La segunda es la tendencia de la gente a exponerse a los mensajes que son consistentes con sus propias actitudes y creencias. La percepción es el proceso de tener conciencia y dar sentido a los estímulos recibidos del medio ambiente mediante los sentidos y también es selectiva; esto es, la gente atiende a sólo unos cuantos de estos estímulos conforme a factores ambientales (intensidad, tamaño, movimiento, novedad del estímulo, etc.) y factores personales (necesidades e impulsos, rasgos psicológicos, experiencias y aprendizajes pasados, personalidad, etc.). Estos últimos factores explican por qué los individuos pueden poner atención a estímulos diferentes, a diferentes mensajes o partes de un mensaje.
De este modo, las personas practican una exposición y percepción selectivas, es decir, ven u oyen los mensajes que están de acuerdo con sus actitudes existentes. Así, pueden ignorar o malinterpretar completamente los mensajes o alguna de sus partes, cuando entran en conflicto o no concuerdan con las actitudes y expectativas que ya poseen. En las elecciones, el elector presta atención sobre todo a su propio candidato, rara vez escucha a la oposición y cuando lo hace interpreta mal u olvida lo que está en desacuerdo.
También existe una percepción subliminal, que es la que se produce cuando los estímulos ejercen influencia sobre la percepción aunque la persona no esté consciente de ello.
La exposición y percepción selectivas, así como la percepción subliminal son consideradas en la formulación de la estrategia de persuasión de las campañas.
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