Es un término genérico que se aplica a una gama de situaciones y comportamientos desviados que se manifiestan como desórdenes sociales. Típicamente, estos problemas incluyen muchas formas de conducta anormal como el crimen, la delincuencia juvenil, la prostitución, las enfermedades mentales, la drogadicción y el suicidio, así como otros conflictos sociales: racismo, violencia en el hogar, los accidentes de trabajo, etc.
Algunos autores opinan que para que un problema sea definido como social debe ser originado por condiciones sociales fundamentales o tener consecuencias que afectan a los sistemas sociales. El abuso de las drogas, es un ejemplo, ya que es producido por un acceso relativamente fácil y por una cultura que promueve su consumo, además de tener efectos sociales muy nocivos que van desde patrones de conducta violenta, hasta la excesiva demanda de servicios de salud y la pérdida de la productividad económica.
Por su parte los sociólogos Frank (1925) y Fuller (1937) sostienen que las circunstancias o comportamientos sociales que se consideran problemas, los son en tanto que violan o interfieren con los valores culturales que definen lo que es bueno, importante y deseable para el funcionamiento de la sociedad y por lo tanto, su solución es o puede ser, casi imposible.
Los problemas sociales han sido apreciados de modo distinto en el transcurso de la historia; a principios del siglo XIX, quienes abusaban del alcohol eran vistos como pecadores, al inicio del siglo XX, durante la vigencia de la " ley seca " en los Estados Unidos, fueron considerados como criminales y después de los años cuarenta, han sido tratados como enfermos adictos. La homosexualidad ha sido percibida como un crimen y un desorden mental, ahora es un estilo de vida, gracias a los movimientos contra la discriminación y al voto a su favor emitido por la Asociación Psiquiátrica Norteamericana en 1973. Como éstos, otros asuntos han sido valorados de modo diferente en el pasado e incluso se ha evitado señalarlos y hasta nombrarlos y ahora se ofrecen servicios para su atención, se registran estadísticamente y son vistos como temas de interés nacional.
Desde este punto de vista, el rango de posibles problemas sociales es casi infinito y puede incluir fenómenos muy diversos ya que reflejan el clima de opinión de la sociedad y las necesidades expresas de política pública y así como demandas anticipadas de control social. Asimismo, las soluciones que se proponen pueden variar considerablemente ya que muchas veces dependen de los intereses y de los valores involucrados.
Muchos problemas contemporáneos que dirigen su atención al trato desigual de la minorías raciales, de las mujeres, los niños, los ancianos, los prisioneros, los enfermos mentales, el subdesarrollo y otras situaciones semejantes han sido puestas en la agenda política por las acciones vigorosas de los movimientos sociales.
También ha sido importante en el proceso de la definición de los problemas sociales, la participación de profesionales que promueven algunas soluciones.
Los gobiernos han respondido a las demandas para abatir estos problemas a través de la fundación de centros en búsqueda de soluciones, estableciendo comisiones para su investigación, aprobando nuevas leyes y creando organismos para su cumplimiento y atención médica.
Paradójicamente, se ha descubierto que en muchos casos, los gobiernos han sido la fuente para la definición de nuevos dilemas al ser utilizados como temas de campaña. Investigaciones realizadas en los Estados Unidos pusieron de manifiesto que así surgió la cuestión del consumo de la marihuana y del alcoholismo entre los adolescentes.
Un enfoque más explica que los sistemas de comunicación, tanto a nivel interpersonal como masivo, intervienen en la definición y el control de los asuntos de controversia, por medio del lenguaje utilizado y de la producción de noticias.
De cualquier manera, los problemas sociales que preocupan al electorado deben ser considerados en la formulación de la estrategia de persuasión de una campaña, en especial aquellos que interesan a los grupos de electores identificados como posibles "blancos", ya que pueden ser incluidos dentro de los temas en los cuales un candidato puede tener una posición ventajosa respecto a sus oponentes.
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