Son las personas, partidos e instituciones que favorecen el cambio social, a diferencia de la derecha que se esfuerza por defender la sociedad tradicional. Conservar el orden o sustituirlo es lo que parece diferenciar en esencia a la derecha de la izquierda. La izquierda se ha identificado con la creencia de que los movimientos democráticos son capaces de transformar las instituciones sociales de una manera que mejora la condición humana, a diferencia de los conservadores que advierten de las consecuencias "perversas" y no intencionadas del cambio social y que alaban la sabiduría preiva de las instituciones sociales y prácticas culturales que han permanecido por largo tiempo. Mientras la derecha considera que la redistribución económica y la regulación estatal crea ineficiencia y restringe la libertad, la izquierda sostiene que el valor igualitario de la libertad sólo puede ser garantizado por la satisfacción universal y pública de las necesidades humanas tales como la educación, la salud y el cuidado de la niñez. Asimismo, la izquierda considera que la participación popular en el trabajo del gobierno incrementa la productividad, tanto como lo hace el gasto público en infraestructura, investigación, desarrollo y capacitación. Sostiene que la igualdad y la libertad están en tensión intrínsecamente, pero que ambas son capaces de provocar la sinergia social.

Algunas definiciones contrastan el progresismo, la crítica, la tendencia al cambio, el humanismo idealista optimista, la exaltación de la libertad, la atención a las clases oprimidas, la tendencia a la socialización de la producción, el intervencionismo, el pacifismo y el internacionalismo de la izquierda con el tradicionalismo, la defensa del principio de autoridad, el valor de la estabilidad, el conformismo pesimista, la exaltación de la autoridad, la defensa del status quo, de la propiedad e iniciativa privada, el militarismo y el nacionalismo que caracterizan a la derecha.

Para Guerra, "se designa con el nombre de izquierda a los grupos políticos y personas que defienden cambios sociales de progreso y mantienen actitudes de solidaridad con los demás, fundamentando sus acciones en la fuera moral de la igualdad de todos los seres humanos".

Según Flores Olea las izquierdas, con variedad de modalidades, se distinguirían "por un enfoque ''igualitario'' de la sociedad, sosteniendo que para el logro de ese propósito resulta esencial la acción del Estado, capaz en principio de desprenderse de los intereses particulares y de sacar adelante un proyecto que persiga sostenidamente el amplio beneficio social. Por supuesto, no se trataría de que el Estado administre o controle por entero la actividad económica, sino de que intervenga cuando sea necesario, para equilibrar a los llamados factores de la producción". Este "igualitarismo" se refiere a las oportunidades, a la distribución de la riqueza, a los servicios de salud, al trabajo y a las condiciones generales de vida de las mayorías. Asimismo, las izquierdas consideran que la democracia electoral se halla "secuestrada" por la acción de los poderes económicos (y políticos), que intervienen distorsionando los procesos electorales precisamente en su favor. En consecuencia, luchan por una democracia cada vez más participativa, que no deje las decisiones fundamentales al exclusivo saber y entender de los representantes sino use fórmulas de consulta directa como el referéndum, el plebiscito o la revocación.

Históricamente la izquierda ha estado dividida acerca de los medios de expandir la soberanía popular a todas las instituciones sociales desde un partido de vanguardia: nacionalización, control por los trabajadores de las fábricas y economía planificada centralmente, hasta sufragio universal, estado de bienestar, democracia participativa, libertades civiles, democratización, humanización del capitalismo y socialismo democrático. Es decir, la izquierda cubre desde actitudes reformistas y de lenta evolución hasta posiciones más radicales y revolucionarias. Estas han sido las principales propuestas adoptadas por la izquierda en diferentes etapas de la historia.

El término se acuñó entre 1792 y 1795 durante la celebración de la Convención revolucionaria francesa, cuando los diputados de orientación progresista se sentaron en los bancos situados a la izquierda. Estos diputados jacobinos que también eran conocidos como montañeses, abolieron la monarquía, condenaron a muerte a Luis XVI, crearon el Comité de Salud Pública para velar por la seguridad del Estado y reprimir la acción revolucionaria, y promovieron el trato de ciudadano al abolir los títulos nobiliarios. Con el tiempo, la connotación meramente espacial adquirió connotaciones ideológicas. Otros estudiosos sostienen que estas denominaciones se deben a los lugares que ocuparon los conservadores e innovadores en el Parlamento inglés, antes de que se produjera la Revolución francesa.

Hoy se hace notar que la derecha es la que promueve los cambios y que la izquierda se opone a algunos o a todos estos cambios. Que se han cambiado los papeles. Pero es la finalidad última de las reformas la que determina si el cambio entraña un progreso o un retroceso. El desmantelamiento del Estado y la desprotección de los pobres, la privatización indiscriminada, la globalización que arrasa la estructura productiva y genera desempleo y pobreza, no son un avance para las sociedades pobres. Los beneficiados y los perjudicados de un sistema político y económico son los que hacen que una medida sea de izquierda o de derecha.

En general, los conceptos izquierda, centro, derecha no tienen un sentido concreto y universalmente válido. Primero, porque en cada situación hay que definir un extremo en relación al otro; segundo, porque tienen una relatividad temporal pues adquieren sentido en relación al tiempo y lugar en que se utilicen; y tercero, por la relatividad simultánea propiamente dicha que se establece entre los tres conceptos. De modo que esta trilogía puede darse, al mismo tiempo, no sólo dentro de una misma clase social, sino también dentro de cualquier partido, organización política o país en general.

Otras demandas que caracterizan a las izquierdas son el respeto irrestricto a los derechos humanos, el derecho a un ambiente saludable, los derechos de las minorías indígenas, sexuales y culturales; así como  la defensa de los recursos naturales que son propiedad de la nación.