Se refiere al apoyo adicional que recibe un candidato por la tendencia de la gente a ir con la masa, por el hecho de que a todos nos gusta ganar y que cuando alguien considera que otro ya tiene el triunfo conseguido se le une de inmediato, se va "a la cargada", "la estampida de búfalos", se diría en México, sin ninguna evaluación racional de los candidatos. Es decir, la percepción de que existe un fuerte apoyo para un partido o candidato genera más apoyo, y al revés, la percepción de que se carece de apoyo provoca aun menor apoyo. Es una especie de retroalimentación positiva entre el nivel de apoyo y las tendencias del público que se puede dar durante las campañas o al momento en que se conoce al vencedor de una elección. Así, un gran número de electores, especialmente los "indecisos", en los días próximos a la jornada electoral, termina por apoyar la campaña o dar su voto a un candidato, sin otras consideraciones más que la presunción de que obtendrá la victoria, sin cuya suposición no se comportaría de esa manera. De igual modo, terminada la elección, el triunfador recibe un apoyo adicional al que lo llevó a la victoria y el perdedor también pierde seguidores. Algunos lo atribuyen al "espíritu" de rebaño. Otros, a la tendencia al consenso que caracteriza al ser humano y es motivada por el deseo de agradar y ser aceptado por quienes considera importantes. Asimismo, se interpreta como el deseo de la gente de no desperdiciar su voto en una causa perdida.
La palabra "bandwagon" (vagón de la banda) se refería al vagón de ferrocarril en donde iba una banda de música cuando las campañas utilizaban este medio, y de ahí pasó al lenguaje popular "on the bandwagon" para significar "estar en el lado vencedor en una competencia", "subirse al carro". Describe el comportamiento de quienes atraídos por la música seguían, sin pensar, al vagón que llevaba la banda. El término se atribuye a P.T. Barnum, el gran organizador norteamericano de espectáculos circenses.
Noelle Neumann (The Spiral of Silence: Public Opinión-Our Social Skin) creó un modelo que supone que la gente se incomoda cuando se siente aislada de la opinión y la actitud generales, por lo que en respuesta a esta situación tiende a pedir o a hacer lo que la mayoría piensa o hace. Esto produce una "espiral de silencio", en la cual entre mayor sea la opinión dominante menos se inclinará un individuo a expresar su propia opinión. Enseguida se deja llevar por el "bandwagon" y finalmente corre con la manada. En este contexto, los medios masivos presionan cada vez más a los individuos hacia la conformidad, a la vez que refuerzan la opinión dominante, lo cual hace cada vez más difícil sostener una opinión contraria.
Señala Miller que "la espiral del silencio es el sueño de los dictadores y la pesadilla de los demócratas". Pero hay que distinguir por lo menos tres efectos "bandwagon":
a. El irracional y antidemocrático al que se refiere Noelle-Neumann.
b. El táctico, que es racional y democrático, que requiere de la existencia de no menos de tres partidos en competencia y cierta alianza y oposición entre ellos, para que el elector que no quiere que su voto se desperdicie, cambie su apoyo al que no siendo enemigo, tiene más posibilidades de ganar al que sí es enemigo (voto táctico).
c. El de los medios masivos, provocado por la cobertura noticiosa. La atención de los medios genera apoyo y ese apoyo genera mas cobertura, de modo que se produce el "bandwagon". Para algunos, es discutible el carácter racional y democrático del comportamiento de los electores sujetos a la influencia de los medios masivos.
Un efecto similar se cree que sucede en las elecciones presidenciales primarias norteamericanas, en las cuales el precandidato que comienza a ganar ventaja en las primeras elecciones estatales provoca un apoyo creciente y viceversa. Se atribuye al deseo de los electores de mantener la unidad del partido, al interés por identificar quien será capaz de ganar la elección general y a que también los medios masivos ponen mayor atención a los punteros. Se crea así un momentum de apoyo en rápido ascenso.
También se considera que la publicación de predicciones sobre los resultados electorales produce efectos similares, es decir, provoca un aumento en el apoyo de los electores a favor del candidato que se afirma va adelante. Las encuestas y la cobertura de los medios masivos parecen haber aumentado la importancia de este fenómeno, sobre todo en los electores indecisos. Por eso, algunas legislaciones norman o prohíben la publicación de encuestas durante los procesos electorales, tanto como realizar actos de campaña durante la jornada electoral, y los partidos buscan mayor equidad en la cobertura de sus campañas por los medios de comunicación masiva.
La importancia de este efecto depende de las características de los electores: es mayor en quienes tienen conocimientos e información limitados y poco interés en la política; y menor cuando se trata de candidatos bien conocidos, o de un electorado informado. No obstante, hay quien considera que aunque el elector no sabe mucho, si sabe lo suficiente como para saber por quién votar y que aun en los asuntos más triviales que con frecuencia manejan las campañas, el elector encuentra significados para votar, por lo que la manipulación es menor de lo que algunas teorías sugieren.
Sin embargo, la publicación de previsiones sobre el resultado de una elección también puede producir un efecto completamente contrario al conocido como bandwagon , ya que puede causar un incremento en el apoyo del partido o candidato que está aparentemente perdiendo, especialmente si tal pérdida es inesperada o sólo marginal, aumento que no ocurriría o sería menor, si la previsión no hubiera sido publicada. A este fenómeno se el conoce como el "efecto del desvalido".
De cualquier manera, la búsqueda del efecto bandwagon o la cargada, está implícita en todos los actos de campaña: el anuncio con un gran despliegue de que se buscará una candidatura; la protesta multitudinaria como candidato; el registro tumultuoso de la candidatura; el inicio espectacular de la campaña; los mítines que tratan de demostrar una gran fuerza avasalladora; la apabullante propaganda visual y audiovisual; las declaraciones periódicas de que se obtendrá el triunfo: la publicación de apoyos, encuestas y estimaciones que aseguran la victoria; el gran cierre que es demostración de fuerza electoral y la publicación de los primeros resultados de la votación que se difunden como pruebas de que se ha ganado. Una buena estrategia electoral siempre trata de producir el efecto bandwagon en toda acción de campaña, aun en los actos más rutinarios.
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