VICTOR D`HONDT (Gante, 1841- id., 1901) Jurisconsulto belga. Fue profesor de la Universidad de Gante y creó (1878) un sistema de representación proporcional muy usado en los sistemas electorales para asignar escaños en sus variantes de mayor resto o media.
LOS RENDIMIENTOS HONDTIANOS (1993, España)
Todo el mundo sabe lo que es la ley de repartos políticos según el método de d’Hondt, y existe una vaga idea de que éste favorece a los partidos grandes, pero no vemos que esta cuestión se halle cuantificada. Vamos a intentarlo comentando unas elecciones algo alejadas en el tiempo (junio de 1993)..
El principio de unas elecciones legislativas es muy simple: los representantes del pueblo en la Cámara (al menos en el Congreso de diputados, el Senado es otra cosa) lo son en función del número de sus electores. En España, en estos momentos, uno por cada 60.000 aproximadamente.
Sin embargo, este principio es distorsionado en la práctica por diversas "adaptaciones" que se aplican a una regla aparentemente simple. La primera de ellas es no elegir a lo largo de todo el país, sino dividir éste en "circunscripciones", dentro de cada una de las cuales se aplicará la representatividad......La segunda es la forma cómo se resuelven las inevitables "fracciones de diputado", que surgen al intentar prorratear el número de éstos con los votos. Por poner un ejemplo sencillo, si en una provincia hay un millón de electores y dos partidos presentados, y uno de ellos obtiene 640.000 votos y el otro 360.000, está claro que, como mínimo, el primero tiene derecho a seis diputados como mínimo y el segundo a tres, pero, ¿a quién asignar el diputado restante?
Existen varios métodos para ello. El más sencillo, y posiblemente el más lógico, es el de los "residuos": las vacantes extras se asignan en orden decreciente de residuos. El primer partido tiene derecho a 6 diputados y le sobran 40.000 votos, y el segundo a 3 con 60.000 votos sobrantes. Como el residuo del segundo partido es mayor, éste se apropiará del diputado en liza.
Este procedimiento es muy sencillo, pero, ¡ay!, tiende a favorecer a los partidos menores, como acabamos de ver. Por tanto, no complacía mucho a los poderosos, que vieron con muy buenos ojos que el señor d'Hondt ideara oportunamente el procedimiento "de la media más fuerte", basado en hacer que cada diputado representara al máximo número posible de electores. En el caso anterior, si el diputado en liza fuera adjudicado al partido primero, representaría a 640.000/7 = 91.429 electores, mientras que los 4 del segundo representarían sólo a 360.000/4 = 90.000 electores cada uno. Por tanto, el señor d'Hondt adjudica el diputado errante al primer partido.
Con este sistema los partidos mayores se llevan la parte del león, como tendremos cumplida ocasión de ir viendo en ese artículo, por lo que nada tiene de extraño que el sistema hondtiano sea el adoptado en todos los países (incluido España), donde el procedimiento se decide precisamente en función de los votos de los propios diputados.
¿Qué ocurre en la práctica? Al combinarse el sistema d'Hondt con el de división por circunscripciones, los partidos mayores obtienen ventajas menudas en cada circunscripción. Éstas, sumadas, hacen que su representación en la Cámaras sea muy superior a la que le correspondería de acuerdo con las reglas de proporcionalidad.
Un caso extremo es el Reino Unido, donde hay tantas circunscripciones como diputados. Fácil es ver que una ligera ventaja de un partido, repetida en todas las circunscripciones, podría hacer que la totalidad de la Cámara fuera de un color, absurdo que sin embargo se considera muy natural en un país al que ciertamente no es fácil darle lecciones en temas democráticos. Probablemente la explicación es que el procedimiento no está hecho pensando en la intermediación de los partidos políticos, sino en las elección del representante por sus cualidades personales y conocidas por los electores.
Fácil es deducir que el sistema inglés conduce en la práctica a un bipartidismo. Empíricamente se ha constatado la aparición de la "regla del cubo": la proporción entre los electores de los dos partidos aparece elevada al cubo en la Cámara de los Comunes. Por ejemplo, si se diera una proporción entre conservadores y laboristas de 2:1 (dos tercios de los electores conservadores y un tercio laborista), la proporción en la Cámara sería de 8:1, o sea ocho novenos de los diputados conservadores y un noveno laboristas.
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Josep M. Albaigès i Olivart |