Es la utilización de las instituciones políticas para realizar cambios en el orden social y económico; se opone a la acción directa, que es el recurso de métodos no políticos como la resistencia violenta o no, la huelga, el sabotaje, etc. con el fin provocar esos cambios. Consiste en el conjunto de actos que se realizan socialmente de un modo ordenado, con el propósito de constituir, modificar, desarrollar, defender, atacar o destruir un orden político constituido y organizado. En general, es cualquier intento organizado para influir en el proceso político, desde el cabildeo de los legisladores hasta el esfuerzo de un ciudadano por elegir o derrotar a algún candidato en particular.
Se diferencia de la acción directa que privilegia métodos y formas de lucha extremos, no necesariamente ilegales, con el propósito de lograr cambios políticos, económicos o sociales: huelgas de brazos caídos, sabotaje, boycott, ocupaciones e invasiones, toma de edificios, etc. Según Dahl (Análisis Político Actual) la esencia de la acción política es la consideración de alternativas y sus consecuencias, esto es, que la conveniencia de adoptar una política depende tanto de los objetivos en mira como de la naturaleza de la situación específica.
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