Un tránsfuga es una persona que pasa huyendo de una parte a otra. El transfuguismo político nombra la huida oportunista de un político que no obtuvo una candidatura de su partido hacia otro partido que le otorga esa misma u otra candidatura o la oportunidad de competir para obtenerla. No se trata de un cambio de partido por diferencias ideológicas, programáticas o estratégicas con su partido o con su dirigencia frente a determinadas coyunturas, o de personas que persiguen una causa y creen que en otro partido podrán mejor servirla. En todos los países democráticos existe este tipo de movilidad que permite a los políticos ser fieles a sus convicciones y los salva de permanecer con grupos o partidos que han cambiado su orientación de modo inaceptable para ellos. Los tránsfugas son políticos que se pasan de un partido a otro en poco tiempo y casi siempre en época de selección de candidatos y cuya motivación es personalista: la posibilidad de obtener el puesto anhelado por encima de cualquier otra consideración.
Para Fernández Santillán, el transfuguismo es el "transformismo". que apareció en 1876 en Italica cuando Agostino Depretis, dirigente del Partido de la Izquierda y poco antes investido presidente del Consejo de Ministros, pronunció un discurso en el que pidió "una fecunda transformación" de los partidos liberales con vistas a la unificación de las fuerzas progresistas de Italia. "Este noble propósito reformista al momento de tocar tierra se convirtió en un mercadeo descarado de votos para formar mayoría". De modo en el Diccionario de Política de Bobbio y Matteucci: "El transformismo se convierte así en la corrupción elevada a recurso político fundamental y determinante usado continuamente en el paso de políticos de un sector a otro del parlamento". Para Leonardo Curzio el transfuguismo es un síntoma de la ausencia de referentes ideológicos mínimos en un país dominado por una cultura desprejuiciadamente pragmática heredada del priísmo y que exhibe a los partidos como cascarones carentes de ideas, meras oficinas de colocación. “No perdamos de vista, sin embargo, que si el autoritarismo pragmático era un fardo menos pesado, una democracia sin ideas ni referentes deja al país a la merced de una clase política cuya motivación única es apropiarse del botín por la vía que sea”. En México, según Felipe González, ex presidente de España "hay un exceso de transfuguismo político"… me preocupa porque eso debilita la democracia y la política... debe buscarse un mecanismo para poner límites a ese coto y forma de actuar de quienes militan en los partidos…lo que se necesita es hacer política y no politiquería… lo que está sucediendo en la clase política es que la camisa importa menos que la oportunidad de ocupar un puesto".
|