Democracia electrónica: concepto, tipos y posicionamientos
Joan Oriol Prats
Analista IIGC
Óscar del Álamo
Analista IIGC
Teledemocracia
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A principios de la pasada década de los noventa, en Estados Unidos, el debate alrededor de la teledemocracia se vio nutrido de nuevas energías. Como parte de su estrategia de campaña populista, el candidato presidencial Ross Perot situó la idea de televisar los encuentros o reuniones ciudadanas como uno de las prioridades en la agenda mediática de los políticos y científicos sociales. La campaña de Bill Clinton, a su vez, dejó de un lado los medios tradicionales para apostar por los nuevos medios electrónicos como herramientas a través de las que efectuar las citadas reuniones ciudadanas. Esta nueva concepción de encuentro otorgó una nueva legitimidad a los argumentos de los teledemócratas que, hasta el momento, únicamente encontraban sustento en argumentos esencialmente teóricos y en algunos de los escasos proyectos o experiencias piloto que citábamos en los párrafos precedentes. Por otra parte, el segundo motivo que impulsó el renacimiento de la teledemocracia fue el avance experimentado en el campo de los nuevos medios de comunicación, sus nuevos formatos y, por supuesto, el explosivo crecimiento de redes computerizadas; este progreso ayudó a reactivar el debate acerca la conveniencia de la teledemocracia enfrentando a sus partidarios contra los nuevos promotores del uso de las computadoras y la restante tecnología que ha acompañado a su desarrollo. La discusión generada sigue sin un claro vencedor a pesar de que el uso de los ordenadores e Internet parece estar desplazando a la televisión como plataforma política. En este sentido, aún hoy, mientras muchos activistas observan la existencia de redes computerizadas como la herramienta esencial para el establecimiento de una democracia electrónica, otros teóricos permanecen fieles a las creencias basadas en el uso de la comunicación a través de la televisión como sustento básico de cara a lograr la implementación de este mismo ideal.
El concepto de teledemocracia considera que las principales causas de la actual apatía de la ciudadanía, en la esfera de participación política propiamente dicha, residen en la frustración, la alienación del electorado en la estructura de la democracia representativa y en los efectos derivados de la actividad informativa llevada a cabo por los medios corrientes destinados a la comunicación de masas. En primer lugar, las visiones teledemocráticas argumentan que los gobiernos se han distanciado en exceso de los ciudadanos, considerando a éstos en su parcela o vertiente más individual. Así, los nuevos medios de comunicación podrían ayudar a acercar de nuevo el gobierno a los hogares de los ciudadanos. Además, estas tecnologías permiten a este último superar las barreras de tiempo y espacio, generando formas de democracia directa pensadas con anterioridad pero no aplicadas de una manera práctica debido a los problemas de tamaño en la población. En este sentido, los espectaculares avances en las tecnologías de la comunicación abren, por primera vez, las posibilidades para una participación directa de los ciudadanos en el proceso de toma decisiones (Toffler, 1980).
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