Es una medida de los sentimientos de los electores hacia los candidatos, que va de 100 grados, "sentimientos muy cálidos o favorables" hasta 0 grados, "sentimientos muy fríos o desfavorables". Si el elector no reconoce el nombre del candidato, el termómetro no puede aplicársele.
El procedimiento es el siguiente: se le presenta al elector entrevistado un "termómetro de sentimientos" que se ve como un termómetro estándar. A continuación, se le pide que muestre en la escala el nivel de sus sentimientos respecto a un candidato en particular.
El rating así obtenido es una herramienta muy útil para medir si una porción del electorado votará conforme a sus sentimientos (voto sincero) o estará dispuesto a votar por otro candidato diferente si su primera opción no tiene posibilidades de triunfo y así no desperdiciar sus votos en la elección (voto táctico).
En Estados Unidos, en las elecciones presidenciales de 1992, el 93% de quienes marcaron un alto rating para Bush, votaron por él; el 95% de lo que tenían sentimientos muy favorables hacia Clinton le dieron sus votos; y el 77% de quienes se sentían muy a favor de Perot, mantuvieron su voto firme en las urnas.
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