Es un tipo de campaña negativa que consiste en llamar por teléfono a los electores para acusar al oponente más importante de algo que motive su rechazo a votar por él. Quien primero utilizó esta táctica de campaña, en plena guerra fría, fue Nixon en los años cuarenta del siglo pasado, cuyos seguidores llamaron anónimamente a los electores para decirles que los opositores a Nixon eran comunistas.
Para "empujar el voto" se simula el levantamiento de una encuesta telefónica y durante la entrevista se "planta" la información negativa del oponente, con preguntas similares a esta: ¿Usted votaría por un candidato a sabiendas que...?
El problema es que esta práctica antidemocrática no es fácilmente detectable, pues los electores no se quejan ante las autoridades ni tampoco denuncian esta práctica a la prensa.
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