Es la creencia o actitud de superioridad, racial o intelectual, de un grupo frente a otro diferente o extranjero. La xenofobia puede asumir distintas modalidades. El racismo es una de ellas y consiste sostener la supremacía de una aristocracia blanca basada en una rígida jerarquía de castas raciales para la que existe una correlación directa entre color de la piel y posibilidad de acceso a los derechos y al poder social y político. El racismo puede germinar entre las grandes "razas", las "sub-razas" o grupos étnicos particulares, y puede desarrollarse dentro de una comunidad política plurirracial o entre comunidades políticas distintas.

Otra variante es el chauvinismo (nombrado así por Chauvin, un político francés que lo propugnaba), que es una actitud de exasperado y ciego patriotismo que lleva a una continua polémica negadora de los derechos de los otros pueblos y naciones, también se le conoce como fanatismo patriótico o nacionalismo extremo.

El antisemitismo, la hostilidad contra los hebreos tanto en sus connotaciones étnicas de pueblo o de religión es otra modalidad de la xenofobia.

En la actualidad, la xenofobia ya no descansa sólo en fundamentos biológicos sino también culturales (las costumbres y las creencias inasimilables al otro). Además, está menos asociada al tema de la inferioridad que al de la diferencia, al de las relaciones de producción o la dominación colonial, que al del choque de las culturas.

Hoy, la xenofobia se ha convertido en muchas naciones, en un tema clave por sus importantes efectos en la integración política de los estados multiculturales.

Pero también la xenofobia está resurgiendo en los países democráticos. Se apela a la tradición nacional amenazada por la invasión de poblaciones o costumbres extranjeras. La discriminación contra las minorías, las poblaciones indígenas y los emigrantes, el establecimiento de políticas de inmigración y de asilo más estrictas, la difusión de ideas de superioridad racial y de incitación al odio racial por medio de la Internet, han exacerbado las tensiones raciales.

A pesar de que desde mediados del siglo pasado, la Carta de las Naciones Unidas estableció el principio de que toda persona, sin distinción alguna de color, sexo, idioma o religión, tenía todos los derechos humanos y libertades fundamentales, poco se ha avanzado al respecto. Por eso, en 1998 la Asamblea General de la ONU decidió proclamar el 2001 Año Internacional de la Movilización contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Forma Conexas de la Intolerancia, con el propósito de promover medidas de carácter práctico para erradicar el racismo entre los pueblos.


En México, persisten rasgos xenofóbicos, como lo nuestra el rechazo, hostigamiento y expulsión de observadores extranjeros de los derechos humanos, miembros de la sociedad civil, misioneros y enviados de organismos internacionales humanitarios.

En un estudio realizado en los años ochenta (Crespo, Observadores Internacionales: la Percepción Ciudadana), sobre la conveniencia de que se invitará a extranjeros para supervisar la legalidad de los procesos electorales, el 63% de los encuestados respondió que no, y sólo el 20 % aceptó la propuesta.