dividida en partes que actúan políticamente de manera distinta y conforme a sus intereses y visiones. Los partidos políticos agrupan, organizan y movilizan la participación política de los ciudadanos de distintas clases sociales. Estas organizaciones intermedias entre el Estado y los individuos y los grupos sociales compiten en las elecciones para imponer sus propuestas (plataformas) y las personas que las llevarán a cabo (candidatos). Los partidos convierten la elección de hombres en una elección de la clase de gobierno que desea el votante.

Los partidos conforman la naturaleza de la decisión electoral mediante la selección de sus candidatos y sus plataformas, los cuales simplifican las opciones que se someten al electorado; al mismo tiempo, son los principales agentes de movilización para que el elector decida y acuda a las urnas mediante las campañas. Es por eso que se busca la equidad entre los partidos en cuanto a los recursos que pueden manejar en sus campañas y respecto al acceso a los medios masivos de comunicación para que el poder económico no subordine al poder político, ni los intereses de grupo a los intereses populares y nacionales.

En algunos casos, la influencia de los partidos puede considerarse nociva en cargos muy cercanos a la ciudadanía, como los municipales, por lo que pueden existir elecciones no partidarias, en las que se excluye formalmente a los partidos, aunque en la práctica éstos sigan ejerciendo gran influencia; así, lo mismo que con candidaturas independientes, se tratan de contrarrestar las tendencias hacia la partidocracia.


h. Unicidad de cada elección.
3En las competencias electorales actúan como actores formales los electores, los partidos, los candidatos y los órganos electorales, e informalmente el gobierno, los grupos de interés, los medios de comunicación y aun los poderes internacionales, todos los cuales se interrelacionan en cada elección de manera distinta, lo que la hace única, singular e irrepetible.


i. La campaña.
En toda elección existe un periodo previo durante el cual los partidos y candidatos pueden exponer a los electores las razones que tienen para pretender el cargo en disputa. En ocasiones, la campaña termina con cierta anticipación al día de las elecciones con el propósito de que el elector puede reflexionar libre de influencias acerca del sentido de su voto. Durante este "periodo de silencio" cesa toda campaña e inclusive la publicación de encuestas que predigan quién resultará triunfador.


j. Las boletas.
Son los instrumentos por los cuales los electores indican sus preferencias para determinar el resultado de una votación. Han hecho posible el voto secreto y reducido las irregularidades y el fraude electoral. Son depositadas en urnas. Hoy en algunos países las boletas y las urnas son sustituidas por máquinas de votar o sistemas electrónicos que usan boletas perforables, códigos de barras, tarjetas magnéticas, pantallas que se tocan, etc.

k. Jornada electoral, escrutinio y cómputo.
En la fecha y horas señaladas para la elección, se instalan las casillas para recibir el voto y concluida la recepción de los votos, se procede al escrutinio y cómputo. Todas estas operaciones indispensables para que los electores emitan su voto y pueda determinarse quién o quiénes resultaron electos, se realizan mediante un complejo proceso de administración electoral.


l. Monitoreo de las elecciones.
El monitoreo de las elecciones tiene por objeto verificar que sean justas y libres. Las elecciones son libres cuando antes de la jornada electoral existe libertad de expresión, de reunión y de asociación para todos los actores políticos (electores, candidatos, medios masivos, etc.); hay sufragio igual y universal, así como derecho a postularse como candidato por un partido o como independiente. Durante la jornada electoral existe oportunidad de participar en la elección, el voto es secreto y no se intimida al votante. Y una vez efectuadas las votaciones, existe la posibilidad legal de impugnar los resultados.

Las elecciones son justas si antes de la jornada electoral existen las siguientes condiciones:

Transparencia en el proceso y publicidad de toda información relevante; ausencia de privilegios especiales en la ley electoral para partidos o grupos; órganos electorales independientes e imparciales; hay un registro imparcial de electores, sin impedimentos ni exclusiones; se realizan campañas educativas para el votante; se da tratamiento imparcial a partidos y candidatos por parte de la policía, el ejército, los tribunales y en general, de las instituciones gubernamentales; todos los partidos y candidatos tienen igual acceso a los medios masivos controlados por el gobierno; existe acceso igual para todos los electores a la información política y electoral relevante; no hay mal uso de recursos gubernamentales en apoyo de alguna campaña; y se asignan los fondos públicos a los partidos y candidatos de manera imparcial y transparente.
Asimismo, son justas cuando durante la jornada electoral se observan las siguientes condiciones:

Protección adecuada de las casillas; acceso a las casillas sólo para los representantes acreditados de partidos, candidatos independientes, observadores electorales y medios masivos; diseño efectivo e imparcial de las boletas; urnas resistentes a intentos de violación; ayuda imparcial a los electores; procedimientos adecuados y transparentes de cómputo de votos válidos e inválidos; y medidas adecuadas y seguras para el transporte del material electoral.

Y además, las elecciones son justas cuando después de la jornada electoral existe un tratamiento imparcial y expedito de las quejas e impugnaciones; se dan a conocer públicamente y de manera oficial y rápida los resultados de la votación, y se formulan boletines no prejuiciados para los medios masivos acerca de los mismos; los resultados electorales son aceptados por todos los participantes en la elección y se da posesión del puesto a quienes fueron debidamente elegidos.


m. Predicción de los resultados electorales
Dada la gran competitividad que han alcanzado las elecciones, sus resultados son más cada vez más difíciles de prever. En Estados Unidos, desde 1824 los diarios hicieron sondeos para ver quien iba ganando si Andrew Jackson o John Quincy Adams, que consistían en que los reporteros preguntaban simplemente a los pasajeros de los trenes y barcos sus preferencias; se desarrolló así el llamado "periodismo de carreras de caballos".

Sin cambio esencial alguno, los sondeos continuaron durante cincuenta años, si bien con una creciente complejidad, como el uso del correo y boletas retornables. Fue entonces que Jerry Heyman desarrolló las técnicas de muestreo sistemático que son el centro de las modernas encuestas. Con ellas Gallup fue capaz de predecir el triunfo de Roosevelt contra Landon en 1936. A partir de entonces, las encuestas científicas fueron reemplazando los medios informales de registrar las preferencias electorales, pese a que aun algunos medios de comunicación masiva siguen usando las entrevistas en la calle o las llamadas telefónicas para sus sondeos que, obviamente, no tienen validez porque no son representativos.

Actualmente, las televisoras desean predecir los resultados electorales la noche de la elección, después de que se ha cerrado la votación, pero antes de que se cuenten los votos. A la prensa le interesa predecir las tendencias para hacer de la elección una "carrera de caballos", aunque esas tendencias no se conserven y al final cambien. A los candidatos prever los resultados electorales para reorientar sus campañas si no le son favorables. A las élites políticas les importa anticipar lo que sucederá en el largo plazo.

Obviamente, las predicciones de la noche de la elección son las más confiables. Hoy, los dos métodos más precisos para predecir los resultados de las elecciones son las encuestas de entrada y las encuestas de salida, que se realizan conforme a una muestra de casillas y votantes. Ambas se llevan a cabo el día de la elección. Consisten en entrevistar a los electores muestreados antes o después de que sufraguen. Su ventaja respecto a las encuestas que se realizan durante la campaña consiste en que se aplican a los electores que sí votan y cuando ya no hay tiempo para cambiar la decisión en el caso de las encuestas de entrada, o bien, la decisión ya ha sido tomada momentos antes, como sucede en las encuestas de salida. Es por esto que logran una gran precisión.

Las encuestas acerca de las tendencias de mediano plazo son periódicas durante la campaña y pueden ser modificadas por un factor regional o tendencias inesperadas de corto plazo. Frecuentemente aciertan en predecir el ganador, pero fallan en los porcentajes de votación.

Las predicciones de largo plazo se basan en un modelo de interrelaciones entre las preferencias de votación y factores tales como la prosperidad económica. Tienen un carácter condicional: el gobierno x se reelegirá o el partido x continuará en el poder, "si y sólo si el factor x" (crecimiento económico, por ejemplo) se mantiene dentro de las condiciones determinadas . El problema es que en este tipo de predicciones las interrelaciones entre los factores son débiles y variables.


n. Elecciones y resultados de la votación.
Ganar una elección puede referirse a tres diferentes logros ligados entre sí, dependiendo del sistema de que se trate: ganar el mayor número de votos (obtener el cargo de representación por mayoría relativa: presidente, gobernador, diputado uninominal, etc.); ganar la mayoría de los asientos parlamentarios en una legislatura (diputados de mayoría, de representación proporcional o ambos, por ejemplo); o ganar el control del gobierno en un sistema parlamentario al obtener la mayoría de los asientos. En los sistemas presidencialistas, un partido puede ganar el poder ejecutivo y perder el legislativo, lo que da origen a un gobierno dividido.

Desde una perspectiva más general, algunos autores clasifican a las elecciones conforme a sus resultados en cuatro tipos: a). De mantenimiento, cuando las lealtades partidistas se conservan y gana el partido mayoritario. b). Desviantes cuando el partido mayoritario pierde. c). De conversión, si gana el partido mayoritario, pero con cambios básicos en la distribución de la membresía del mismo; y d). De realineamiento, cuando el partido mayoritario puede perder porque se han cambiado las lealtades partidistas.

o. Efectos de las elecciones en el gobierno y la política gubernamental: ¿Las elecciones importan? Políticamente, según Berlín Valenzuela (Diccionario Universal de Términos Parlamentarios) "las elecciones cuentan con una importancia distinta en cada régimen político; en uno de tipo presidencial, la renovación del Poder Legislativo puede implicar un Poder Ejecutivo de un partido político y el control del parlamento estar a cargo de otra organización política, o bien, que los dos poderes estén controlados por un sólo partido. Por lo que respecta al régimen parlamentario, las elecciones tienen un papel diferente, debido a que el partido político que obtenga la mayoría en el órgano legislativo respectivo, dirige éste y tiene a su cargo el gobierno". Así, las elecciones influyen en la formación del gobierno, aunque no de todo el gobierno porque muchos puestos no están sujetos al voto popular; la única rama del gobierno que se elige directamente en toda democracia es el poder legislativo. Asimismo, no siempre existe una correspondencia clara entre los votos y cómo se forma el gobierno, entre más partidos existen más tenue es la relación entre elecciones y formación del gobierno, y ésta es producto de negociaciones entre los partidos. Además, en los sistemas parlamentarios, los cambios en el gobierno pueden ser resultado del colapso de una coalición y no de elecciones. En cuanto a qué tanto cambian las políticas gubernamentales como resultado de una elección, algunos sostienen que el cambio es longitudinal, inexistente o severamente restringido, mientras otros descubren que existe una estrecha relación entre las plataformas sostenidas por los partidos y su actuación en el gobierno. Algunos más se han enfocado en si se cumplen las promesas de campaña y han encontrado que es más frecuente que sí lo hagan cuando toman el poder. También existen estudios que demuestran que la coloración partidista del gobierno hace diferente el contenido de las políticas públicas. El problema de estos hallazgos es que se refieren principalmente a Estados Unidos y Gran Bretaña, además que consideran el gasto público como principal indicador y no todas las decisiones y políticas gubernamentales se pueden reducir a estos términos. Asimismo, no definen el nivel del efecto que se considerará importante, por lo que los cambios menores pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, existe consenso en que los resultados electorales pueden tener efectos significativos en las políticas públicas, especialmente en elecciones que han polarizado las posiciones de los principales partidos y uno de ellos gana por una mayoría relevante. En cuanto a las áreas de la política pública menos susceptibles al cambio por una elección, parecen encontrarse aquellas que comprenden grandes programas y que afectan el bienestar de grandes sectores de la población; mientras que en donde existe más flexibilidad, al parecer son las áreas que no implican grandes sumas de dinero ni amenazan los intereses de gran número de ciudadanos. En suma, los resultados de una elección pueden tener efectos sustanciales tanto en la composición del gobierno como en el contenido de sus políticas públicas. Pero en general, el impacto de las elecciones en las políticas gubernamentales depende principalmente de los programas y de la disciplina de la mayoría que acceda al gobierno. Un veredicto popular más directo sobre las cuestiones políticas que preocupan a una comunidad puede ser mejor obtenido por el referéndum o el plebiscito más que por las elecciones.

p. Significado de las elecciones. Las elecciones implican dos decisiones principales: la decisión individual que hace el elector y la decisión colectiva producida por la agregación de miles o millones de aquellas decisiones individuales que definen qué partido o candidato es el ganador. Pero la decisión del elector es limitada: sólo unos cuantos puestos públicos se cubren mediante la votación, muchos cargos más importantes no se sujetan a las urnas; aparece en la boleta únicamente un número restringido de partidos y candidatos, de modo que frecuentemente no hay otra posibilidad más que la de escoger entre el menor de los males; y no se puede retirar el apoyo expresado en los comicios sino hasta el término del mandato otorgado, a pesar de que el elegido haya demostrado absoluta ineptitud para desempeñar el puesto conferido mediante el voto. Además, sólo cuentan las decisiones de los electores que votaron por los partidos y candidatos triunfadores. En suma, por libres y justas que sean, todas las elecciones restringen las opciones de los ciudadanos."La política, hoy más que nunca está reducida a la elección directa, eliminando a los partidos lo más rápidamente posible y aislando al elector para buscar la manera de lanzarlo hacia una información neutra cuando se intenta orientarla a fuerza de dinero (utiliza la historia para mostrar todos los peligros que acechan a las naciones politizadas) y cae en la omisión o el silencio cada vez que se requiere enfrentar una situación peligrosa. Entre la demagogia y el abandono, el elector queda reducido a opciones carentes de matiz, previamente simplificadas por las necesidades propagandísticas del poder". He aquí la primera fuente del abstencionismo.

Así, la democracia formal, que se agota en las elecciones, se enfoca en el debate de las personalidades de los candidatos y deja a un lado la discusión de los problemas de largo plazo para centrarse en lo inmediato, por lo que los resultados de una elección difícilmente pueden contribuir a una transformación de las sociedades. Como dice Saramago, las elecciones fundamentan la ilusión de la democracia, la esperanza y el engaño  de que el ciudadano decide en una "democracia" tutelada por el poder económico, en la que el espacio reservado a la decisión de los ciudadanos es cada vez menor y sin importancia, mientras las decisiones trascendentes son tomadas por el poder económico fuera de lo político y fuera, inclusive, de la mayoría de los países. Se impone, cada vez más, una especie de “democracia de mercado”.


4En este contexto, las elecciones siguen siendo el principal mecanismo que emplean los estados contemporáneos para regular la acción política de las masas y fortalecer su propio poder y autoridad: primero, porque socializan la actividad política al señalar quién, cómo, cuándo y dónde los ciudadanos deben participar en la política, de modo que la convierten en una función pública rutinaria que estabiliza al sistema y excluye otras formas de acción política más riesgosas para el mismo; segundo, porque la participación electoral persuade a los ciudadanos de que el gobierno responde a sus necesidades y deseos, y por lo tanto, merece su colaboración de todo tipo; tercero, porque las elecciones tienden a excluir otras formas de participación política popular, lo cual permite a las élites regular la intervención del pueblo en las decisiones políticas. No obstante, las elecciones libres se han convertido en la única manera legítima de acceder al poder político, por eso se dice que las elecciones son el corazón de la democracia en la medida de que constituyen el medio por el cual los ciudadanos pueden ejercer control sobre sus gobiernos. Pero aun dentro de todas las limitaciones que caracterizan a los procesos electorales, en las democracias formales con regímenes autoritarios las elecciones distan de ser libres porque se parte de condiciones muy ventajosas para el gobierno de modo que el Ejecutivo pueda imponer y hacer ganar candidatos, como son leyes electorales poco equitativas, partidos de estado o dependientes del gobierno, escaso tiempo de preparación para los opositores, atmósfera de intimidación para disuadir a una eventual oposición, uso ilimitado de programas y recursos públicos, y desde luego, el monstruo de mil caras de la manipulación, caciquismo, clientelismo, corrupción y fraude electorales.

Asimismo, en sociedades en las que priva la pobreza y el analfabetismo, y en donde con frecuencia, la propaganda se disfraza de información, difícilmente puede considerarse que las elecciones sean verdaderamente democráticas. La democracia requiere de un mínimo de condiciones económicas que permitan la participación libre de la gente y de un nivel educativo que garantice que el voto se emitirá informada y racionalmente, y conforme al propio interés de los votantes. Ya hace casi dos siglos, Simón Rodríguez, maestro del libertador Simón Bolivar, al reflexionar acerca de las posibilidades de la democracia en los nuevos países de América del sur, expresó: "La ignorancia nos entrega al primero que pasa; la indigencia al más poderoso". Aun en las democracias plenas, el grado en que la voluntad ciudadana es la instancia última de decisión política, en que el pueblo mediante las elecciones realmente decide las cuestiones políticas y no los grupos económicamente poderosos, se ha puesto en duda, ya que no todas las posiciones importantes de poder e influencia son de elección popular, ni las elecciones competitivas van más allá de decidir personas y prioridades, ni todos los candidatos cuentan con financiamiento similar por lo que tienden a ganar los mejor pertrechados; tampoco las campañas representan un debate a fondo de las grandes cuestiones políticas sino que priva la trivialidad y la personalización de la política; ni los resultados de las elecciones expresan un mandato popular preciso o aseguran la responsabilidad de los representantes que ya en el cargo actúan sin ningún control ni límite que puedan imponerles los representados, ni rendición alguna de cuentas de aquellos a éstos. De modo que para algunos "los votos cuentan, pero los recursos deciden" y una vez electos, los representantes gozan de una gran libertad de acción que con frecuencia desemboca en corrupción. Por eso, parece existir un profundo desgaste de la democracia liberal y electoral, que ha sufrido "el implacable secuestro por parte de los poderes económicos y políticos dominantes", que la han vaciado de contenido mediante la comunicación masiva y la han convertido en mera apariencia, y a las elecciones en sólo un ritual, que ocultan a la masa el dominio intocable de esos poderes. La verdadera democracia no debe agotarse en el cumplimiento de las normas y procedimientos electorales. La crítica principal a la democracia liberal ha sido su incapacidad de otorgar genuinos derechos y libertades para todos, lo que consagra la desigualdad, los desequilibrios sociales, la concentración de la riqueza y la ampliación de la pobreza, así como distintas formas de abuso, discriminación y exclusión. En consecuencia, es también importante considerar la sustancia de las decisiones políticas que se toman: que mediante la democracia se logre la redistribución efectiva del poder y el desmantelamiento de las instituciones que consagran la desigualdad y la marginación, así como la dignidad plena de los seres humanos y el mejoramiento constante de los pueblos. De lo contrario, una democracia circunscrita por el status quo, sin más alternativa que "más de lo mismo", hará que las masas busquen otras formas de gobierno que ofrezcan la esperanza del cambio, así sean autoritarias. A pesar de todas estas limitaciones y críticas, debe reconocerse que la democracia principia en las elecciones y es a partir de ellas que podrá alcanzar sus más valiosas aportaciones a la construcción de una mejor sociedad, aunque las elecciones por sí mismas solo representen una escasa y periódica participación política ciudadana siempre amenazada por el abstencionismo, no garanticen la selección de políticos capaces e intachables, ni que por poner o quitar un gobierno con el voto surgirá el cambio hacia mayor libertad y justicia para todos. Tampoco  que los ciudadanos se libren de ser víctimas de la demagogia en esta era de la propaganda.