Es el porcentaje de electores que realmente votaron en una elección. La tendencia general es que los electores voten más en las elecciones presidenciales y menos en las locales, lo cual se explica por la acción más intensa de los medios masivos que estimula la atención y participación ciudadana en las elecciones. A nivel de los individuos, votar implica apoyo al sistema político y confianza en la eficacia del voto, por lo que los estratos con mayor status son los que más votan.
La votación efectiva también depende de otros factores circunstanciales: el mal tiempo la reduce, el carisma de los candidatos la aumenta, el ambiente de miedo y tensión la disminuye, las expectativas de cambio la aumentan; aun un juego deportivo puede alejar de las urnas a los electores.
Normalmente, las campañas se esfuerzan por triunfar mediante una alta votación efectiva por medio de programas especiales de promoción del voto, aunque también algunas estrategias pueden favorecer el abstencionismo para obtener el triunfo.
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