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  Adquiera  


POPULISMO

El término se aplica de manera vaga para designar movimientos y políticos que apelan directamente al pueblo en contra de las élites, que colocan la justicia por encima de las expresiones legales de un orden social que consideran injusto, y que pretenden que el ciudadano ordinario tenga la mayor cantidad posible de poder en sus manos y no sus representantes, por lo que prefieren los mecanismo de democracia directa como el referéndum, el plebiscito, la iniciativa popular y la revocación. En este sentido, señala Miller (Enciclopedia del Pensamiento Político) “el populismo puede ser considerado una forma extrema de democracia” .

Según Mendoza y Romero, el populismo es la "posición política que toma como centro principal de su acción y objetivos al pueblo. Un gobierno es populista cuando considera ante todo las necesidades de la mayoría que constituye el pueblo; sin embargo, a veces se adopta esta posición más como una medida demagógica que por un real interés de tomar medidas de gobierno a partir de las necesidades de la población de menores recursos."

Para Molina , el populismo se trata de un "movimiento político heterogéneo caracterizado por su aversión a las élites económicas e intelectuales, por la denuncia de la corrupción política que supuestamente afecta al resto de actores políticos y por su constante apelación al pueblo, entendido como un amplio sector interclasista al que castiga el Estado. Bajo esta denominación pueden aparecer englobadas diversas ideologías políticas de carácter normalmente autoritario pues, al reclamar para sí la encarnación de los deseos mayoritarios, rechazan la necesidad de más intermediarios y deslegitiman por obstaculizador el pluralismo que representa el resto de la oposición”.

Históricamente, el populismo nombra en general, una amplia gama de movimientos y teorías que pretenden humanizar el capitalismo en defensa de las clases desprotegidas mediante la intervención del Estado, la distribución más amplia de la propiedad privada y la democracia participativa

En Rusia, el populismo se inició en 1870 como defensa de los campesinos para conservar sus propiedades en rechazo del capitalismo salvaje y en contra de la industrialización. Como pretendía pasar directamente al socialismo fue rechazado por los soviéticos como un movimiento reaccionario. No obstante, movimientos similares tuvieron éxito en Polonia, Bulgaria y Rumania.

 

En Estados Unidos el populismo fue una etiqueta que se puso en 1892 al Partido del Pueblo formado en Omaha, Nebraska, que se oponía a las políticas que favorecían a los banqueros y grandes capitalistas, cuyo sistema de crédito los endeudaba y despojaba de su riqueza. Luchaba contra la concentración económica y la corrupción política. Demandaba que las tierras públicas se destinaran a quienes las ocupaban y no a la especulación; que los ferrocarriles, telégrafo y teléfonos fueran propiedad estatal; que la banca fuera regulada por el gobierno mediante un cuerpo de funcionarios electos; que se regulara el crédito, el bimetalismo oro/plata, la fijación de tasas de interés para hipotecas, las cooperativas de producción y consumo, la educación pública, el voto de la mujer, entre sus principales demandas. En 1896, su candidato presidencial William Jennings Bryan alcanzó la nominación demócrata y casi obtuvo la victoria.

Así, el movimiento populista estimuló que los presidentes Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson y Franklin Delano Roosevelt promovieron la intervención del Estado en la economía en beneficio de las clases populares mediante las leyes antitrus, la creación de la Reserva Federal, la legislación social y el New Deal.

Durante la primera mitad del siglo XX, en América Latina el populismo tuvo su expresión en los movimientos reformistas, no revolucionarios, encabezados por líderes carismáticos que promovían la alianza Estado-partido político-sindicatos con el propósito de confrontar a las oligarquías heredadas del colonialismo y al imperialismo norteamericano.

En plena guerra fría, el macartismo, contrario a toda intervención estatal, etiquetó al populismo como comunista y fascista, y todo gobierno que promovía el intervencionismo lo nombró peyorativamente “populista”, así se tratara de personajes tan distintos como Lázaro Cárdenas, Juan Domingo Perón, Getulio Vargas, Jao Goulart, Salvador Allende, Velasco Alvarado, Velasco Ibarra, u Omar Torrijos.

Con la nueva globalización en la que las potencias buscan asegurar su abasto de energéticos a cualquier precio y las transnacionales apoderarse de campos fuera del comercio, como el agua potable, la salud y la educación públicas, para hacer de ellos negocios lucrativos en su beneficio, el término populismo se ha ha venido utilizando ara etiquetar toda tendencia política opuesta a su expansión. Así en el libro The Macroeconomics of Populism in Latin America escrito por Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards se etiquetó de populistas hasta a los gobiernos de Luís Echeverría y José López Portillo, acusándolos de improvisar políticas y de hacer gastos excesivos que resultaron inflacionarios, pese a que sólo compartían con los populistas su afán de distribuir la riqueza nacional mediante planes gubernamentales.

Hoy, la palabra populismo está siendo convertida en sinónimo de demagogia, aventurerismo e irresponsabilidad, y se aplica a los políticos que prometen soluciones que no pueden cumplirse por carecer de bases sustentables, que gastan más recursos de los que disponen para satisfacer los intereses de sus clientelas, o que atentan, violentan o rompen el orden constitucional democrático en aras de una "voluntad popular”. En lugar de llamarlos demagogos, los llaman populistas; sin embargo, el término populista se reserva para los políticos de izquierda y no se aplica a los demagogos o falsos profetas de derecha que mediante la mercadotecnia y la televisión ilusionan a la masa con ofrecimientos excesivos, que ya en el gobierno, obviamente, jamás podrán cumplir. Por eso, todo político que consciente o inconscientemente busca caminos distintos a la ortodoxia liberal, o simplemente intenta asignar más recursos a programas sociales, corre el riesgo de ser etiquetado de populista, sambenito que lo mismo sirve para prevenir cualquier intento de intervención del Estado en un mercado en el que imperan los monopolios nacionales y extranjeros o para impedir el surgimiento de líderes populares que traduzcan en proyecto político las necesidades populares, que para asegurar el dominio de la ideología neoliberal en el campo del pensamiento político. Ejemplo de esta tendencia ideológica es el "Decálogo del populismo iberoamericano", de Enrique Krauze.

LIDERES POPULISTAS

MEXICO

       
LAZARO CARDENAS LUIS ECHEVERRIA JOSE LOPEZ PORTILLO VICENTE FOX
       
ANDRES M. LOPEZ OBRADOR      

 

MUNDO

       
PERON ALLENDE TORRIJOS  
       
  LUIS INAZIO LULA DA SILVA HUGO CHAVEZ EVO MORALES

 

Roosevelt

Reagan

Zapatero