LO INÚTIL DEL VOTO ÚTIL. Cuatro años después del “cambio”.
Daniela Pastrana. MASIOSARE LA JORNADA 29 DE AGOSTO DE 2004
Se acerca el cuarto Informe de gobierno de Vicente Fox, y en el corte de caja, resulta que el voto útil ha sido muy poco útil. El desastre de la clase política otorga un asidero a los promotores del voto útil: el PRD está en crisis porque nunca ha tenido un presidente de la República –y porque ahora sí puede tener uno–; el PRI porque perdió la brújula al perder el presidente; y el PAN porque tiene este presidente. En el balance, los "progresistas" que votaron por Fox se apañan a la ansiada alternancia y critican el pragmatismo en boga. Ninguno, sin embargo, puede defender, a estas alturas, la utilidad del voto útil
¿VOTO ÚTIL? "NO HA VALIDO DE NADA", admite con pesar la historiadora María Elena Medina. "Confundimos la desesperación y el hartazgo; creímos, o quisimos creer, que iba a haber opciones, y no las hay".
María Elena es una mujer de izquierda y defiende con energía causas progresistas. El año pasado encabezó la defensa del antiguo Palacio del Arzobispado luego de que el gobierno federal quiso ceder su custodia a la Iglesia católica. Como millones de mexicanos, votó por Vicente Fox, convencida de que el país estaría mejor con un ranchero atrabancado que con el PRI en el poder.
Ahora, su expresión refleja los sentimientos encontrados de una buena cantidad de electores que se sienten defraudados por este gobierno.
"Lo patético es que se mantiene el PRI y siguen llegando los mismos gánsteres al poder", dice, en referencia al reciente triunfo de Jorge Hank Rhon en Tijuana.
Según los especialistas, el voto útil (el voto que buscaba la alternancia a cualquier precio) le dio a Vicente Fox 6 millones de sufragios, mismos que, si nos atenemos a los resultados electorales de 2003, el hombre de las botas se encargó de dilapidar durante sus tres primeros años de gobierno.
(En 2000, Fox obtuvo 15.9 millones de votos, poco más de 6 millones de los obtenidos por Diego Fernández de Cevallos en 1994, que había sido entonces la votación más alta en la historia del PAN. Pero en las pasadas elecciones federales, el partido del Presidente perdió 6 millones de votos y 40 diputaciones federales.)
"Nos creímos todo el rollo de la transición, pensamos que Fox tenía agenda, pero ni en un esquema reformista cumplió las expectativas", dice, encorto, otro "damnificado" del voto útil, convertido ahora en funcionario del gobierno del Distrito Federal.
–Sus limitaciones no son nuevas...
–Pero no imaginábamos la magnitud. Y si somos sinceros, nadie lo imaginó.
Diez principios incumplidos
"La alternancia es posible". Así definía el ambiente electoral un desplegado publicado el 21 de junio de 2000. Entre los firmantes estaba la antropóloga Mercedes Barquet, la feminista Laura Carrera (luego coordinadora de Atención Ciudadana de la Presidencia), la guionista Paz Alicia García-Diego, la cantante Adriana Landeros, el fotógrafo Pedro Meyer, el cartonista Abel Quezada, los escritores Germán Dehesa, Enrique Serna, René Avilés Fabila y Sealtiel Alatriste, la defensora de derechos humanos Marieclaire Acosta, el doctor en ciencia política Gabriel Székely, y el director del Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana Javier García Diego.
En total, 27 intelectuales que invitaban a votar por el "candidato opositor más fuerte" para alcanzar la "tan deseada alternancia".
Para brindar su voto pidieron como requisito que Fox se comprometiera con 10 principios:
• Establecer un gobierno plural, incluyente y de transición democrática (proponían, incluso, que nombrara a "mexicanos progresistas" al frente de Sedeso y Pemex).
• Garantizar la educación laica y gratuita.
• Mejorar "sustancialmente" el sistema de salud pública.
• Promover la cultura y los valores de México.
• Tolerancia a la diversidad.
• Plena libertad sindical.
• Política ambiciosa de apoyos a pequeños empresarios y recursos masivos a regiones más pobres.
• Reconocer la autonomía de los pueblos indígenas.
• Respeto pleno a las conquistas de las mujeres.
• Reforma integral a la administración y procuración de justicia.
Fox, por supuesto, dijo sí a todo.
"Hago míos los principios rectores que ellos (los firmantes, "baluarte de la sociedad civil mexicana") consideran deberán guiar los actos de mi gobierno", respondió en un desplegado el 27 de junio.
Quién sabe qué entiende el presidente Fox por "mexicanos progresistas", pero cinco meses después, al presentar su gabinetazo, marcó una distancia con ese "baluarte": nombró en Sedeso a Josefina Vázquez Mota, diputada panista que había sido capacitadora en Coparmex y autora del best-seller ¡Dios mío, hazme viuda, por favor!, y en Pemex a Raúl Muñoz Leos, ex director de Dupont.
El resto de los "compromisos" bien podría llamarse, a modo del País Maravilloso de Vicente Fox, "catálogo de intenciones que nunca ocurrieron".
"Es lo que hay"
Algo debe andar muy mal en este país para que los más aguerridos defensores del "cambio" digan que hay que aguantar lo que queda de este gobierno porque "es lo que hay".
Eso escribió en diciembre pasado Germán Dehesa (autor de la cantinflesca frase "todo voto es útil, pero también puede ser profundamente inútil", durante la presentación del programa antipobreza, en diciembre de 2001).
"Yo voté por Fox y sigo pensando que hice lo correcto, por más que mi voto útil se haya convertido en la irrisión de los adalides del voto inútil –anotó Dehesa. En verdad que jamás avizoré que aquel candidato tan entrón se fuera a convertir en un Presidente tan teto con una Primera Dama tan consternante. Digámoslo de una vez: nuestro Primer Mandatario es como una beoda pesadilla de Shakespeare. Pero ¡ojo, amiguitos!, ES LO QUE HAY y más nos vale que sea lo que siga habiendo (Reforma, 09/12/03)".
Al parecer, la resignación le duró al escritor hasta febrero pasado, cuando Vicente Fox y el secretario del Trabajo, Carlos Abascal, asistieron a la relección de Leonardo Rodríguez Alcaine en la CTM, donde estuvo presente el ex líder del sindicato de petroleros, Carlos Romero Deschamps, y donde fueron abucheados: "No hay hígado, por blindado que esté, que resista tal mezcla de cinismo y de estupidez".
"Las víboras prietas se lo comieron"
El concepto clave del proyecto foxista fue "el cambio". Así vendió su candidatura y así logró convencer a millones de mexicanos no panistas de que votaran por él, a pesar de todas las contradicciones en las que cayó durante su campaña electoral (Fox fue en campaña una suerte de camaleón político, que cambiaba de color sus discursos de acuerdo al auditorio). En la recta final, su estrategia se centró en las bases perredistas y los simpatizantes del otro candidato opositor fuerte: Cuauhtémoc Cárdenas.
"Amigo perredista: tu voto puede unir a México y lograr lo que tanto hemos soñado la mayoría de los mexicanos: sacar al PRI de Los Pinos, en eso estamos de acuerdo, es lo más importante hoy. Nos vemos en la gran fiesta del 3 de julio. Ya ganamos", decía un desplegado que se publicó profusamente en los días finales de la contienda ("Ya cada vez somos más por todo el país: corre la voz, ya ganó Fox").
Eso convenció a Israel González, quien sin ser militante de ningún partido había simpatizado con Cuauhtémoc Cárdenas en elecciones anteriores. Cabeza de una familia de ocho hijos y siete nietos, Don Israel trabaja en una imprenta cerca del centro de la ciudad y cuenta que votó por Fox ilusionado con el discurso del cambio.
"Nos enrollaron con eso del cambio, pero no ha cambiado nada, este Fox se ha dedicado a decir puras mentiras y ya no le podemos creer con santas barrabasadas que ha hecho."
Cuando votó en 2000, dice, creía que Fox era sincero en sus promesas.
"Yo ni lo conocía, en mi vida había oído hablar de él hasta que fue candidato y me gustó su forma de hacer campaña, de pedir el voto para ganarle al PRI; me gustaba que decía que iba a apachurrar a las víboras prietas y las tepocatas, pero luego las víboras prietas se lo comieron a él".
¡Cardenista: no seas cardenista o el país te lo reclamará!
La expresión de Don Israel define bien la desilusión que ha provocado la ineficacia del gobierno del "cambio".
Luego de cuatro años, el presidente Fox ha perdido incluso el aval de sectores que tradicionalmente han apoyado al PAN, como porciones de la iniciativa privada y el clero, y ha descobijado a los militantes de izquierda que promovieron el voto útil.
"No ha cumplido con nada. No ha hecho nada para desmontar la vieja estructura clientelar, corporativa del viejo régimen. No ha sido eficaz en las políticas y no ha tenido el oficio político para estructurar acuerdos", dice el profesor oaxaqueño Ignacio Pinacho, ex perredista y activo promotor del voto a favor de Fox.
Pinacho se integró a un grupo que en junio de 2000 presentó el libro Propuestas desde la izquierda al candidato de la transición. En ese grupo estaban María Luisa Velasco, Joel Ortega, Héctor Castillo, Ricardo Hernández, Mario Rechy, Armando Fierro, Carlos Martínez Rentería, Benjamín Russek, Luis Reygadas y René Cervera.
El mismo grupo promovió una semana antes de las elecciones una "Carta abierta a Cuauhtémoc Cárdenas" (Proceso, 25/06/00), en la que pedía su apoyo a Fox a cambio de la conformación de un gobierno plural, y una "Carta abierta a los cardenistas" (La Jornada, 28/06/00), que planteaba el dilema: "votar por Fox para sacar al PRI de Los Pinos o votar por Cárdenas para ayudar a que se quede ahí".
"Las mexicanas y mexicanos que votamos por Cárdenas, el hijo, en 1988 o en 1994 porque representaba el cambio, no podemos, no debemos seguirlo esta vez. Si lo hacemos la nación nos lo reclamará. ¡Cardenistas: voten por su partido preferido para el Congreso, pero por Vicente para Presidente!"
"No me arrepiento –dice Pinacho, asesor de Convergencia en la Cámara de Diputados. La alternancia era una condición necesaria para ratificar el sistema democrático en México, y la ineficacia de Fox y de su equipo de gobierno era algo que no podíamos prever."
Tampoco previeron que el candidato Fox los iba a dejar fuera del proyecto de gobierno una vez en la silla presidencial. Algunos dirigentes panistas reconocen, fuera de grabadora, que fue un error del Presidente no haber incluido en su gobierno "al menos a Héctor Castillo" (hijo de Heberto Castillo), en lugar de "priístas tramposos como Alfonso Durazo (el controvertido ex secretario particular del Presidente)".
Alianzas útiles, izquierdas inútiles
Equivocados o no, muchos perredistas, filocardenistas e intelectuales de izquierda se unieron al canto de sirenas foxista: era Fox o el PRI.
Todavía en su cierre de campaña, Fox insistió: "¡Unete, Cuauhtémoc!"
Porfirio Muñoz Ledo, ex aliado de Cárdenas y presentado en aquel mitin como el "ideólogo del Frente Democrático Nacional", repitió lo que muchos perredistas reformistas pensaban después de la cuestionada gestión del ingeniero en el gobierno del DF: "Vamos a reafirmar el voto ciudadano, México optará por un liderazgo democrático, no por un caudillismo".
Ya se habían unido a la causa foxista personajes como el ex comunista Joel Ortega, las hermanas de Pablo Gómez (actual coordinador de los diputados federales del PRD) y Héctor Castillo e incluso otros más cercanos al hijo del general, como Francisco de Souza, ex fotógrafo personal de Cárdenas, quien terminó como delegado panista en Cuajimalpa.
Estaban, claro, los superasesores: Adolfo Aguilar Zinzer y Jorge Castañeda, y muchos otros intelectuales convencidos de que valía la pena correr el riesgo y "dar una oportunidad por la alternancia".
El politólogo Octavio Rodríguez Araujo estuvo entre ellos. El voto útil, dice ahora, es un instrumento de la sociedad para castigar a un mal gobierno. No es un voto a favor de alguien, sino en contra, y por eso está más allá de las posiciones ideológicas.
Lo explica así: "Cuando Naomi Klein llama a votar en contra de George W. Bush no está pidiendo un voto por Kerry, que no es muy diferente de Bush. Kerry no es el mejor, pero cualquiera es mejor que Bush. Es lo mismo que pasó en Francia, con la segunda vuelta. Todo mundo, incluso la extrema izquierda, votó por Jacques Chirac, que es de derecha, pero se trataba de dar un voto útil para que (Jean Marie) Lepen no llegara al gobierno".
Con el propio Cuauhtémoc Cárdenas ocurrió lo mismo, dice. "Lo que pasa es que de eso la gente no se da cuenta, pero en 1988 la gente votó por Cárdenas (quien primero fue candidato del PARM) con la misma intención que en 2000 votó por Fox."
Desde su perspectiva, el voto útil ha sido "satanizado" porque es un voto incómodo ideológicamente, pero a sus críticos se les olvida "convenientemente" cuando les favorece.
"Ahí está el caso de Oaxaca, y también el de Chiapas con (Pablo) Salazar Mendiguchía: ¿por qué se alió el PRD con el PAN para ganarle al PRI? ¿No fue eso también una alianza útil? ¿Y cuando (Andrés Manuel) López Obrador propuso a Layda Sansores como candidata del PRD al gobierno de Campeche, estaba pensando en su trayectoria política o en que era una candidata útil?"
–El problema, quizá, no fue votar por un candidato de derecha, sino por un candidato incompetente.
–No se sabía que era incompetente, o por lo menos no se sabía a qué nivel. El mismo Cárdenas lo invitó a una mesa redonda al principio de la campaña. Y si lo que me quieres decir es que Miguel de la Madrid y éste han sido los presidentes más brutos que hemos tenido, estoy de acuerdo, pero no perdamos el punto, que es el voto útil, y ese sirve para quitar a un partido que no funcionó y poner a otro que nunca es el mejor.
–Si el PRI regresa, ¿de qué habrá servido?
–Los partidos competitivos son partidos que se movieron ideológicamente para ubicarse en el centro, por eso cuesta trabajo diferenciarlos. Si hoy fueran las elecciones y la opción fuera PRI o PAN, yo votaría por el PRI y qué terrible que sea así, pero hay que escoger entre uno y otro. Lo digo de este modo: soy socialista, ¿por quién voto? Conozco la historia del PT y de sus dirigentes y no votaría por ellos. Y con todas las burradas que está haciendo el PRD tampoco puede ser opción de nada.
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Juan Pablo Pardo es físico egresado de la UNAM y cursa un propedéutico en economía en El Colegio de México. También votó por Vicente Fox y está arrepentido. Pero no está seguro de que lo mejor hubiera sido votar por Cuauhtémoc Cárdenas.
"No sé que tan distinto hubiera sido Cárdenas de Fox, la verdad es que no creo que hubiera grandes diferencias con la actual administración, en términos generales", dice. "Visto en perspectiva, el mejor voto hubiera sido la abstención"
–¿Qué hubiera ganado?
–Dejar en claro que ellos no me representan. El problema del voto (en este caso el voto útil) es que de una u otra forma legitima a un candidato o un proyecto. No votar, en cambio, es hacer claro que ninguno te representa y que se necesitan opciones.
Los apóstoles del voto útil
En una reciente entrevista con Masiosare (La Jornada 01/08/04), el escritor Carlos Monsiváis, opositor sistemático del voto útil, ubicaba a los principales responsables de la desilusión que ha dejado el foxismo:
"En lo que a opinión pública se refiere, el problema no es el voto antipriísta o panista, sino la suprema necedad de los apóstoles del voto útil. Si querían apoyar a un candidato de la derecha, muy su gusto; lo inconcebible es su invitación (patética) a la izquierda para que apoyase a la derecha, insistiendo en la desaparición de las distinciones entre izquierda y derecha."
El voto útil, dice, quiso "conceptualizar la rendición de la izquierda. Eso fue mezquino y pueril".
Más allá de la opinión del escritor, lo cierto es que los artífices del voto útil que se integraron al equipo de Fox abandonaron el barco al primer chapuzón.
El caso emblemático es el de los superasesores: el ex canciller y ahora "candidato ciudadano" Jorge G. Castañeda y el ex embajador ante la ONU Adolfo Aguilar Zinzer.
El primero dejó la cancillería porque le daba "hueva", y ahora se dedica a construir una candidatura presidencial independiente. El segundo, que en la campaña juraba que "un voto por Cárdenas era un voto por Labastida", dejó el cargo ofendido por un regaño del Presidente, luego de declarar que México seguía siendo el "patio trasero" de Estados Unidos. Su renuncia, dijo, fue solicitada por el gobierno estadunidense.
Otros promotores del voto útil deambulan en distintas oficinas: unos con Castañeda, otros con Patricia Mercado (ex dirigente de México Posible y en busca de un nuevo partido) y otros más buscan cobijo con sus viejos amigos en el gobierno capitalino. Los menos siguen en el equipo de Fox.
Y cuando despertamos...
La resaca de la borrachera foxista (o antipriísta, según se vea) ha sido lenta y dolorosa, sobre todo porque parece no tener fin.
El voto útil del 2 de julio de 2000 derivó en un gobierno que no ha resuelto ninguno de los principales problemas del país, y una oposición que no ha sabido ser alternativa. La polarización que provocó el voto útil sigue latente, ahora exacerbada por el pleito entre el gobierno del DF y el federal.
Las últimas elecciones han dado muestras de que el PRI sigue con vida:
Ganó Oaxaca, pese a la alianza útil y el descrédito del gobernador José Murat por el presunto autoatentado; ganó Tijuana, después de 12 años de gobierno panista, con un candidato que en el apellido lleva la penitencia: Hank (hijo del extinto profesor Carlos Hank González), y de acuerdo con las encuestas, ganará Veracruz, uno de los estados más importantes en términos electorales, pese de las fracturas que generó el enfrentamiento de Roberto Madrazo con Elba Esther Gordillo.
Fueron 6 millones de votos, pues.
Decía Carlos Montemayor, en junio de 2000: "Capitular para que reine un poder de amigos sin principios es una triste forma de buscar el cambio en México (...) Más útil será para México que los partidos políticos conserven con claridad sus principios. Le hará bien a cada uno de los partidos conservar sus principios. También les haría bien, y mucho, a los intelectuales".
En el mismo sentido se expresaba Arnoldo Kraus: "Parece no importar quién gane ni la veracidad de sus discursos o la moral de sus acciones. Lo único que se desea es que pierda el PRI (aunque nuestros niños que sólo hablan zapoteco no aprendan inglés por computación ni computación por inglés). De esa envergadura es el panorama: importa, para muchos, la derrota, no la victoria. De ese tamaño es la tristeza política: nos gobernaría el fracaso, no el triunfo".
Frente a estos argumentos, María Elena Medina puntualiza: "No sólo buscábamos la alternancia, buscábamos la democracia, y para llegar a ella nos falta mucho. Lo que tenemos que hacer ahora es madurar y ser copartícipes, no apáticos. Ponernos todos a trabajar, porque tampoco la izquierda está construyendo alternativas, más bien los ciudadanos estamos secuestrados por los políticos de todos los partidos".
Puede que tenga razón, pero a la luz de los resultados electorales, una buena definición de la tragedia en que devino la alternancia es la respuesta que dio el hoy desaparecido crítico musical y compositor José Antonio Alcaraz a La Jornada Semanal (25/06/00) cuando se le preguntó el sentido de su voto: "Seguramente votaré por Fox en razón del voto útil –dijo. Yo sí contemplo el suicidio como alternativa."
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