Se refiere al saludo de mano o cualquier otra forma de contacto físico entre el candidato y los electores. Significa el imperativo de que un candidato debe saludar de mano a tantas personas como le sea posible antes de la siguiente parada en su campaña electoral. El término fue popularizado por Lyndon Johnson cuando era candidato a vicepresidente de Estados Unidos.

Es una táctica de campaña que en los últimos años ha sido criticada por razones de seguridad, especialmente en tratándose de campañas presidenciales, dada la posibilidad de sufrir atentados como los que costaron la vida a Robert Kennedy en Estados Unidos y a Luis Donaldo Colosio en México. Por ese motivo, se considera que es mejor usar el correo o enviar un telegrama a los electores. Sin embargo, muchos candidatos presidenciales la han seguido utilizando con diversas modalidades.

Para ampliar las posibilidades de contacto con el elector, se han utilizado diferentes técnicas, por ejemplo, al dar la mano jalar a quien se saluda para hacerlo avanzar en la fila y permitir que el siguiente ocupe su lugar; otros candidatos, prefieren sólo tocar con sus dos manos, las manos abiertas de la multitud al ir caminando, sin estrechar cada una de ellas; la técnica más compleja consiste en que el candidato le dé la mano a un votante, mientras dialoga con otro y simultáneamente le sonríe o le guiña el ojo a un tercero, lo cual requiere una gran concentración para mantener la impresión de naturalidad y espontaneidad.

En la era de la televisión, la necesidad de contacto físico con los votantes aun permanece en la medida que también es una forma de comunicación y que el contacto físico conserva su significado de aceptación, cercanía e intimidad.