Corriente de pensamiento filosófico que afirma que la existencia y el desarrollo de la sociedad, así como su actuación política es producto de la voluntad individual o de un grupo, más que de las condiciones objetivas o reales. Niega las leyes del desarrollo social y las causas de los fenómenos y procesos sociales. El hombre, el héroe, hace la historia. Es lo opuesto a la concepción determinista que enfatiza la importancia de las estructuras.
La supervaloración del papel de la intervención subjetiva en la acción política tiene antecedentes en el sindicalismo revolucionario de Sorel que consideraba como principal instrumento de lucha a la huelga general insurrecional, como expresión de un acto de voluntad inmediato y espontáneo.
En las ciencias sociales, el voluntarismo implica el supuesto de que los individuos son dueños de sus actos y ejercen cierto control sobre lo que hacen. Surge de la discusión del concepto filosófico de la libertad, que la concibe como la posibilidad que tienen los individuos para elegir y decidir lo que ellos quieran ser, aunque la mayoría de los sociólogos reconoce que las personas tienen ciertos límites de tipo psicológico o cultural para ejercer una plena libertad de acción.
El voluntarismo político está relativamente ligado a las concepciones filosóficas que en los primeros años de 1900 reflejaban las tendencias irracionales presentes en la cultura europea. Es una actitud subjetiva y arbitraria y se manifiesta en todas las corrientes que le dan prioridad a la acción sobre el pensamiento y la realidad, y que tienden a imponer sus planes en forma forzada frente a toda norma.
En países pobres como México, el voluntarismo está presente en la implantación de políticas gubernamentales que, al estar alejadas por completo de la realidad nacional, crean el formalismo, es decir, la diferencia profunda entre lo que se aspira y lo que es, entre el propósito y el resultado, entre la norma y su cumplimiento, entre los que es y lo que parece ser, Durante las elecciones, el voluntarismo se manifiesta, a menudo con tintes de demagogia, en las plataformas y promesas irreales e irrealizables como la creación de millones de empleos anuales o la rápida elevación de los niveles de bienestar de la sociedad, la eliminación de la delincuencia, o en general, la solución instantánea de problemas complejos.
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