EL AVENTURERISMO DE AZNAR
El aventurerismo de Aznar reside en la alianza establecida con el sector más agresivo y expansionista del hegemonismo
La posición de Aznar ante la guerra en Irak no es, como se insiste desde determinados ámbitos de la izquierda, un problema de sumisión. Pero sí de una acusada irresponsabilidad y de un peligroso aventurerismo. Diciendo actuar en nombre de la responsabilidad y de los intereses de España, Aznar acusa de insensatez a quienes defendemos que España debe mantenerse neutral. «No se puede ser neutral. Y además no nos conviene. Y además no nos interesa», afirmaba en un reciente mitin. ¿Por qué España no puede ser neutral? ¿De qué intereses está hablando? ¿Y a quién no le conviene que seamos neutrales?
Todo el discurso de Aznar para justificar su posición se asienta sobre una premisa falsa: «España no puede ser neutral». ¿Por qué? ¿Quién dice eso? La misma historia reciente de nuestro país lo desmiente.
Durante la Primera Guerra Mundial, no sólo España se mantuvo neutral, sino que las posibilidades de acumulación de capital que esa neutralidad reportó a la oligarquía financiera española le permitieron plantearse seriamente, por primera vez en su historia, el desarrollo de un capitalismo monopolista autóctono, con el consiguiente incremento del peso en la escena internacional que ello conlleva.
Hasta el propio Franco Ðnada sospechoso de estar «encadenado a los comunistas»Ð supo vencer las abrumadoras deudas de todo tipo que había contraído con las potencias del Eje, manejando las contradicciones entre los dos bloques en guerra para mantener a nuestro país fuera de la carnicería que significó la II» Guerra Mundial.
«España no puede quedarse aislada internacionalmente» dice Aznar. Pero, ¿acaso Suecia o Suiza Ðpor no mirarnos en el espejo de Francia o Rusia de los que todo el mundo sabe que defienden intereses nada altruistas en el conflicto Ðno son dos países de una larga tradición democrática y un notable progreso material que han hecho de la neutralidad una de las banderas de su prestigio internacional? Y además, ¿cómo puede hablar de aislamiento quien apoya una intervención que ha sido explícitamente rechazada por el 75% de los países miembros de la ONU y que encuentra la oposición rotunda de la opinión pública mundial? Miente, pues, Aznar cuando afirma que su apoyo incondicional a Bush es la única alternativa viable para España.
Abril 2002 UNIÓN COMUNISTA DE ESPAÑA
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