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PLURALISMO

En su sentido más amplio, el pluralismo significa la apertura y disponibilidad de confrontación hacia propuestas distintas a la propia, que se proponen para resolver problemas de interés general. También es un fenómeno histórico, una doctrina normativa y un modo de analizar a la sociedad industrial.

Como fenómeno histórico, el pluralismo tiene antecedentes en la organización estamental y corporativa de la Edad Media, en la cual los individuos eran políticamente relevantes por su calidad como miembros de un grupo y el proceso político era el resultado del esfuerzo de cada grupo por proteger y ampliar sus derechos y privilegios. Hoy, el pluralismo se considera consecuencia de que las sociedades, al llegar a ser cada vez más heterogéneas, producen una amplia diversidad de valores, normas, intereses y puntos de vista y, por lo tanto, una gran variedad de grupos que entran en competencia para obtener poder e influencia.

Sin embargo, la dispersión resultante del poder es desigual porque algunos grupos logran una mejor posición y más poder para imponer sus perspectivas y valores sobre los demás; de modo que en realidad, el pluralismo puede ofrecer muy poca participación directa para la mayoría de la población, ya que la estructura de poder tiende a ser muy cerrada, piramidal e insensible y la sociedad a dividirse así en dos clases: unos pocos que gobiernan y una mayoría gobernada.

De cualquier manera, los países son más democráticos en la medida que las cuestiones fundamentales ya no pueden ser decididas sólo por el grupo en el poder, sino que tiene que tomar en cuenta necesariamente, a otros grupos también importantes, para lo cual se ve precisado a gobernar mediante una serie de sucesivas alianzas específicas en asuntos y momentos determinados.

Como método de análisis, el pluralismo se utiliza para describir la heterogeneidad de instituciones y organizaciones que tienen una diversidad de intereses (políticos, económicos, étnicos, culturales, etc.) y que compiten, con distintas capacidades, por el poder en una sociedad determinada: El rasgo característico del análisis pluralista es la visión del poder fragmentado y descentralizado que propone y que para sus críticos tiende a descuidar el conflicto y el poder en relaciones competitivas. Desde esta perspectiva, el pluralismo es factible teóricamente si no se excluye o discrimina ningún interés importante, si las contraposiciones de intereses no rebasan el consenso necesario a la unidad estatal mínima y si las decisiones, resultado del compromiso entre los grupos, satisfacen las exigencias técnicas del sistema económico y social actual


Como visión normativa, el pluralismo es una corriente de pensamiento que enfatiza la importancia para la vida democrática, de crear y mantener organizaciones políticas, económicas, sociales y culturales libres, voluntarias y relativamente independientes, a fin de que el poder se distribuya entre varios grupos e intereses en la sociedad. Pueden distinguirse principalmente cinco tipos de pluralismo:

a. Pluralismo legal

Se originó en la dificultad de armonizar lo unívoco del orden político y lo diverso de sus componentes y de sus ciudadanos, que en el siglo XIX encontró en el federalismo el medio de asegurar la unidad entre la diversidad, como una de las soluciones para resolver esta dualidad. Otto Gierke (1840-1921) es el precursor de esta doctrina, que se hizo presente en las dos primeras décadas del Siglo XX, en oposición a las doctrinas de la soberanía exclusiva del Estado que prevalecían en ese entonces, cuando no solamente se insistió en el derecho de independencia de las asociaciones respecto del Estado, sino se consideró al Estado como una agrupación más, ni más importante ni más poderosa que otras; que debía ser una entidad neutral al servicio de la comunidad. La eficiencia manifiesta de los sistemas autoritarios y totalitarios durante los años treinta, hicieron dudar de las bondades prácticas del pluralismo, aunque se le siguió considerando deseable.


b. El pluralismo socialista

Fue Proudhon quien propuso contra la sociedad organizada por el poder del Estado, la multiplicidad de las agrupaciones sociales, unidas por un vínculo federal, en las cuales el individuo participara según sus capacidades y necesidades. Postula que el hombre debe ser considerado no como un ente abstracto sino en toda la gama de actividades que realiza y a cada actividad debe corresponder una forma de asociación funcional libre para perseguir sus propios fines en el interior de la sociedad nacional, cuyo papel es coordinarlas. Entre sus propuestas (G:D:H: Cole) está la descentralización funcional para confiar la economía a las asociaciones representativas de los distintos intereses económicos con relativa autonomía del poder del Estado. En general, está en contra del individualismo atomizador y porque la sociedad reconozca la posibilidad de perfeccionar la personalidad del individuo en la solidaridad del grupo.

c. El pluralismo socialcristiano

Considera a los grupos dispuestos en una jerarquía conforme a su dignidad derivada de la función que desempeñan: la familia, la iglesia, las sociedades profesionales, las sociedades que persiguen un fin particular, las internacionales, etc. Se opone a las dos doctrinas igualmente "falsas" del individualismo y del colectivismo. Promueve el reconocimiento y protección de los grupos familiares, sociales y culturales en los cuales se desarrolla la personalidad del individuo. La sociedad pluralista es un ideal orgánico por el que toda mujer u hombre tiene una función y un puesto en el cuerpo social, al cual concurren los distintos organismos intermedios entre el Estado y el individuo. Señala que un Estado verdaderamente popular respeta los núcleos y los organismos naturales, la familia, las clases, las comunas.

d. Pluralismo democrático

Cree que un elemento fundamental del orden democrático es la existencia de asociaciones voluntarias relativamente independientes entre sí y del Estado. Aunque tiene antecedentes en Tocqueville, cobró gran difusión a mediados de los años cincuenta y sesenta especialmente en Estados Unidos, donde se aceptó como un axioma de la práctica política y de la administración pública, producto de una larga tradición de filosofía democrática liberal, la cual se expresa mediante el federalismo y la división de poderes establecidos en su Constitución. Fue una respuesta al gran gobierno, que había que desmantelar y a la burocratización de la sociedad, que había que humanizar.

Otros vieron en el pluralismo un medio de neutralizar al Estado como instrumento de la clase dominante y hacerlo más "pluralizado".

El pluralismo democrático rechaza que el capitalismo conduzca a la formación de una clase gobernante, sostiene que la democracia puede existir en una sociedad donde una variedad de actores compiten activamente en los procesos políticos de decisión, por medio de los cuales los nuevos grupos pueden lograr su acceso al poder y de esta manera evitar la concentración del mismo en un solo grupo político. Propugna la coexistencia dentro de una misma sociedad de diversas tendencias que pueden ser dispares y hasta opuestas, lo que permite la disidencia.

Plantea que el poder político debe ser ejercido por los partidos políticos en lucha, así como por las organizaciones sindicales, campesinas, patronales, etc., de modo que se equilibren mutuamente,. Las asociaciones son un beneficio positivo para la democracia, sirven para educar a los ciudadanos en la vida política y consolidan sus relaciones con el Estado.

Considera que las organizaciones intermedias, voluntariamente formadas de acuerdo con los intereses propios de sus integrantes, proporcionan un espíritu de comunidad, al mismo tiempo que protegen a sus miembros de los abusos del poder. Así, para garantizar los derechos de los individuos se deben reforzar los derechos de las asociaciones particulares.

Se opone al punto de vista monístico que sostiene que en cada Estado debe haber sólo una fuente suprema de poder; en cambio, cree que es moralmente preferible que haya una variedad de grupos e intereses y que la función del Estado debe ser negociar, integrar, coordinar y comprometer más que imponerse para lograr así, la concurrencia de opiniones y acciones de diversa orientación ideológica que genera opciones, enriquece alternativas y ayuda a tomar decisiones más racionales y aceptables.

Como entidad social, el grupo se contrapone a la clase, por lo que una sociedad dividida en grupos tiende a la solución de los conflictos mediante la negociación; en tanto que una sociedad divida en clases provoca un antagonismo difícil de controlar como no sea por la vía de la coerción. En este sentido, también está en contra de una concepción dicotómica de la sociedad.

El pluralismo democrático ha llegado a constituir una perspectiva que inspira y orienta muchos análisis acerca del poder y los procesos de cambio social. También ha dado lugar a una gran proliferación de grupos organizados, al fortalecimiento de la "sociedad civil", que ha tenido algún impacto en las políticas públicas.

Quienes sostienen esta posición coinciden en que esta postura no es una garantía de que se logren los valores democráticos, simplemente es un ingrediente necesario, inevitable y deseable. Si bien es cierto que algunos grupos utilizan su poder para imponerse, el problema fundamental es cómo lograr un equilibrio adecuado entre la autonomía de los grupos y el control del Estado.

Por eso, como señala Julieta Guevara "establecer una democracia es un proceso que requiere que un compromiso permanente de pluralismo político permee a toda la sociedad, a la cultura, a la economía, y no sólo a las estructuras gubernamentales, de modo que el mayor número de actores con una mentalidad y fé democráticos participe en la vida política y cívica, dentro de una amplia dispersión del poder político, económico, cultural y social."

e. Pluralismo antiautoritario

Presente en los años ochenta, es un tipo amalgamado de los pluralismos legal y democrático: al igual que ellos, sus defensores insisten en la necesidad de independencia de las asociaciones en la vida política, social y económica y en su importancia como un ingrediente imprescindible para la democracia. A través de las asociaciones mucha gente puede hacerse escuchar y participar con cierto grado de libertad en la vida política. Su postura fue una oposición a la teoría y práctica de los gobiernos autoritarios del desaparecido bloque soviético.


f. Crítica al pluralismo

Se critica al pluralismo porque se le atribuye sólo una función ideológica conservadora que permite hacer creer a los controlados que son controladores, a los desposeídos, que poseen una parte del poder y niega la realidad del gobierno monista de las élites capitalistas y de negocios que manipula la opinión pública y crea una circulación de creencias que va de las élites al público y a los funcionarios de elección popular. El alto grado de concentración que ha alcanzado la propiedad de los medios masivos no deja duda de la realidad acerca de la supuesta dispersión del poder. Es sólo una máscara ideológica del capitalismo tardío que sólo favorece a los intereses de la clase dominante y que preserva las desigualdades sociales.

Desde Rousseau y Hamilton, se ha advertido que los grupos sólo reflejan los estrechos intereses de pequeñas minorías, por lo que había que evitar, según ellos, que cualquier facción mayoritaria o minoritaria ganara el control del aparato gubernamental. Asimismo, se ha argumentado que el interés nacional o la voluntad general, es algo más que la suma de los intereses de los grupos organizados, los cuales más que equilibrarse entre sí, acuerdan alianzas para imponerse, obstaculizar o bloquear a los más débiles. Así, el pluralismo se convierte en control por las élites, más que por los miembros de esos grupos y en un gobierno que responde a intereses particulares.

Se argumenta también, que la experiencia histórica muestra que cuando se ha transferido el poder del gobierno a los elementos dirigentes de los grupos más sólidos, más que liberar a los individuos, se ha consolidado el poder central ahora con la ayuda de los grupos oligárquicos particulares y, a menudo, esos grupos se han convertido en nuevos obstáculos a la acción estatal para el mejoramiento de individuos y comunidades ajenos o contrarios a sus intereses.

Además, el pluralismo no toma en cuenta que cada grupo social tiene una tendencia natural al endurecimiento de sus estructuras a medida que crece el número de sus miembros y se extienden sus actividades; vista así, la sociedad no es pluralista sino polícrata, en la cual el individuo se ha librado del poder del Estado, pero se ha convertido en siervo de varios patrones, pues cada agrupación impone ciertas exigencias sobre sus miembros.

g. Pluralismo y elecciones

El pluralismo es una característica de la sociedad actual que da origen a electorados complejos y heterogéneos que dificultan la formación de consensos amplios acerca de un partido, de una plataforma o de un candidato, lo que se traduce en elecciones muy competitivas y en triunfos electorales que no alcanzan a conformar una mayoría absoluta (50% +1).

En consecuencia, el pluralismo puede plantear problemas de legitimidad y de estabilidad. Así, en los sistemas de mayoría simple, se cuestiona si existe realmente un gobierno de mayoría cuando se ha obtenido el poder con menos del 50% de los votos sufragados. Asimismo, se señala que el pluralismo debe tener como límite la posibilidad de reunir el consenso suficiente para instaurar el gobierno, pues de lo contrario puede generar problemas de ingobernalidad.

Por otra parte, como resultado de los electorados complejos y heterogéneos, así como de la declinación de la fuerza electoral de los partidos o "voto duro", normalmente ya ningún partido puede ganar una elección con sólo sus miembros o simpatizantes. Hoy los candidatos requieren el voto adicional de personas y grupos con los cuales puedan encontrar algunas coincidencias o definir algunos consensos temporales para poder ganar la elección, aunque sólo sea por un pequeño margen de victoria. Al efecto, las estrategias de las campañas se esfuerzan por encontrar estos individuos y grupos para convertirlos en "blancos" prioritarios de su acción persuasiva. Sin embargo, no es fácil hacer coincidir en una boleta de votación valores, intereses y puntos de vista tan diversos, fruto del pluralismo de la sociedad contemporánea.

A medida que el pluralismo es mayor, llega el momento en que ningún partido puede gobernar por sí sólo; llega así la hora de las alianzas necesarias entre los partidos para conquistar, ejercer y conservar el poder, así como para avanzar en la realización de sus propósitos comunes.