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IMAGINARIO POLITICO |
Lo imaginario es el conjunto de las representaciones mentales -ante todo reproducciones gráficas: imágenes- por medio de las cuales los hombres reconstruyen un mundo interior distanciado de la realidad material, que deviene así realidad inventada. El imaginario político está constituido por el conjunto de creencias, imágenes y representaciones simbólicas (conscientes o no) detentadas, transmitidas, preservadas, elaboradas y compartidas continuamente por diversos grupos sociales, y que orientan los comportamientos y elecciones políticas colectivas de los mismos.
Para Evelyn Plantgean (La Historia de lo Imaginario) el campo de lo imaginario está constituido por el conjunto de representaciones que desbordan el límite trazado por los testimonios de la experiencia y los encadenamientos deductivos que estos autorizan. Lo que significa que cada cultura, y por tanto cada sociedad e incluso cada nivel de la sociedad compleja tiene su imaginario.
En la sociedad hay significaciones que empapan, orientan, dirigen y animan toda la vida de la sociedad . Tales significaciones imaginarias políticas son estado, nación, ciudadano, partido, poder, influencia, autoridad, obediencia, resistencia, etcétera.
La categoría de imaginario político se ubica en el campo de estudios de las mentalidades y representaciones simbólicas colectivas. Comprende el análisis articulado de los elementos cognoscitivos y valorativos con los que los miembros de una sociedad o de un sector de ella se representan para sí mismos, en varios niveles de conciencia, y eventualmente para otros, las estructuras políticas fundamentales de la sociedad.
El imaginario político hace énfasis en cómo percibe una comunidad el universo de relaciones que tienen que ver con el ejercicio del mandato y la obediencia, y cómo las asume, qué tipo de actitudes, reacciones y expectativas provoca, y de qué manera éstas tienen un impacto sobre el universo político.
Para Alfredo Echegollen la categoría imaginario político en el ámbito de la cultura latinoamericana debe ser retematizada en términos de procesos de estructuración, a fin de enfocar la producción y reproducción de las prácticas sociales a través de las cuales se elaboran en nuestras sociedades las representaciones colectivas de lo político, y en función de las cuales se ordenan los comportamientos de individuos y grupos.
El imaginario político se va construyendo como resultado de percepciones políticas pasadas, y modificadas por las experiencias. Las imágenes pueden ser importadas en actitudes afectivas y opiniones, pero ellas también pueden ser influenciadas por tales actitudes y opiniones. La imagen del partido por ejemplo, la cual una persona conserva, puede ser considerada como un factor de influencia si él vota por ese partido en una elección.
La familia es la institución más influyente para la formación de la imagen de la sociedad de los individuos y de su manera de comportarse en relación con las instituciones políticas. La escuela es otro ámbito institucional importante para la formación de las orientaciones políticas de base del individuo. Ésta última proporciona algunos conocimientos técnicos esenciales para dar significado y coherencia a los símbolos y a las imágenes de la política y obtener habilidades suficientes como para moverse y actuar en un universo complicado como es el de la política moderna. Todos los sistemas de instrucción pública tienen entre sus tareas la de transmitir a los alumnos los conceptos y los valores fundamentales del ordenamiento político, ya sea mediante programas de educación cívica adecuados, sea por medio de ceremonias, rituales y comunicaciones de significado político más o menos explícito.
El concepto de imaginario político está estrechamente relacionado con el de ideología, en tanto que éste se entiende como un conjunto de valores concernientes al orden político que tienen la función de guiar los comportamientos políticos colectivos.
En ese sentido, la crítica marxista de la ideología se presenta a menudo en la forma de una crítica de falsas representaciones de la realidad. Para Marx y Engels (La Ideología Alemana) la falsedad de la ideología es entendida como una falsa representación en el sentido de que las imágenes que los hombres se hacen de la situación social y de sí mismos son imágenes que no corresponden a la realidad.
El imaginario político está vinculado al problema de la cultura política debido a que está última también se interesa por el conjunto de símbolos, normas, creencias, ideales, costumbres, mitos y rituales que se transmite de generación en generación, y que otorgan identidad a los miembros de una comunidad y orientan, guían y dan significado a sus distintos quehaceres sociales. De hecho, el concepto de imaginario político como sistema de símbolos y representaciones míticas puede explicar la cultura política de una sociedad.
Según Manuel Guerrero, en el imaginario político cotidiano la forma en que aparece la relación de conceptos como pueblo, participación, elecciones, opinión pública y representación está cargada de sesgos que resultan mitológicos y poco tienen que ver con la realidad: un pueblo indivisible y soberano que, gracias a una opinión pública que fomenta y refleja la conciencia cívica, participa en política por medio de procesos electorales.
Para este autor, la relación de la democracia con los conceptos antes citados tiene un doble carácter: por una parte es mítico -el que predomina en el imaginario político democrático cotidiano- y por la otra funcional -que da un sentido práctico a la democracia en la vida diaria-. Para la democracia son necesarios tanto los mitos (irrealizables pero útiles para ayudar a mantener la creencia colectiva en este sistema de gobierno) como las funciones prácticas de los gobiernos.
Según Castoriadis el imaginario es una creación incesante y esencial indeterminada (social-histórica y psíquica) de figuras-formas-imágenes. A su vez, las instituciones se imponen mediante creencias; sólo así puede entenderse, según este autor, por qué los individuos continúan votando por un partido aún después de haber sido engañados repetidamente. |
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