Se utiliza para describir a las sociedades que están divididas en diversos grupos culturales, étnicos, lingüísticos, religiosos, etc. Se toma como sinónimo de sociedad multicultural y de este modo, se puede aplicar a casi cualquier sociedad como Estados Unidos, Brasil, Suiza, Canadá o México, en donde se hablan dos o tres idiomas.
Originalmente, se utilizó esta expresión de una manera más restringida, por lo general, se aplicaba a Estados de territorios coloniales donde no sólo existía heterogeneidad cultural sino que también se presentaban diferencias formales en los sistemas institucionales de parentesco, religión, educación, recreación y economía y a veces hasta en los gobiernos. Alguno ejemplos son Indonesia, Nigeria o la Ex-Unión Soviética.
En las sociedades plurales, los encuentros de la gente con la variedad de grupos étnicos tienen lugar sólo en los sitios de intercambio comercial de bienes y servicios. Dadas las posibilidades de que un grupo sea explotado por otro, hay algunas organizaciones sociales que regulan este tipo de transacciones.
Uno de los principales opositores de la tesis de las sociedades plurales fue Marx quien observo la variedad cultural y social de los pueblos como desigualdades que subyacen en los conflictos de clase y que refuerzan las relaciones de dependencia de las sociedades en desarrollo respecto de las desarrolladas.
Otros investigadores sociales han estudiado a las sociedades plurales con un alto grado de desintegración tanto en Asia, Africa como en El Caribe y América Latina, donde han encontrado características comunes, como una historia de conquista violenta, seguida de colonialismo, esclavitud y otras formas de institucionales de segregación racial o étnica.
Ellos han destacado el papel coercitivo del Estado en el mantenimiento de esta situación. Por tanto, la causa de la inferioridad económica de ciertos grupos, es producto del desequilibrio en las relaciones de poder y no en las diferencias de clase.
|