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IDEOLOGÍA POLÍTICA
Es un sistema de pensamientos o creencias que animan a la acción política. En este sentido, la mayoría de los regímenes, partidos y movimientos políticos se caracterizan por poseer una ideología que les permite movilizar el apoyo popular y legitimar sus acciones. Esta capacidad para ganar apoyo y obtener legitimidad depende del proceso continuo de producción y renovación de sus respectivos sistemas de pensamiento. En este contexto, una ideología política es el conjunto de valores primarios de los cuales las personas derivan sus actitudes hacia los hechos y problemas políticos y que les sirven de guía para conducirse políticamente.

Las ideologías políticas abarcan las ideas acerca de la naturaleza humana y de la sociedad, la economía y el sistema político y aclaran los cuestionamientos relacionados con lo que representa una buena sociedad, cuál es el papel de la religión, cómo deben distribuirse los beneficios económicos y qué hacer para remediar la pobreza. Implican una concepción particular del mundo, una forma de entender la libertad, la justicia social, el equilibrio entre la autoridad y la libertad, la organización y los objetivos del Estado, la función de éste en la economía, los límites de la democracia, la organización y participación popular y otros asuntos importantes para procurar la armonía de la vida en comunidad.

Por otra parte, la ideología también se define como un conjunto de ideas acerca del mundo social que en algún sentido son falsas, parciales, erróneas o ilusorias, porque es la manera en que las formas simbólicas sirven para establecer y sostener relaciones de dominación bajo determinadas circunstancias. En esta acepción, la ideología no sólo abarca el poder político organizado, sino se extiende a otras instituciones y esferas de la vida social, como los medios masivos, que en las sociedades modernas son una fuente importante de las ideologías.

Dentro de esta definición, los medios masivos son especialmente importantes como un recurso crucial para la difusión de las ideologías, al grado que alguna de ellas puede convertirse en dominante. Ya en los años 30 y 40, Max Horkheimer y Theodor Adorno señalaron que estos medios han generado el nacimiento de una nueva ideología en las sociedades modernas, que han dominado la industria de la cultura y han contribuido a la producción de gran cantidad de bienes de tipo cultural demasiado estereotipados, pero que proporcionan a los individuos vías de escape de la realidad social, lo que les impide pensar en forma autónoma y crítica. Consideraron que estos individuos eran más susceptibles de ser influenciados por la retórica del nazismo y el fascismo.

La ideología, asimismo, se considera el principal mecanismo de socialización, mediante la cual los individuos adquieren las habilidades y actitudes necesarias para la reproducción del orden social existente.

El concepto de ideología es muy cuestionado y no existe actualmente un consenso general que permita una definición aceptada por la mayoría de los autores, sólo se reconoce que la ideología es una parte indispensable de cualquier análisis político y social, pues toda relación de poder y de dominación, y todos los sistemas, partidos y movimientos políticos siempre están interrelacionados de manera compleja con ideas, creencias y símbolos diversos que los sustentan.

La palabra ideología proviene del griego idea y logos que significa discurso. El término fue creado, por Destutt de Tracy filósofo francés, para designar a la "ciencia de la ideas" que se aboca al estudio del origen y desarrollo de las ideas. El concepto fue plasmado en su libro: " Ideologié " publicado en 1801. De Tracy creyó que con el conocimiento teórico de esta ciencia, se podría comprender la naturaleza humana y por lo tanto, reconstruir el orden social y político de acuerdo a las necesidades y aspiraciones de los hombres. Así llegó a constituirse una escuela de pensamiento, independiente de la religión, que hizo planteamientos acerca de cómo debe organizarse a la sociedad.

Con Marx y Engels la ideología adquirió un nuevo significado a partir de la idea de que las percepciones y los valores son conformados por la situación social de las personas: "no es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino su ser social el que determina su conciencia". La ideología se convirtió así, en un conjunto de ideas impuesto a la sociedad por la clase dominante que ejerce el poder económico y político, es decir, en el capitalismo, un medio de que se vale la burguesía para conservar sus intereses de clase. Además, la ideología fue conceptualizada como sinónimo de conciencia falsa, en la cual la clase dominante atribuye su posición a Dios o la naturaleza y las clases subordinadas aceptan su dominación sin atender a sus propios intereses.

Marx y Engels trataron de explicar de este modo, la relación entre los campos económico y de las ideas, y cómo la clase, que es la fuerza material gobernante, se convierte en la fuerza intelectual gobernante; cómo el pensamiento de la clase en el poder domina las ideas (políticas, económicas, jurídicas, religiosas), la cultura y todo producto de la inteligencia y la conciencia, en especial, la escuela y el derecho, para persuadir a las clases subordinadas de lo natural e inevitable del sistema establecido y para desacreditar las críticas al mismo. Así, la ideología sostiene y justifica el orden existente como legítimo y obligatorio.

En el Siglo XX, el concepto de ideología se ha interpretado y enriquecido de diversas formas: sin embargo, los enfoques principales pueden agruparse en las dos concepciones ya enunciadas: Una neutral que la define como cualquier sistema de pensamiento o creencias que impulsa la acción social o política, y otra crítica que señala que las ideologías proporcionan una conciencia falsa o parcial que sólo sirve a ciertos intereses particulares que utilizan los simbolismos para establecer y mantener relaciones de dominación.

De cualquier modo, la importancia de las ideologías en el actuar humano no ha disminuido. En la sociedad se encuentra todo tipo de ideologías: conservadora, neoliberal, fascista, capitalista, nacionalista, comunista, etc. las cuales representan diferentes conjuntos de intereses sociales, cada una en busca de un amplio reconocimiento y aceptación de sus puntos de vista, que ofrecen un significado del mundo y le permiten darle orden y explicar su existencia.

De este modo, por ejemplo, la ideología marxista.-leninista expresa científicamente y con mayor plenitud, según sus autores, los intereses, objetivos e ideales de la clase obrera y con base en leyes del desarrollo social fundamenta científicamente las vías por las cuales el proletariado podrá lograr su misión histórica que es la destrucción del capitalismo y la construcción del comunismo como único camino para la paz, la democracia, el progreso social y la transformación revolucionaria del mundo. En contraste, la ideología neoliberal cree en el mercado, en el libre comercio y en la privatización del sector público para alcanzar una mayor racionalidad y eficiencia económica. El idealismo plantea la aplicación de elevados valores morales como principios para guiar el comportamiento; quienes lo proponen opinan que el poder moral es más efectivo y perdurable que la fuerza física. Aun las profesiones y oficios desarrollan una ideología ocupacional que consiste en estrategias que utilizan sus miembros para mantener un control sobre sus objetivos, métodos de trabajo y remuneraciones, mediante códigos informales o asociaciones profesionales.

Entra 1955 y 1960, autores como Daniel Bell, Aron, Shils y Lipset, señalaron que las ideologías habían comenzado a declinar y a perder importancia por diversos motivos, entre otros porque la experiencia había enseñado que las divergencias en las demandas políticas podían ser conciliadas y llegar a consensos, que los problemas políticos fundamentales se habían resuelto, que se apreciaba una atenuación de los contrastes entre la derecha y la izquierda, etc.

Esta postura generó una reacción importante; al "fin de las ideologías" se contestó que la ideología, está inevitablemente ligada a la teoría y práctica del gobierno de cualquier sociedad y negarlo alienta el golpismo ideológicamente amorfo y el populismo, que es el seguimiento de las masas en torno a un caudillo que promete beneficios inalcanzables, cuando en realidad no persigue más que sus propios intereses, sin la participación democrática, consciente y reflexiva del pueblo. Se reconoció que algunas ideologías habían entrado en crisis como un proceso natural y sujetas como otros pensamientos, a la dialéctica; pero lo que debe morir son los dogmatismos y los fundamentalismos, la charlatanería y la pseudoideología. Se reafirmó que las ideologías son perfectibles, no son eternas, pueden y deben ser revisadas, complementadas y eventualmente sustituidas; sus postulados deben someterse al libre debate, para enriquecerse y mantener un fuerte contacto con la realidad para modificarlas, si fuera necesario, y limitarlas o condicionarlas para hacerlas factibles. Por eso, "en tanto que haya una discrepancia entre lo ideal y lo real, existirá una fuerte propensión hacia las ideologías".

Según Guerra, "la oposición a lo ideológico procede de los que querrían una sociedad apolítica, despreocupada de las cuestiones de los poderes públicos, para poder actuar sin las limitaciones de la opinión pública. Se trata en suma, de conseguir una ciudadanía indiferente, apática, pancista, que sólo se ocupe de su bienestar material, y deje en manos de los expertos las decisiones importantes... desideologizar a los ciudadanos... es la forma más eficaz de ideologizar hacia un ideario conservador".

Las funciones de las ideologías son múltiples: satisfacer la necesidad de contar con una imagen cognitiva y moral del universo de fácil retención; legitimar privilegios de los grupos dominantes o dar un nuevo papel y una valoración propia a sectores marginados; distinguir entre enemigos y camaradas; incitar a la acción con la fuerza de la legitimación proporcionada por la misma ideología; proteger contra informaciones y experiencias contradictorias, así como frente a valores y reflexiones alternativos; una vez en el poder, sustituir, por lo menos parcialmente, los sistemas institucionales y valorativos establecidos.

Para Duverger, las ideologías desempeñan dos papeles principales respecto a los antagonismos políticos: por una parte, coordinan y sistematizan las oposiciones particulares y las insertan en el marco de un conflicto global; por la otra, confieren a este conflicto el carácter de una discusión de valores, lo que suscita un compromiso más profundo y más total.

La ideología influye en las actitudes, las orientaciones y el comportamiento político en general. La influencia es más fuerte a medida que es mayor la complejidad, la precisión y la sistematización de la ideología, cuanto mejor la conozca el ciudadano y más vinculado esté a la misma. Por esto sirve para desarrollar la conciencia política de los ciudadanos.

En las sociedades, como la mexicana, divididas por fuertes ideologías en conflicto los problemas políticos son de difícil solución porque los actores políticos tienen respuestas preconcebidas a las cuestiones políticas. En consecuencia, durante las elecciones se enfrentan ideologías contrapuestas concretadas en programas, plataformas, candidatos y partidos sustancialmente diferentes; y las campañas tienden a desarrollarse en situaciones de tensión y probable conflicto. En contraste, cuando existe una ideología ampliamente aceptada, como en Estados Unidos, se puede llegar más fácilmente a acuerdos de carácter pragmático, ya que habiendo ideas y creencias comunes, carece de sentido entablar debates ideológicos. Por lo tanto, en las elecciones, la competencia se desarrolla alrededor de cuestiones políticas específicas y de las personalidades de los candidatos.