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PARTIDO POLITICO

Un partido político es un grupo de ciudadanos organizados permanentemente que se asocian en torno a una ideología, intereses y un programa de acción con el propósito de alcanzar o mantener el poder político para realizarlos. Se trata de obtener el poder por los medios legales, especialmente mediante elecciones, aunque también existen partidos que en determinadas circunstancias, usan medios revolucionarios y fuera de las leyes, pero son menos numerosos que aquellos que dentro de la legalidad.

Los partidos responden a la necesidad objetiva de contar con organizaciones capaces de participar en elecciones democráticas en gran escala y de vincular a las masas a las tareas del gobierno. Asimismo, todos participan en alguna medida en el ejercicio del poder político, sea asumiendo el gobierno o en la oposición.

Los partidos estructuran la expresión de la opinión pública (en la democracia el voto) y transmiten las demandas ciudadanas a los centros de decisión; asimismo, realizan una función de reclutamiento para la selección y renovación de las élites políticas.

Los partidos políticos tienen las características siguientes:

1) Continuidad. Son organizaciones que persisten independientemente de sus líderes.

2) Organización. Su estructura es manifiesta, tanto a nivel local y regional como nacional.

3) Dirección. Pretenden conquistar o mantener el poder de decisión política, por sí solos o por medio de coaliciones.

4) Ideología. Poseen una ideología y cuentan con programas y medios para atraer seguidores en las elecciones o conseguir el apoyo popular.

5) Personalidad jurídica. Cuando no se trata de partidos revolucionarios.

Los grupos de interés, clubes y grupos políticos que no tienen estas características, no son partidos aunque también funcionen como agregadores de intereses.

Un partido se distingue de un grupo de interés, primero, porque busca ocupar el poder mediante la nominación de sus candidatos a los puestos de representación popular, mientras el grupo de interés sólo presionar al poder para obtener decisiones que le sean favorables; segundo, porque un partido elabora una concepción político - ideológica total, en cambio el grupo de presión sólo se preocupa por los problemas que le afectan; tercero, el partido tiene a la actividad política como su ocupación principal, mientras que el grupo de interés cuando presiona sólo ve a la actividad política como algo instrumental, debido a que se ocupa fundamentalmente en perseguir propósitos particulares, en general de carácter económico.

Algunos partidos pequeños, dada su imposibilidad de ganar o compartir el gobierno son más bien grupos de interés que utilizan las campañas electorales como una estrategia de influencia.

Asimismo, un partido es diferente de un movimiento político porque posee una organización formal y objetivos específicos, de los cuales los movimientos carecen.

Por lo regular, los partidos políticos no se presentan como defensores de un grupo o de una clase sino de la sociedad en su conjunto. Además, son órganos de formación, expresión y movilización de opinión pública y canales de comunicación política, interpuestos entre el gobierno y la sociedad; fungen, asimismo, como elementos auxiliares del gobierno de la sociedad aunque estén en la oposición.

Los integrantes de un partido político pueden clasificarse de acuerdo a su nivel de participación en las actividades partidistas, como simpatizantes, afiliados y militantes.

Los simpatizantes son personas que expresan su acuerdo con las ideas y principios del partido; votan por sus candidatos, se mantienen al tanto de las actividades del partido, asisten a sus reuniones y manifestaciones públicas, y hasta pueden llegar a contribuir con recursos para el sostenimiento del partido, aún cuando no estén afiliados. Los afiliados aceptan los deberes y atribuciones que el partido les confiere de acuerdo con sus estatutos. Por su parte, los militantes son los miembros activos (activistas) del partido que se encargan de preparar las campañas electorales, difundir la propaganda, organizar a los contingentes para las manifestaciones públicas, organizar reuniones de trabajo, etc. Esto es, además de estar afiliados al partido trabajan arduamente en las labores partidistas.

a. Funciones de los partidos.

Como el propósito esencial de los partidos es participar en la lucha por el poder mediante las elecciones, realizan tres funciones básicas: la organización de la propaganda para que puedan ser identificados por los electores, la selección de candidatos mediante cualquier procedimiento y el financiamiento de las campañas sea público o privado.

Octavio Rodríguez Araujo (Diccionario de Política y Administración Pública) detalla las funciones principales que desempeña un partido político:

1) Manifestar abiertamente su intención de asumir el poder político y el propósito de esa acción. La aspiración a tomar el poder es lo que distingue a un partido de un grupo de presión. Sus propósitos diferencian entre sí a los diversos partidos.

2) Proponer y defender una ideología que articule las demandas políticas de la población. Los partidos que se consideran ajenos a una ideología, en realidad defienden la ideología dominante.

3) Elaborar programas y políticas que reflejen las aspiraciones de la mayoría de la población. Sus programas y políticas constituyen la base de sus plataformas electorales.

4) Formular estrategias para que el partido alcance sus objetivos. Los propósitos de muchos partidos pueden ser semejantes, pero los medios para alcanzarlos pueden hacerlos completamente distintos.

5) Representar los distintos intereses y demandas de sus afiliados. Los partidos son en realidad coaliciones de grupos heterogéneos que tienen ser integrados.

6) Atraer al mayor número de miembros militantes o simpatizantes. Los partidos intervienen de manera importante en la socialización y educación políticas. Se trata de concientizar a la gente y de hacer un proselitismo permanente que les permita llegar a las elecciones con el mayor número posible de afiliados que serán votantes seguros a favor de sus candidatos.

7) Reclutar y seleccionar líderes, prepararlos para que logren popularidad entre la gente y postular candidatos para los puestos de representación popular. Los líderes son internamente importantes por su capacidad de aglutinar diferentes grupos y hacia el exterior porque llegan a encarnar al partido en una época de personalización de la política. Los buenos líderes pueden convertirse en mejores candidatos capaces de ganar las elecciones.

8) Competir en las elecciones. Para hacerlo deben desarrollar capacidad para nominar candidatos sin escindirse y de financiar, organizar y desarrollar campañas que los conduzcan al triunfo.

9) Participar en el gobierno como partido en el poder o como oposición.

10) Si está en el poder tratar de mantener el control del gobierno. Tratan de conservar la lealtad del electorado que los llevó al poder mediante programas que respondan a las aspiraciones de quienes votaron a su favor.

11) Si está en la oposición presentar críticas constantes al gobierno y formar coaliciones con los demás partidos que muestren algún grado de oposición.

12) Participar en la socialización política de la población.

13) Lograr legitimidad entre la población

14) Servir de puente entre la sociedad y el gobierno. Los partidos desempeñan una función de mediación en los conflictos que surgen entre el gobierno y el electorado.

b. Tipos de partidos.

En realidad, la tipología de los partidos puede ser tan amplia y variada como partidos hay. Sin embargo, los criterios más aceptados para clasificarlos han sido los siguientes:

1) Atendiendo al contexto en que se desenvuelven.
2) Por el origen que tuvieron.
3) Por el grado de institucionalización y legalidad que presentan
4) Por sus métodos de reclutamiento abierto o cerrado.
5) En virtud de las características socioeconómicas de sus miembros.
6) De acuerdo a los intereses y demandas que manifiestan sus miembros dominantes.
7) Por su organización definida o que se confunde con el electorado o con órganos del gobierno.
8) Por sus métodos democráticos o autoritarios para tomar decisiones.
9) Por el tipo de técnicas que utilizan para hacer campañas electorales.
10) Conforme a otros criterios, tales como autoritarios o democráticos, ideológicos o pragmáticos, orientados hacia la solución de problemas coyunturales o hacia la satisfacción de un programa preconcebido, nacionales o regionales, religiosos o laicos, electorales o revolucionarios, de masas o de élites, democráticos y oligárquicos, sectarios o abiertos, etc.

Por lo que corresponde a su estructura, los partidos pueden ser:

1) De cuadros: aquellos en los que una minoría de líderes se erige en partido político y se interesa en agrupar en torno a ellos unas pocas personas de gran influencia. Su principio es más la calidad de las personas que el número. Se desarrollaron en Europa en el siglo XIX y se les conocía como partidos de notables; eran resultado del sufragio restringido a los grupos socioeconómicos superiores, en tanto que la mayoría de la población estaba al margen de la política, pues el conflicto fundamental era la lucha entre dos clases: la aristocracia y la burguesía.

2) De masas: Se esfuerzan por convocar a las masas, buscan afiliar al mayor número de personas y tratan de ganar la confianza de los estratos más diversos de la población mediante plataformas amplias y flexibles, así como la satisfacción del mayor número de demandas y la solución de los más diversos problemas sociales. Estos partidos son producto de la masificación de las sociedades, la universalización del sufragio y el advenimiento de las multitudes a la acción política. Su debilidad económica se compensa por la fuerza del número. La necesidad de organización y disciplina los obliga a formar estructuras rígidas y a veces oligárquicas.

Una variante de los partidos de masas, fue la estructura de células en cada lugar de trabajo que desarrollaron los partidos comunistas, las cuales se agrupaban por taller, empresa o institución. Compartir una misma ocupación producía mayor solidaridad que compartir el lugar de residencia, que era la base de las otras estructuras partidistas. Sin embargo, las células requerían de un alto grado de centralización.

Otra forma de estructura tuvieron los partidos fascistas, autoritarios y elitistas, que desarrollaron organizaciones muy similares a las militares: uniformadas, disciplinadas y minoritarias, pero dispuestas a usar la violencia para imponerse a la masa desorganizada.

De acuerdo con la ideología, la distinción se da entre partidos de derecha y de izquierda:

1) Los partidos de derecha son conservadores del orden establecido, no tienen preferencia por el cambio y son partidarios de la disciplina jerárquica de la sociedad. Defienden la libertad y la propiedad privada. Su retórica tiene un carácter patriótico y nacionalista.

2) Los partidos de izquierda son progresistas, críticos y reformadores. Tienen una concepción optimista del hombre y de su capacidad de progreso, anteponen la libertad y la justicia sobre la disciplina. Pugnan por la eliminación de las desigualdades y la propiedad privada acotada por la satisfacción de las necesidades sociales.

Duverger (Los Partidos Políticos) clasifica a los partidos en cuatro tipos:

1) Partidos con una propensión mayoritaria, capaces de formar una mayoría absoluta en el parlamento.
2) Grandes partidos, que no pueden normalmente formar mayorías absolutas, pero pueden gobernar con una serie de apoyos externos.
3) Partidos medios, que pueden participar en el gobierno a condición de desempeñar un papel subordinado en las coaliciones, y que no pueden llegar a coligar a la oposición en torno suyo
4) Partidos menores, que son tan pequeños que no pueden desempeñar ningún papel importante ni en el gobierno, ni en la oposición.

También se puede clasificar a los partidos en rígidos y flexibles respecto a la unidad y disciplina que demandan de sus miembros, especialmente, quienes ocupan asientos parlamentarios. Los primeros corresponden frecuentemente a partidos con una fuerte base ideológica, que se encuentran en la oposición y requieren enfrentar la fuerza del partido en el poder, así como ofrecer una alternativa viable de gobierno al electorado; y los segundos, a partidos que representan una amplia gama de intereses y puntos de vista, al extremo que pueden llegar a convertir las legislaturas en asambleas de individuos más que de partidos.

Otras clasificaciones de los partidos distinguen distintos tipos de partidos: los partidos comunistas proclaman sin reservas que expresan los intereses de la clase obrera; los partidos burgueses o democráticos, abogan por reformas progresistas y tratan de ocultar las contradicciones de clase e incluso la existencia de clases sociales; los partidos caudillistas funcionan en torno a un personaje, etc.

c. Sistemas de partidos.

Son el conjunto de partidos en un determinado sistema político y los elementos que los caracterizan como su número, las relaciones que mantienen entre sí, su posición ideológica y estratégica, sus formas de interacción y sus relaciones con la sociedad y el propio sistema político.

Los sistemas de partido pueden distinguirse en función de la cantidad de partidos que participan en la vida política nacional:

1) El monopartidismo o sistema de partido único pretende la eliminación de los grupos y formas de oposición que no coinciden con la ideología prevaleciente. El partido único fue un medio que hizo posible un gobierno fuerte y el contacto continuo con las masas en algunos regímenes autoritarios, en los cuales el máximo dirigente del partido dominante fue por lo regular, al mismo tiempo, el primer mandatario del país.

2) El bipartidismo, en donde toda la fuerza electoral se concentra en sólo dos partidos, uno de los cuales está en el poder y el otro en la oposición, desde la que ejerce una función de crítica y control del desempeño gubernamental. Esto no implica que no existan partidos pequeños que puedan evitar que alguno de los dos partidos principales gane la mayoría de los asientos parlamentarios. Como es factible la mayoría parlamentaria para alguno de los dos partidos, la administración puede tener continuidad y efectividad con más facilidad.

3) El multipartidismo es el sistema más generalizado, en él participan activamente más de dos partidos políticos en la vida política del Estado. Aunque es un sistema más democrático, los partidos tienen más problemas para alcanzar la mayoría por lo que tienen que establecer alianzas con otros partidos. Como no es frecuente que un solo partido tenga la mayoría, en los regímenes parlamentarios los gobiernos se forman mediante coaliciones, lo cual los hace frágiles y heterogéneos, menos estables y con menor poder.

El factor más importante que determina el número de partidos es el sistema electoral: la representación proporcional tiende a favorecer el desarrollo del multipartidismo porque asegura representación aun para los partidos más pequeños; la mayoría tiende a producir el bipartidismo porque excluye a todos los partidos pequeños que no pueden alcanzar esa mayoría, salvo mediante alianzas cuando el sistema es a dos vueltas, en cuyo caso también estimula el multipartidismo.

Otro factor que influye en el número de partidos es la intensidad de los conflictos políticos. Si el conflicto es intenso se tienden a formar dos partidos fuertes.

Según Lapalombara y Wiener (Political Parties and Political Development) los sistemas de partidos políticos pueden agruparse en dos grandes tipos:

1) Los sistemas competitivos se caracterizan por la existencia de un partido o coalición dominantes, que apoderados del gobierno, se esfuerzan por conservarlo en una situación competitiva. Desde luego, esta situación de competencia requiere que la transmisión del poder pueda realizarse sin violencia. Dentro de este tipo de sistemas se distinguen dos variedades: los hegemónicos y aquellos en los cuales existe rotación del poder. En los sistemas competitivos hegemónicos, un mismo partido o una misma coalición ejerce el poder gubernamental durante un largo tiempo. En el segundo caso, aunque pueden existir ciertos periodos hegemónicos, es relativamente frecuente el cambio del partido en el poder, o del partido que domina la coalición.

2) Los sistemas no competitivos son hegemónicos y bajo determinadas circunstancias pueden convertirse en competitivos. Aquí existen tres variantes: los sistemas de partido autoritario, los de partido pluralista y los de partido totalitario. Los primeros están dominados por un partido único, monolítico y de orientación ideológica, no permiten la oposición y cuando surge la equiparan a la traición; las aspiraciones nacionales se identifican con el partido único; sus fines pueden ser revolucionarios o conservadores, pero a largo plazo conducen al estancamiento. Los sistemas de partido pluralista se caracterizan por la existencia de un partido dominante y pluralista en su estructura, con orientación ideológica pragmática y tendencia a absorber dentro de sus filas a la oposición más que a destruirla. Los sistemas de partido autoritario consideran al Estado como un instrumento del partido monolítico para reestructurar a la sociedad, por lo cual, difícilmente dejan aspectos de la vida individual sin afectar, al mismo tiempo que ejercen un extenso control político.

Sartori (Partidos y Sistema de Partidos) combina elementos de los dos criterios anteriores para establecer un nuevo continum: sistema de partido único, sistema de partido hegemónico, sistema de partido predominante, sistema bipartidista, sistema de pluralismo moderado, y sistema de pluralismo polarizado.

d. Los partidos y los sistemas políticos.

La vida política contemporánea se caracteriza por la existencia de partidos políticos. Independientemente de la ideología y de los objetivos que persiga un gobierno, la acción gubernamental, en algún grado, se apoya en un partido. La importancia de los partidos es tal que determinan a los sistemas políticos actuales, pues a través de ellos se formulan los lineamientos básicos de los programas de gobierno, se designa a los candidatos que si son elegidos asumirán la responsabilidad de realizarlos y, una vez que los partidos han llevado a sus candidatos al poder, proporcionan el apoyo necesario para que la actividad gubernamental se desarrolle.

En toda sociedad existen desacuerdos, diferencias y conflictos acerca de la dirección que la misma ha de adoptar y la forma en la cual sus metas han de alcanzarse. Para evitar que sus luchas internas la destrocen, toda sociedad dispone de mecanismos encargados de resolver las diferencias sobre los fines que se persiguen. Estos mecanismos regulan las actividades de los individuos, concilian sus desacuerdos y mantienen a la sociedad integrada.

El sistema político constituye uno de estos medios de regulación social, sólo distinto a los demás por su universalidad y su calidad de árbitro final con recurso a la fuerza, para imponer decisiones, aunque debido a su aceptación social como autoridad última, no se haga uso frecuente de la compulsión física.

Por medio del sistema político, dice Sorauf (Ciencia Política), "los individuos cuyas metas y valores tienen una fuerza política insignificante, se agrupan con otros individuos en agregados de fuerza creciente a fin de influir en la formulación y ejecución de la política pública". Según Easton (The Political System) las demandas y el apoyo se encuentran al inicio de ese proceso y las decisiones y acciones de las autoridades son el resultado del mismo. Los partidos intervienen en la agregación de esas demandas y apoyo; su función es sumar los intereses de los diversos grupos e individuos, y generar y organizar el apoyo suficiente para que esas demandas se satisfagan.

En suma, los partidos son los organismos encargados de agregar intereses, de organizar a la opinión pública, de comunicar las demandas a los centros de decisión del gobierno y de competir en las elecciones por el poder gubernamental. Al efecto, requieren de integrar a sus seguidores dentro de una ideología o una visión del mundo y de articular sus demandas en programas y políticas concretos. De este modo, participan en le reclutamiento político, en la selección de dirigentes, en el ejercicio del gobierno y en la formulación de la política pública.

e. Financiamiento de los partidos.

En cualquier democracia, el financiamiento de los partidos y de las campañas afecta directamente el funcionamiento del sistema de partidos: restringe o amplía el acceso a la representación de distintas fuerzas o corrientes políticas; fortalece o debilita los partidos nacionales, privilegia a un partido en relación con el electorado, etc.

Por eso, las leyes electorales establecen disposiciones acerca de la manera como legalmente pueden financiarse los partidos y las campañas conforme a los principios de igualdad de oportunidades para que se manifieste el mayor número de opciones políticas; de prevención de que se privatice el interés general; y de extensa participación ciudadana de medianos y pequeños contribuyentes.

El financiamiento en términos generales se divide en público y privado. El financiamiento público tiene dos ventajas principales: por un lado impide que sean los intereses económicos los que determinen los candidatos, sus propuestas y sus acciones ya en el cargo, y por el otro, puede usarse para alentar la igualdad de oportunidades entre partidos y candidatos; su desventaja, además de gravar el presupuesto gubernamental, radica en que genera tendencias hacia la partidocracia, pues los partidos pueden desentenderse por completo de los electores y aun de sus militantes, los candidatos verse sujetos a las asignaciones que les otorgue la dirección de su partido, sin poder aprovechar sus potencialidades personales, y los electores no pueden apoyar, también con recursos, a los candidatos que más les simpatizan.

La ventaja fundamental del financiamiento privado, si se basa en aportaciones pequeñas, accesibles para todos y de un gran número de ciudadanos, es que responsabiliza directamente a los partidos y candidatos ante sus militantes y electores con lo que se previene su corrupción interna, los obliga a la elección democrática de dirigentes y candidatos, a la vez que permite que sea cada elector el que aporte directamente fondos a la campaña del candidato de su preferencia, sin intermediaciones burocráticas; sus desventajas son, si no está reglamentado, es público y vigilado, que pueden predominar los intereses más poderosos y el dinero "sucio", además de que favorece más a los partidos que están en el poder, los cuales pueden recaudar mayores montos que los opositores, así como a partidos y candidatos más atractivos a los electores con mayor capacidad económica. Por eso, para prevenir sus desventajas se establecen límites a las aportaciones que pueden hacerse a los partidos y las campañas y se prohíben ciertas fuentes de financiamiento que pueden presentar conflicto de intereses como los contratistas gubernamentales, los usufructuarios de concesiones públicas o los mismos empleados públicos.

El financiamiento público de los partidos y de las campañas también puede ser en especie, por ejemplo en tiempo de transmisión en radio y televisión, así como en franquicias de telégrafo y correo, etc.

f. Desarrollo de los partidos.

Antes del desarrollo de los partidos políticos modernos, el concepto de partido, se refería a un grupo de personas que se formaba en torno a una idea; así, los güelfos y los gibelinos eran dos partidos, formados en torno a la idea de quién debía ejercer el poder civil y el eclesiástico, si ambos debían estar ejercidos por el Papa o el primero por los monarcas y el segundo por el Papa; de manera que la expresión tomar partido significaba y significa aun adscribirse a un bando, de dos o más que están en conflicto entre sí. Implicaba una idea de división, de gobernar en beneficio de unos pocos, de constituir una facción. De ahí que la aparición de los partidos a finales del siglo XVIII, fue vista con desconfianza y como contraria a la convivencia pacífica.

Max Weber considera tres etapas en el desarrollo de los partidos: una camarilla aristocrática que se convierte en un partido de notables, para finalmente llegar a lo que denomina democracia plebiscitaria.

Para Duverger, los partidos se desarrollan como consecuencia de la extensión del sufragio y de las prerrogativas parlamentarias. A medida que las asambleas ganan independencia, sus miembros toman conciencia de la necesidad de integrarse en grupos parlamentarios y de encuadrar a los electores para obtener sus votos en comités electorales. A partir de estos comités personalistas y temporales se fueron integrando los partidos de manera institucional y permanente.

LaPalombara y Weiner sostienen que los partidos se forman como consecuencia de una crisis en el sistema político, ya sea porque quienes quieren ganar o mantenerse en el poder requieren del apoyo popular, o bien porque sea una demanda de los ciudadanos que piensan que tienen derecho a influir en el ejercicio del poder. De cualquier manera, su aparición coincide con el Estado liberal, el partido político como organización de la sociedad civil surge en el momento en el que se reconoce el derecho del pueblo a participar en el poder político.

Otros piensan que los partidos han sido resultado de las divisiones o "clivajes" de las sociedades. Quienes tienen el poder y forman partidos para conservarlo son muy diferentes de quienes no tienen poder y forman partidos para obtenerlo. Los principios de cada uno de ellos son más o menos consistentes con los intereses de clase, étnicos, religiosos, etc. de aquellos cuyo apoyo buscan.

De cualquier manera y bajo muy diversas circunstancias históricas, los partidos son una consecuencia de la democracia, y una vez estructurados la han reforzado y estimulado en su desarrollo.

Desde una perspectiva histórica, en Europa, a partir del siglo XIX, los partidos políticos empezaron a organizar múltiples intereses instrumentales y morales de varios estratos, grupos profesionales o culturales y de las clases sociales. El rápido aumento de la complejidad de la estratificación de las sociedades industriales, que llevaba consigo la confrontación de intereses económicos, ideológicos y profesionales, la ampliación creciente del derecho al sufragio a grupos cada vez más amplios de la población y el crecimiento urbano, hicieron posible que los partidos políticos se erigieran como portadores de concepciones del mundo y del orden social.

La aparición importante de los primeros partidos se da en Estados Unidos y Europa en la primera mitad del siglo XIX, cuando la clase burguesa busca afirmar su poderío. Es en este momento cuando surgen los parlamentos. En Inglaterra, se crean a partir de la Reform Act de 1832, que permitió a los estratos industriales y comerciales participar junto a la aristocracia en la gestión de los negocios públicos.

Por otra parte, el cambio económico y social que produjo la industrialización condujo a los sectores populares a reivindicar sus demandas a través de movimientos espontáneos de protesta, que posteriormente, tomaron cuerpo en los partidos de trabajadores.

Con la formación de los partidos socialistas en Alemania (1875), Italia (1892), Inglaterra (1900) y Francia (1905), los partidos adquirieron nuevas características: una base de apoyo popular, una estructura amplia y estable dirigida por políticos profesionales a sueldo expreso por ejecutar actividades políticas y un programa político sistemático.

Así, en la evolución de su estructura, los partidos vivieron dos momentos entre el siglo pasado y el presente. En el primer momento, crecieron los llamados partidos de cuadros, en el segundo, los partidos de masas:

1) En el siglo XIX, los partidos buscaron agrupar a las grandes personalidades y su trabajo se orientó a las elecciones y a las coaliciones parlamentarias, en un contexto de democracia limitada a la participación de las élites y al escenario del parlamento. Los partidos giraban alrededor de un jefe político quien los sostenía económicamente; carecían de un aparato administrativo permanente y los candidatos del partido aportaban de su bolsa los gastos electorales.

2) A principios del siglo XX, la apertura a las masas de la vida política transformó la estructura y organización de los partidos. Abandonaron su naturaleza elitista para convertirse en organizaciones multitudinarias. La estructura partidista pasó a ser impersonal y regida por normas objetivas y generales. El aumento de sus funciones obligó a crear una burocracia administrativa encargada de la organización del partido, de la atención de sus asuntos ordinarios y del cumplimiento y ejecución de las órdenes emanadas de sus autoridades. El sostenimiento económico del partido pasó a ser una responsabilidad colectiva de todos los miembros mediante un sistema de cuotas.

Una tercera innovación fue la operación por medio de células que provino de los partidos comunistas, que los dotó de una mayor versatilidad y eficacia. Por medio de este sistema desarrollaron acciones más rápidas, precisas y disciplinadas con el objetivo de movilizar a las masas, difundir la propaganda, etc. Como las células aseguraban una organización partidista sólida entre los estratos populares, su efectividad era mucho mayor que los comités y las secciones de los partidos tradicionales.

Hoy, los medios masivos electrónicos están transformando la función que desempeñan los partidos, particularmente en materia electoral, al personalizar la política y al otorgarle mayor importancia a los candidatos que a los partidos. Esta transformación es más notable durante las campañas. Para algunos, la historia ha dado una vuelta de 360°, porque las campañas electorales que comenzaron sólo con candidatos (todavía no existían partidos), ahora han vuelto a centrarse en los candidatos, que gracias a los medios masivos pueden prescindir de los partidos para comunicarse con el electorado. Este fenómeno, aparejado con la proliferación de grupos de acción ciudadana al margen de los partidos, se ha interpretado como prueba de su declinación. Sin embargo, en términos de tamaño y número, los partidos no están declinando sino creciendo, pues de haberse originado en Europa y Estados hoy existen prácticamente, en todas partes del mundo.

Esta idea de su declinación proviene de grupos conservadores, que son hostiles a la política y a los partidos, a los cuales consideran una fuerza que divide a los ciudadanos, una amenaza a la unidad nacional y una tentación para la corrupción y la demagogia.

Lo que sucede, según Guerra, es que el dominio de la esfera política por los grandes operadores económicos y financieros ha reducido el papel de los partidos en la formación de la voluntad nacional, de modo que, dado el predominio de la tecnocracia, se da la impresión de que la tarea de los políticos de todas las tendencias consiste sólo en ratificar las decisiones que adopta el "mercado". Además, las nuevas tecnologías de la comunicación facilitan que los grandes grupos financieros promuevan una democracia de refrenda (de consulta por medio de un referéndum para cada decisión que deba tomar el gobierno) que prescinda de los partidos; así, la formación de la opinión pública será dominada por quien posea los medios de comunicación, esto es, los grupos financieros y empresariales. Cuando los partidos se debilitan, los sustituyen los grupos de presión, los sicarios de los poderosos, si desaparecen los partidos surge el autoritarismo.

Lo que los partidos tienen que hacer es perfeccionar su funcionamiento democrático y transparente que los acerque más a los ciudadanos y evitar o detener las tendencias oligárquicas que los alejan de la gente.

Lo cierto es que a pesar de la frustración e impaciencia que surgen en los miembros de toda gran organización compleja, la democracia moderna no podría funcionar sin la existencia de los partidos políticos.

g. Partidos y elecciones

Los partidos proporcionan al electorado la indicación más clara acerca de la orientación política de los candidatos y los hace más fácilmente distinguibles. Para muchos, las promesas y declaraciones de los individuos que buscan ganar votos y evitan expresar sus opiniones verdaderas que se los resten, pesan menos que el partido que apoya sus candidaturas; la membresía partidista proporciona un indicio mejor de cómo se comportará un candidato si llega a obtener el puesto en disputa, de modo que otorga una cierta garantía de congruencia entre promesa y conducta.

Durante las elecciones, los partidos tratan, junto con sus candidatos, de identificar los problemas que perciben los electores, de ofrecer ideas y programas para solucionar los mismos, de modo que coincidan los problemas que el electorado aspira a que se resuelvan, con sus propios planteamientos, a fin de obtener el apoyo popular en las urnas.

Históricamente, los partidos que se esfuerzan por ganar las elecciones con base en la clase trabajadora han tratado de hacer el uso más efectivo de su fortaleza numérica y así compensar su falta de recursos económicos, hacen campañas amateurs o mixtas con aplicación intensiva de mano de obra voluntaria. En contraste, los partidos controlados por las clases medias y superiores han utilizado tecnologías políticas costosas y descansado más en los medios masivos, por lo que desarrollan campañas profesionales con empleo intensivo de capital.

En tiempo de elecciones, todos los partidos se reorganizan a fin de crear estructuras temporales ad hoc para realizar las campañas, de reclutar y capacitar a sus miles de militantes que los representarán en las casillas, y de formar o reforzar su organización territorial con el propósito de que sirva como un instrumento de proselitismo y de promoción del voto.

h. Los partidos y el gobierno

Si un partido gana una elección, se origina el problema de cuánta influencia tendrá en el gobierno; generalmente define las líneas generales de acción, pero su influencia es vaga. En los parlamentos el problema es hasta qué punto la disciplina de partido debe hacer posible presentar un frente unido; esto depende en general de cuanto significan esta disciplina y unidad para la sobrevivencia de un gobierno; en los regímenes presidenciales no son cruciales, en los parlamentarios sí.

i. Democracia y partidos.

Los partidos políticos, como toda organización compleja, tienden a manipular a sus miembros, a someterlos al control del grupo dirigente que, mediante la cooptación, se autoperpetua. En los partidos de cuadros, sus miembros son manipulados por poderosos comités; en los de masas, si bien los líderes pueden ser escogidos por sus miembros, quienes ocupan puestos de elección popular llegan a controlar al partido y esto les asegura una larga carrera política, por medio de la reelección o del paso sucesivo de una candidatura a otra.

Sin embargo, en la democracia los partidos desempeñan una función de representación que descansa en la competencia de oligarquías rivales. El carácter democrático se expresa en el grado en que estas oligarquías que integran las élites políticas, están abiertas a todos aquellos que tengan una ambición política. Dado que ninguna democracia moderna puede funcionar sin partidos, sus tendencias oligárquicas han llegado a considerarse parte de sus males necesarios.

j. México: Los partidos que gobiernan



Al finalizar el año 2001, según el Prontuario Electoral de Fidel Arroyo, la distribución de los puestos de elección popular entre los partidos era la siguiente: