Es un acto de adhesión a las opiniones o decisiones de un partido que a menudo sacrifica el interés personal o general para otorgar ventaja a ese partido. Es una forma de participación política racional, abierta y comprometida con un institución política que comprende una gama de acciones como el proselitismo, el voto en las elecciones, la acción comunitaria, la asistencia a actos políticos, la militancia, el trabajo de partido, la realización de tareas de campaña, entre otras. Por lo tanto, el partidarismo exige tiempo, dinero y otros recursos como aptitudes de participación.
La actividad partidarista refleja una parcialidad extrema hacia las políticas, los candidatos y los funcionarios electos de un determinado partido político y siempre busca destacar con elogios la conveniencia de pertenecer a determinado partido. Por eso, se ha condenado el partidarismo, aunque también se ha rechazado que haya habido alguien en política sin partidarismo.
Aunque el partidarismo es el cemento que une a los partidos políticos, en los últimos años, poco a poco este cemento se ha ido desgastando a tal grado que la gente ya no se identifica con los partidos y en consecuencia el número de votantes independientes ha ido aumentando.
En otro sentido, el partidarismo se usa para manifestar la abundancia de partidos políticos.
Por otra parte, un partidario es la persona que sigue un partido o milita en él, o es adicto a una idea o a una persona. También señala a una persona o "partisano" que realiza actos de guerrilla.
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