Es el conjunto de acciones que de manera amplia, dinámica y entusiasta llevan a cabo determinados individuos con el propósito de lograr los principios ideológicos, los planes y programas de la organización a la que pertenecen. Se caracteriza por la participación, iniciativa y entusiasmo de quienes acuden a las sesiones de trabajo, también porque obedecen las órdenes del grupo dirigente, difunden propaganda, hacen proselitismo y colaboran en las campañas electorales. Los activistas prefieren la ejecución y los hechos derivados de la instrumentación de un programa político.
Al término de la Primera Guerra Mundial en Alemania, se utilizó el término"activismus" para denotar el compromiso militante adquirido por un grupo de intelectuales respecto al proceso de transformación de esa época, en contrapartida de la actitud, que resultaba pasiva, de parte de otros intelectuales frente a los mismos acontecimientos.
Al paso del tiempo, el concepto llegó a ser vinculado con el grado de participación de un miembro en las actividades propias de un partido y respecto a esto se desarrollaron tres categorías: los simpatizantes (no afiliados pero que están de acuerdo con las posturas de un partido y votan por él), los miembros (afiliados formalmente y que cumplen con sus ordenamientos) y los activistas, también designados militantes.
Existen dos formas de activismo político: el que se realiza dentro del sistema de partidos y el que se hace fuera de este sistema e inclusive se dirige en contra del mismo.
Dentro de las organizaciones, los activistas son el elemento de enlace entre la dirección y la base, sobre ellos recae el grueso de la actividad partidista y son el reflejo del grado de compromiso con la institución en la cual militan. Los activistas desempeñan las mismas funciones en otro tipo de organizaciones, lo importante es que su actuación es dinámica, emprendedora, entusiasta, consistente, responsable y apasionadamente involucrada en la política.
La otra forma de activismo está vinculada a acciones más drásticas, a la acción directa, a la violencia incluso, como la única vía para lograr transformaciones o para establecer las posibilidades reales de alcanzarlas. Algunos de estos grupos de extremistas, generalmente de derecha, se aprovechan de cierta impunidad derivada de su complicidad con organizaciones tales como el ejército, la policía o el servicio secreto, por ejemplo, durante la Italia fascista y la Alemania hitleriana, los activistas integraron grupos armados que se constituyeron en milicias antiobreras, agresivas y con disciplina militar.
También existen activistas de extrema izquierda, como los maoístas espontaneístas que atacaban las fábricas para forzar a los patrones a mejorar las condiciones de trabajo, o asaltaban tiendas de lujo para repartir los alimentos robados entre la masa hambrienta.
Recientemente, algunos autores han destacado un tercer tipo de activismo político más ligado al trabajo que hacen las organizaciones identificadas como pertenecientes a la sociedad civil. Para Diamond (Repensar la Sociedad Civil) estas organizaciones cumplen funciones como las siguientes:
1) proveer las bases para la limitación del poder estatal, así como monitorear y restringir el ejercicio del poder en los Estados democráticos, y democratizarlo en los Estados autoritarios;
2) complementar el papel de los partidos políticos en el estímulo de la participación política para que éste se traduzca en un incremento de la eficacia política y en el adiestramiento de los ciudadanos, de modo que perciban mejor sus derechos y obligaciones;
3) canalizar la participación ciudadana a fin de desarrollar atributos democráticos, como la tolerancia, la moderación y la voluntad de compromiso;
4) crear canales diferentes a los que ofrecen los partidos políticos para articular, agregar y representar los intereses de los ciudadanos, lo cual proporciona a los excluidos el acceso al poder que les ha sido negado en los escalones superiores institucionales de la política formal;
5) construir la democracia a través del monitoreo electoral, reformar el sistema electoral, democratizar los partidos políticos, descentralizar y abrir el gobierno, fortalecer la legislatura e incrementar las responsabilidades del gobierno;
6) difundir la información suficiente para ayudar a los ciudadanos en el logro y defensa de sus valores e intereses. Al incrementar la responsabilidad, la capacidad de respuesta, la inclusividad, la efectividad y por lo tanto, la legitimidad del sistema político, una sociedad civil vigorosa proporciona a los ciudadanos respeto para el Estado y un compromiso positivo con él y puede multiplicar las capacidades de los diferentes grupos sociales para mejorar su propio bienestar independientemente del Estado.
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