Es el cambio de las preferencias de los electores de una elección a otra, es decir, en elecciones consecutivas el elector vota sucesivamente por A, B y A por ejemplo. Se explica por la transformación de los partidos, que con el afán de captar el mayor número de votos, soslayan sus diferencias ideológicas y clasistas ( llamados por Kirchheimer partidos "cacha todo" que diluyen su ideología); por el uso intenso de los medios electrónicos que permiten el contacto directo con los electores; por la personalización de las campañas que da mayor peso a los candidatos, etc., así como por el surgimiento de nuevos conflictos sociales susceptibles de ser incorporados a la lucha electoral.
La volatilidad electoral puede medirse entre dos elecciones sucesivas, mediante la suma de los cambios en los votos recibidos por los partidos, tomando en cuenta los cambios en el electorado total que generan la incorporación de nuevos electores jóvenes y la muerte de otros (además de los movimientos migratorios dentro y fuera de la circunspección, etc.), así como la transferencia de electores de la categoría de votantes a no votantes. Un pequeño cambio aparente en la votación obtenida por los partidos (volatilidad agregada) puede encubrir en realidad un alto grado de volatilidad individual, si se cancelan mutuamente los grandes cambios de votantes sufridos por los partidos.
Para Pedersen (International Enciclopedia of Elections), el índice de volatilidad puede ser medido como el total de las ganancias acumuladas de todos los partidos triunfadores en una elección dada, o alternativamente, por el total de las pérdidas de los partidos derrotados en una elección determinada.
Pero si bien el índice de volatilidad ofrece una medida muy útil y significativa de los patrones de estabilidad o inestabilidad electoral, existen tres razones que pueden conducir a errores o malas interpretaciones. En primer lugar, se trata de una medida gruesa que trata a todos los cambios electorales como equivalentes, lo cual no necesariamente es cierto, como en el caso de las alianzas entre partidos. Segundo, las cifras dadas por los analistas a veces exageran los niveles reales de inestabilidad, porque no consideran los cambios que resultan de las escisiones en los partidos de una a otra elección. En tercer lugar, el índice mide el cambio en la distribución de los votos entre los partidos y a veces los analistas no consideran los cambios que resultan de los movimientos hacia dentro y hacia fuera del electorado provocados por los diferentes niveles de participación electoral o abstencionismo, y de edad y muerte de los electores.
|