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REPRESENTACION PROPORCIONAL

Es un método de elegir representantes que consiste en la relación directamente proporcional entre el número de votos emitidos por los electores y la distribución de los escaños entre los partidos políticos contendientes en un proceso electoral. Busca asegurar que, de acuerdo a su tamaño, cada facción, grupo o partido esté representado en la asamblea o comité elegido. En un esquema de representación proporcional, si un partido obtiene el 10 por ciento de la votación, recibe el 10 por ciento de los curules en la asamblea legislativa. A diferencia de los sistemas de mayoría (utilizados en Inglaterra y Estados Unidos, como el "single-member-district", el winner-take-all o el "first-past-the-post"), los sistemas de representación proporcional (usados con más frecuencia en Europa continental) no entregan la totalidad de los escaños a los triunfadores de la mayoría, no desperdician los votos sufragados por la minoría, tampoco niegan el acceso a las minorías a los cuerpos legislativos y pueden resultar más justos.

En los sistemas de representación proporcional, los partidos presentan en la división electoral correspondiente, una lista de candidatos para que los electores otorguen su voto al partido con el que más se identifiquen, es decir, el partido organiza la expresión política. Cuántos de ellos serán los elegidos dependerá de la votación alcanzada; cuáles serán elegidos dependerá del orden que ocupen en la lista. Los partidos colocan a sus mejores candidatos en las primeras posiciones de la lista, porque al definirse cuántos escaños les tocan tendrán mayores probabilidades de ser elegidos, aunque su votación únicamente les alcance para tener derecho a unos cuantos escaños.

En los países en que se usa el sistema de representación proporcional, los electores tienen un amplio rango de opciones políticas representadas por los diversos partidos, a los cuales sólo se les exige mantener un mínimo porcentaje de votación a su favor para poder participar en las elecciones. Por ejemplo, para que exista un partido, en Suiza y la República Federal Alemana se da un umbral mínimo de 4 o 5% respectivamente, para prevenir la proliferación de muchos partidos demasiado pequeños. En Italia e Israel los umbrales mínimos son del uno por ciento, por lo que propician la existencia de múltiples partidos.

El sistema de representación proporcional se usa en la mayor parte de los sistemas políticos democráticos, en donde existe un régimen multipartidista; requiere de la existencia de divisiones electorales (como los distritos plurinominales) que sean representados por más de un legislador y necesita de fórmulas electorales que permitan establecer la proporción correcta entre votos y escaños. Entre mayor sea el número de asientos a elegir, más exacta podrá ser la relación votos y escaños que obtenga un partido.

Las fórmulas de proporcionalidad más conocidas son las siguientes. El "cociente electoral", aquí el cociente es la cifra que resulta de dividir una cantidad entre otra y que indica cuántas veces está contenido el divisor en el dividendo. El dividendo es el total de votos válidos de un partido, el "divisor" es el número de escaños por repartirse y el cociente - cociente electoral- es el resultado de esta división, que sirve como cifra repartidora para adjudicar los escaños.

La proporcionalidad en este procedimiento se obtiene dividiendo los votos válidos logrados por cada lista en una circunscripción entre el número de escaños disputados. Obtenido el cociente electoral, se adjudica a cada lista un escaño por cada vez que el cociente esté contenido en el número de votos.

Hay distintas maneras de hacerlo. Una es por el "método d´Hondt" que consiste en dividir los votos de cada una de las diferentes listas sucesivamente por 1,2,3,4,5, etc., y luego ordenar los cocientes de mayor a menor y asignar en ese orden los escaños disponibles. Aunque es un método sencillo, puede beneficiar ligeramente a los partidos más grandes.

Otra técnica más complicada es el "método del cociente natural" de Hare. Aquí, los electores ordenan a los candidatos individuales de acuerdo a su preferencia. El cociente electoral se obtiene dividiendo los votos válidos obtenidos por cada lista en una circunscripción por el número de escaños en disputa. Extraído el cociente electoral (la "cifra repartidora"), se adjudica a cada lista un escaño por cada vez que el cociente está contenido en el número de sus votos.

Como no es posible que las sumas de los votos de las diferentes listas sean múltiplos del cociente siempre quedan votos sobrantes y puestos sin distribuir, por lo que al final de la operación los escaños residuales se pueden asignar en función del mayor residuo, del menor residuo o del mayor promedio. Partiendo de este procedimiento se han diseñado otros métodos de cálculo, como el de Droop, que divide el número de votos válidos entre el número de puestos a distribuir más uno; el imperiali o de Hagenbach-Bischoff, que divide la suma de votos válidos entre el número de escaños más dos; el Hare-Niemeyer, cuya fórmula de cálculo es votos x puestos entre cifra total de votos. Otros como el de Sainte Lagüe, y el de Huntington, proponen series matemáticas distintas como divisores y establecen relaciones votos-escaños más favorables a los partidos pequeños.

La representación proporcional se empezó a practicar en la Europa continental en el siglo XIX, primero en Dinamarca en 1854, en Suiza en 1872 y después en Bélgica en 1899. Su objetivo fue abrir espacios de participación política institucional a partidos políticos que representaban grupos específicos de la sociedad (campesinos, trabajadores, industriales, etc.). Surgió como rechazo al sistema angloamericano considerado injusto y poco práctico porque éste privilegiaba la regla "first-past-the-post" que consistía en que si varios distritos tenían candidatos individuales de cinco diferentes partidos y el candidato del partido delantero recibía 25 % del voto en cada uno de ellos, ese partido ganaría el 100% de los asientos con sólo el 25% de los votos.

Aún y cuando se reconoce que la representación proporcional es el sistema más equitativo, sus críticos le han objetado que promueve la proliferación de pequeños partidos (aunque se arguye que éstos son consecuencia de la heterogeneidad social y no del sistema electoral), hace difícil la formación de mayorías y obliga a la formación de gobiernos de coalición, que pueden resultar inestables y poco responsables debido a que los partidos que los integran tienen diferencias ideológicas importantes (inestabilidad que cuando se da no es generalizable, ni sólo es resultado del sistema electoral).