'En general, la identificación política es el sentimiento que tiene una persona de pertenecer a un grupo, cuando esta identificación influye en su comportamiento político.
La identificación es un proceso por medio del cual una persona percibe que comparte características comunes con otra y puede por lo tanto, adoptar sus mismas ideas, valores o conductas. Puede ser consciente o inconsciente y a veces la identificación con personas o grupos que se idealizan, es producto de un mecanismo de compensación de las propias debilidades.
La identificación con algún grupo sea o no político es uno de los procesos psicológicos que más se le ha ligado con el comportamiento político, como la identificación con una nación, movimiento ideológico, partido político, clase social, grupo étnico, grupo religioso, asociación de profesionales, sindicatos, etc.
En este sentido, Marx, aunque no utilizó el término, sí observó que la consciencia de clase se desarrollaría cuando los trabajadores estuvieran en una situación donde se pudieran comunicar y notar sus privaciones en común. Asimismo, reconoció pero no definió la identificación con los partidos, cuando señaló que las personas establecían vínculos afectivos con los partidos políticos en los cuales depositaban su confianza y que esto se podía ver en las votaciones subsecuentes.
Hoy la identificación política se manifiesta fundamentalmente respecto a la clase, al partido y a la religión.
a. Identificación con la clase.
La identificación con la clase social es importante para el comportamiento electoral, y aunque esta identificación no necesariamente corresponda al status socioeconómico real, tiene un efecto potencial más o menos similar al de la clase objetiva. Algunos estudios señalan que los intereses de clase son percibidos inmediatamente por la gente en las estructuras de los partidos. La identificación con la clase ocurre, por lo general, en la adolescencia y está estrechamente vinculada con la posición socioeconómica del padre con quien se identifica y en consecuencia, se asumen sus mismas inclinaciones políticas.
Sin embargo, la conexión entre la clase social y el voto no es automática porque aunque la clase trabajadora tiende a votar más por la tendencia de izquierda, no es una regla. Las personas de clase media suelen ser más conscientes de los problemas de su clase y por tanto tienden a votar más en función de sus percepciones. Los efectos de la identificación de clase varían considerablemente de una a otra elección.
b. Identificación con un partido.
En cuanto a la identificación partidista que implica un compromiso psicológico, predisposición, apego o simpatía hacia determinado partido, se ha encontrado que contribuye de una manera más significativa a determinar el comportamiento electoral. Se produce en el núcleo familiar, la afiliación partidista se adopta con el apellido de los padres. Esta identificación es bastante estable, incluso se acrecienta con el paso del tiempo y sólo un porcentaje reducido cambia su identificación original aún cuando su identificación con el líder (gobernador o presidente) sea débil. Por esto se considera un factor de estabilidad del sistema político, aunque periódicamente grandes grupos pueden cambiar su identificación de uno a otro partido.
La identificación partidista funciona como una especie de filtro a través del cual los ciudadanos perciben a los candidatos, las propuestas y otros asuntos de la elección al grado que consideran que las posiciones de su partido son muy similares a las suyas, aun cuando en realidad no las conozca. Por lo tanto, los mensajes, imágenes, señales políticas, personalidades, propuestas, dentro de toda esta gama de información, sólo cobran relevancia a la luz de este filtro, que se utiliza para simplificar la decisión en torno al voto. El elector no necesita elaborar actitudes para su acción política sino toma directamente como referencia la posición de su partido. Entonces los partidos se erigen en señales que orientan el voto.
Los electores con una identificación partidista más acentuada tienden a votar asiduamente y están más informados e interesados en la política, e incluso pueden ser líderes de opinión cuyo punto de vista influya definitivamente en el comportamiento de otros.
Sin embargo, la identificación con un partido que es importante en Estados Unidos, no lo es en todos los países, por ejemplo en Francia la escasa identificación con un partido es vaga e inestable y en Noruega es más importante la identificación de grupo ocupacional, religiosa o de clase. Asimismo, en las últimas décadas, aun en Estados Unidos tiende a disminuir la identificación partidista y a incrementarse los electores independientes que son atraídos en forma fluctuante por las propuestas y las cualidades de los candidatos. El proceso de la identificación política depende, entonces, de la cultura y estructura políticas de cada nación.
El concepto de identificación partidista constituye una interpretación diferente a los modelos de decisión racional, ya que considera que hay una predisposición a votar no necesariamente racional y que los electores evitan de este modo, el costoso proceso de recolectar información detallada acerca de las propuestas de partidos y de los candidatos, así como de sus actos anteriores.
En las elecciones, la identificación partidista se traduce en el llamado "voto duro", es decir, el conjunto de electores que votan habitualmente por un partido, independientemente de sus candidatos y posiciones. Tradicionalmente, estos votantes constituyen la base a reforzar, a partir de la cual se intenta persuadir otros grupos indecisos e independientes para obtener la mayoría.
La teoría de la decisión racional explica la identificación partidista como resultado de que el elector "ahorra" costos de información al guiarse por la reputación de los partidos para decidir su voto. Fiorina (Retrospective Voting in American National Elections) la define como la diferencia de experiencias de un individuo respecto a los partidos, perturbada por las experiencias en ese mismo sentido, de otros agentes socializadores como la familia, la escuela, etc., pero que en la medida que crece la participación política de ese individuo y enriquece sus experiencias directas, dicha perturbación tiende a desaparecer. De ahí que la identificación partidista no tiene una significación afectiva, sino cognitiva. Esto explica que las preferencias partidistas fluctúen conforme a factores coyunturales como la situación económica, los programas, los candidatos, etc.
c. Identificación religiosa.
El comportamiento político también se ve influido por la religión cuando existen vínculos con el Estado, como en Italia donde la Iglesia en 1963, negaba los sacramentos a los católicos que votaban por la izquierda. Pero aun cuando no exista una relación nominal entre partido e Iglesia, ni diferencia de credo entre los candidatos o no se planteen cuestiones religiosas en las campañas, a religión es un factor que inclina a los electores hacia uno u otro partido; por ejemplo en los Estados Unidos los católicos, en general han preferido al partido demócrata y algunos estudios han revelado que muchos republicanos católicos votaron por John. F. Kennedy, pero no así muchos demócratas protestantes. Los problemas que tienen implicaciones éticas, morales o doctrinales refuerzan los efectos en el comportamiento de la identificación religiosa.
En México la identificación política apenas puede comenzar a investigarse dado lo reciente de las elecciones competitivas y de las estadísticas electorales confiables. Respecto a la identificación con la clase parece existir una tendencia del PRI a obtener buena parte de sus votos de las zonas más marginadas y con población dispersa, en tanto que el PAN agrupa clases altas y medias, y se asienta en las regiones que han sufrido una mayor modernización e inmigración, mientras que el PRD aglutina clases medias modernas lo mismo que el voto de los electores asentados en zonas de gran marginación.
En lo que corresponde a la identificación partidista, como resultado de nuestro pasado de partido hegemónico y del desprendimiento del PRI de grupos que han formado nuevas organizaciones políticas, así como del uso de medios de comunicación que resaltan las personalidades, parece no existir de manera arraigada tal identificación, lo cual se refleja en un voto volátil producto de candidatos y votantes que pasan de uno a otro partido y que terminan con lo que parecía ser el partidismo tradicional de regiones, estados, municipios y distritos.
En lo que se refiere a la identificación religiosa, sólo el PAN parece tener una vinculación clara con los votantes católicos; sin embargo, las reformas constitucionales que establecen un nuevo status político para las iglesias quizás traigan algunas consecuencias en el comportamiento electoral; pero aun es muy pronto para identificar los efectos duraderos de esas reformas.
En suma, ante lo inusitado de la situación por lo que atraviesa el país, los análisis serios acerca de la identidad política de los mexicanos todavía tendrán que esperar acontecimientos que permitan llegar a conclusiones mejor fundamentadas
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