Consiste en decidir por quien votar de acuerdo con los intereses económicos de uno mismo. Por ejemplo, con base en los posibles aumentos de impuestos o el aumento del gasto gubernamental.
En Estados Unidos esta manera de votar se ha aprovechado para la propaganda electoral. Así, Roosevelt con su programa de New Deal se dirigió a los desempleados y a los trabajadores pobres; Kennedy prometió "hacer que el país se moviera otra vez"; Reagan preguntó: "¿Estas mejor hoy que hace cuatro años?" para derrotar a Carter; Bus padre uso como slogan "Lee mis labios, no más impuestos"; y Clinton para sacarlo de la Casa Blanca tuvo como slogan de facto: "es la economía, estúpido", que en su origen fue un recordatorio a sus campañistas.
En México, durante las elecciones presidenciales del 2000, el candidato que resultó triunfador Vicente Fox reiteró constantemente durante su campaña que no aumentaría los impuestos, sino que ampliaría la base de causantes y mejoraría la administración tributaria para aumentar los ingresos gubernamentales. '
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